Abrir, abrir. No cerrar

Últimamente amenazan los cierres, los candados como símbolo del ahorro. Se prometen los cierres de centros de salud, de centros culturales. Cada vez que se cierra un edificio público la sociedad pierde un terreno, un lugar de encuentro, un espacio de servicio y cuidado. Todo cierre debería prever, solamente, su inmediata apertura tras la reparación precisa, nunca su cierre definitivo, su desaparición.

Sucede esta visión dispar con los locales privados, pues cuando cierran sus puertas cierran sus sueños. Allí donde el emprendedor y el politicastro verán una oportunidad de negocio, una revitalización de la economía, los ciudadanos y los poetas ven un fracaso, una ilusión frustrada, un inútil esfuerzo de amor y dedicación desperdiciado. Pero allí donde cierra un espacio público cierra una oportunidad de seguir adelante. Nos venderán las mejoras de las infraestructuras, la idoneidad, la eficiencia, pero no se engañen, solamente nos venden la moto con medio sillín.

El centro cultural de CajaGranada, donde estuvo la pecera del Centro Artístico, en el meollo de Granada, no renueva su cesión. Pero nadie sale al paso –perdón, si es que no me he enterado- para contarnos el relato del futuro, de la ilusión, de las cosas bien hechas. Ya no merece la pena contar los espacios culturales quebrados (CajaGranada tuvo otra sala de exposiciones, en San Antón: hoy es una tienda de modas). Contiguo al Teatro Isabel La Católica, el centro cultural de Puerta Real merece seguir constituyendo la referencia expositiva (y quizá más, sus salas pueden albergar más acciones) que apoye a las actividades culturales en el centro urbano y como apoyo al propio Teatro.

Algún iluso, como yo mismo, pensamos que el traslado de la mayoría de las oficinas municipales de la Plaza del Carmen al Complejo de Mondragones abría la posibilidad de que un edificio en pleno centro de la ciudad, como el Ayuntamiento, se convirtiese en el emblema de la Cultura Céntrica. Pero vamos hacia atrás. También nos cupo a los ilusos la esperanza de que el Centro Gran Capitán no solo se constituyese en sala de exposición, sino que todas sus instalaciones y edificios adláteres, si se diese ese desalojo de oficinas municipales, abriría la posibilidad de que la Biblioteca de Andalucía se encontrarse con un formidable y venerable edificio que diese a la Biblioteca el espacio que merece y al que se comprometió esta ciudad. Sí, quizá pensamos que Mondragones es el endriago que todo lo traga: ilusos, ya digo.

Pero se cierra, se cierra el centro de salud de Mirasierra para mandar ancianos en fila hacia las lomas de la Bola de Oro, se cierra el centro cultural de Puerta Real. Pero no se abre, no se abre la ciudad por fin. No se abren las puertas de la cultura, del servicio público de par en par.

 

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