El sarcófago romano de Villamena contiene los restos de un hombre de unos 35 años de la élite de la ciudad
- Las muestras tomadas para su análisis arrojarán más datos antes de su restauración y exposición en el Arqueológico
Los restos del individuo inhumado en el sarcófago romano hallado en el edificio de Villamena, en el centro de Granada capital, corresponden, según los primeros estudios, a los de un adulto de unos 35 años, de sexo masculino, cuyas características biológicas serán determinadas en el análisis de laboratorio, y que no conservaba restos de ajuar, pero sí unas tachuelas que corresponderían con las de unas sandalias que lo encuadrarían en la élite militar de la ciudad.
En declaraciones a los medios en el Arqueológico de Granada, donde está previsto que se exponga el sarcófago, una vez concluyan los estudios iniciados en este museo, la antropóloga de la Universidad de Granada Inmaculada Alemán ha especificado que los restos corresponderían, a la espera de su traslado para el estudio correspondiente en el Laboratorio de Antropología de la institución universitaria, a un hombre de entre unos 35 y unos 40 años.
En principio, no parece que tuviera una muerte violenta, y el desarrollo muscular que tenía no era muy elevado, como tampoco su estatura, a la par que no cuenta con señales patológicas, ha especificado Alemán, en una comparecencia informativa en la que el delegado de Fomento, Infraestructuras, Ordenación del Territorio y Cultura y Patrimonio Histórico de la Junta en Granada, Antonio Granados, acompañado por el director de la excavación de Villamena, Ángel Rodríguez Aguilera, ha destacado el «rigor científico» de las intervenciones.
Antonio Granados ha destacado la labor de coordinación en todo el proceso de investigación entre el equipo multidisciplinar y los responsables institucionales, así como el papel del director del Museo Arqueológico, Isidro Toro y del arqueólogo jefe de la Delegación de Cultura y Patrimonio Histórico, Juan Cañavate, para que todo el proceso se ajuste a la normativa y se realice con las máximas garantías.
De hecho, ha resaltado que la Consejería de Cultura ha estado pendiente en todo momento de los pasos que se han dado y ha anunciado que, cuando se tengan las conclusiones definitivas dentro de unos meses, el sarcófago se restaurará y se exhibirá en el Museo Arqueológico de Granada.
Por su parte, Rodríguez Aguilera ha afirmado que «hay pruebas de que la tumba fue abierta al poco tiempo del enterramiento, cuando aún no se había producido la esqueletización de todo el cuerpo, conservando algunos tejidos blandos».
«En ese momento, probablemente unos meses tras el entierro, se hicieron algunos rituales consistentes en la alteración de algunos elementos del cuerpo, como por ejemplo la rótula, el cráneo y el pie», ha agregado el científico.
En este sentido, ha explicado que los rituales no se pueden determinar en este momento si bien se elabora una investigación más profunda sobre esta cuestión porque ya ha sido observada tanto en la necrópolis de Los Mondragones como en la que apareció en las obras del Metropolitano, en el camino de Ronda, esquina con calle Recogidas». Así, ha afirmado que «la caracterización de estos ritos es quizás lo más sobresaliente desde el punto de vista histórico y arqueológico».
El director de la excavación del sarcófago también ha señalado que a los pies del cuerpo han aparecido numerosas tachuelas o remaches de hierro que podrían responder «bien a que el cuerpo pudo estar cubierto con una pieza de cuero o tela recia con remaches que fue retirada en el momento en el que se abrió la tumba para realizar esos rituales y fue colocada doblada a los pies del esqueleto» u otra posibilidad más plausible es que «se trate de la base de una caliga, calzado militar utilizado por los legionarios y otros cuerpos del ejército». Ello «debe ser contrastado y confirmado en fase de estudio».
Ha precisado que «se han tomado muestras para determinar la cronología por medio del carbono 14, muestras para análisis de paleoparasitología; muestras en las costillas para análisis de isótopos óseos y muestras del metal para análisis del mismo. También se ha recogido el 90 por ciento del sedimento del interior del sarcófago».
A este respecto, ha comentado que los resultados de todas las pruebas realizadas más las que aún quedan por realizar tardarán meses en arrojar información sobre el individuo, el sarcófago y desde punto de vista histórico, que «es quizá lo más interesante para nosotros, conocer datos de la Granada romana».