1.500 personas necesitadas de vivienda, comida y empleo han solicitado ayuda a Cáritas en los 3 últimos meses

 1.500 personas necesitadas de vivienda, comida y empleo han solicitado ayuda a Cáritas en los 3 últimos meses

Las crisis económica y social derivada del Covid-19 ha provocado un aumento de las peticiones de ayuda a Cáritas, que solo entre septiembre y noviembre ha atendido a más de 1.500 personas que necesitaban vivienda, comida y empleo. La entidad ha detectado un aumento de peticiones de nuevas familias que comienzan a percibir los efectos de la crisis tras haber perdido el empleo eventual o de economía sumergida que tenían antes de la pandemia.

La directora de Cáritas Diocesana de Granada, Luisa María Maeso, ha explicado a Europa Press que estas cifras «son muy inferiores a los datos reales», puesto que se trata de un avance que no incorpora todavía los registros de actividad de las parroquias que también llevan a cabo esta labor caritativa.

La petición de alimentos sigue en aumento. Maeso relata que los programas de ayuda de las «tarjetas monedero» gestionados por los Servicios Sociales y la Junta de Andalucía que proporcionaban alimentos a familias en riesgo de exclusión «han llegado a su fin» y desde Servicios Sociales «se demanda a Cáritas ayudas para alimentación por estar saturados en las atenciones y agotados los recursos».

Desde la entidad también han notado que hay más gente pidiendo ayuda para el pago del alquiler, a lo que suma la «escasez de recursos sociales».

«Nos encontramos familias con prestaciones solicitadas pero sin respuesta y por lo tanto sin ningún tipo de ingreso. La solicitud del Ingreso Mínimo Vital implica la paralización directa de otras prestaciones. Esto unido a la lentitud en las resoluciones y el colapso administrativo ha provocado un incremento del número de familias que actualmente no perciben ninguna ayuda social y que viven en la incertidumbre de si las solicitadas se resolverán favorablemente y, de ser así, cuándo se harán efectivas».

A Cáritas continúan acudiendo personas y familias que ya antes de la pandemia tenían falta de acceso a los derechos más básicos. Sin embargo también se está detectando un incremento de nuevas familias que comienzan a percibir los efectos de esta nueva crisis en su hogar y de un perfil mucho más normalizado que el habitual.

Muchas son familias cuyo sustentador principal disponía de un trabajo eventual o de economía sumergida y que a causa de la pandemia se ha quedado sin empleo, sin ayudas o con una prestación por desempleo mínimo, al cotizar con contratos de escasas horas, como es el caso de los trabajadores pobres.

Cáritas ve también con preocupación la precaria situación por la que atraviesan mujeres que se ven obligadas a ejercer la prostitución y la de refugiados políticos, a quienes se les mantiene el permiso de residencia pero se les ha retirado todo tipo de ayuda.

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