2021: Mal empezamos

Quien más, quien menos, éramos de la opinión, de que muy mal tenía que darse el año recién estrenado, para no mejorar al nefasto 2020 que se ha llevado por delante miles de vidas y haciendas, por mor de una pandemia, que lejos de sacar lo mejor de nuestra sociedad, ha envilecido la vida pública de una forma difícilmente imaginable. Pues bien, en solo seis días, este flamante 2021, ha demostrado que todo es susceptible de empeorar.

Sin tiempo a digerir las uvas de la suerte, hemos asistido atónitos a la incompetencia suprema de nuestros políticos, incapaces de administrar la modestísima cantidad de vacunas que se distribuyeron a las comunidades autónomas, para a renglón seguido inventar las excusas más peregrinas, en las que escudar su incompetencia, mentir a la ciudadanía como si fuéramos imbéciles y por supuesto culpar al de enfrente de la estulticia, falta de previsión y vagancia, de aquellos en quienes hemos depositado la responsabilidad de gobernarnos.

Convertir la gran esperanza de cualquiera con dos dedos de frente, como es la vacunación, en una auténtica batalla campal, como han hecho algunos próceres patrios, demuestra lo poco que a algunos les importa el interés general, frente al partidario.

Pero es que, sin tiempo para digerir el roscón de Reyes, asistimos atónitos al espectáculo vergonzoso y tercermundista, que Trump y sus hooligans han ofrecido al mundo, con ese asalto al Congreso de los Estados Unidos, que para vergüenza de la democracia, ya siempre será un baldón indeleble en su historia.

Siendo muy preocupante, que lo es, el bochornoso episodio vivido ayer en el Capitolio de Washington, resulta aún más alarmante la reacción que, ante hechos tan incalificables, tuvieron buena parte de los líderes políticos de nuestro país y un porcentaje significativo de nuestra sociedad. Unos y otros, empezando por el secretario general del PP, Teodoro García Egea, intentaron blanquear ese intento de golpe de estado, comparándolo con las desafortunadas convocatorias de rodea el Congreso en 2016, o del Parlamento de Andalucía, tras el acuerdo PP-Cs-Vox.

Ningún demócrata que merezca ese nombre, puede restar un ápice de importancia a los gravísimos sucesos del día de Reyes en Estados Unidos. El tan manido «si pero», que con tanta soltura manejamos en los últimos tiempos, no sirve ante semejante dislate. Intentar ponerse de perfil ante tamaño atentado contra la democracia, es situarse directamente en las filas del golpismo, la ignorancia, el fascismo y el populismo.

Tardía la reacción de Pablo Casado, infame la de Santiago Abascal, miserable la de Albert Rivera, estúpida la de García Egea. Por no hablar de las barbaridades, cuando no alegría indisimulada, que miles de sus seguidores volcaron en sus redes sociales, ante lo que a todas luces parece un golpe de estado. Casposo, cutre, bananero, pero golpe de estado, porque eso y no otra cosa, es intentar subvertir por la fuerza, la voluntad popular expresada en las urnas.

Aunque geográficamente Estados Unidos parezca estar muy lejos, políticamente no lo está tanto, como lo demuestra el hecho de que el populismo de Trump, se haya trasladado con tanto «éxito» a la política española. Lo demuestran a diario PP y Vox en sus discursos de deslegitimación de este Gobierno, que es el primer paso para justificar un asalto como el de ayer a la sede de la soberanía popular.

Créanme que no exagero. Hagamos si no un pequeño repaso: El “virus chino” acuñado por el todavía presidente de los Estados Unidos y abrazado con entusiasmo por Abascal, -recuerden su discurso en la moción de censura contra Sánchez-. El hostigamiento al doctor Fauci (epidemiólogo jefe del país norteamericano) al que Trump llamó “idiota”, y su versión española, el doctor Fernando Simón, al que Vox califica de “psicópata” y “criminal”. La obsesión común con el magnate George Soros, el “enemigo declarado de las fronteras europeas, del presidente norteamericano y de Israel”, en palabras del líder de Vox. La inmigración, los terroristas ‘antifa’, la OMS, los eslóganes compartidos ‘Make America great again’ y su traducción hispana “Hacer España grande otra vez”, con la que Vox llenó su primer Vistalegre. Hasta imitaron la idea de construir “un muro infranqueable” en Ceuta y Melilla a imagen y semejanza del muro prometido por Trump.

Preocupante, muy preocupante el «regalo» de Reyes a los Estados Unidos y por extensión a las democracias de todo el mundo. Si las vacunas, que con tanta brillantez ha conseguido la ciencia, nos harán inmunes contra el virus, la inteligencia, la independencia de criterio, la capacidad de pensar por si mismos y la personalidad, nos deberían proteger contra el populismo que es el primer paso para ese fascismo 6.0, que tenemos mucho más cerca de lo que parece

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