Construyendo mentiras
Desmontar las noticias falsas o fakenews como necesario ejercicio de responsabilidad contra el periodismo feroz y falsario, que, aunque pese a muchos, ha puesto de moda Donald Trump, es una operación que, desde la seriedad y la intelectualidad, debe extenderse a muchos ámbitos de nuestra realidad política.
Y una de estas construcciones falsas que deben desmontarse, y que lleva edificándose ladrillo a ladrillo durante 40 años por los distintos gobiernos del gigante autonómico andaluz, es la de considerar a Blas Infante como padre de la patria andaluza, por encima de la propia realidad del personaje y de la propia realidad de un territorio que no siente esa identidad patriótica y que tampoco siente a este ídolo con pies de barro como padre de ninguna patria.
El adoctrinamiento en semejante idea-fuerza para darle cobertura a la inexistente patria andaluza se hace sistemática y machaconamente en las escuelas andaluzas desde hace 4 décadas, intensificándose hasta convertirse en la principal actividad escolar en la semana del 28 de febrero, día en el que se conmemora una Comunidad Autónoma que se fraguó tras perder el referéndum sobre su propia constitución como tal.
Como prueba de este adoctrinamiento, entre otras muchas, me remito por cercana a los trabajos obligatorios de más de 30 páginas que han tenido que hacer mis hijos año tras año en el colegio filosofando sobre una bandera que nadie siente y sobre un padre de una supuesta patria que nadie siente, o matria, según Podemos. Y qué decir sobre las canciones sobre las 8 hermanitas, los talleres lava cabezas sobre Andalucía, su historia, la distinción de los andaluces del resto de los españoles,y la incardinación de todo esto en las asignaturas escolares.
Y es que esta gran mentira se está construyendo desde hace tanto que hasta el nuevo gobierno andaluz de Bonilla-Marín la ha admitido con naturalidad y ha homenajeado a este personaje sin ni siquiera preguntarse por su negación de España, por sus teorías separatistas, o por sus anhelos panislámicos.
Es cierto que Vox ha puesto el grito en el cielo ante el teatrillo programado anualmente de homenajear a este señor, pero lo ha hecho desde la descalificación, llamándolo tarado y masón de una logia masónica llamada Isis y Osiris. Y aunque los escritos de Infante reflejen una cosa y su contraria con pasmosa facilidad con el empleo delirante de una verborrea de palabras inconexas y contradictorias, el insulto descalifica a quien lo hace, como también lo hace el afirmar que su formación política es quien únicamente llama a las cosas por su nombre denunciando la inexistencia de la patria andaluza.Desde Granada somos muchos los que venimos denunciando la falsedad de la patria andaluza y sus falsos ídolos desde hace mucho pero que mucho tiempo.
Tan falsa es, pese a la esmerada construcción de la gran mentira, que en la página de Wikipedia sobre la Comunidad Autónoma de Andalucía se dice literalmente que “En el articulado del estatuto autonómico se le otorga a Andalucía la condición de nacionalidad histórica, que es sustraída del Reino de Granada, a la que pertenecían Algeciras, Almería, Granada, Jaén y Málaga”, es decir, que con absoluta desfachatez se reconoce que se le ha sustraído a Granada y su Reino su identidad como nacionalidad histórica-que sí que la tiene-, para otorgársela a la fuerza a la artificial autonomía que perdió el referéndum sobre su propia constitución, y que impusieron a la fuerza, contraviniendo la legalidad y la soberana decisión del pueblo.
A lo que se añade que el cínico Preámbulo del Estatuto de Autonomía de 2007 se atreve a aseverar que el espíritu del manifiesto andalucista de Córdoba -que describía a Andalucía como realidad nacional-, fue encauzado plenamente por los andaluces a través de tal proceso de auto gobierno, eludiendo el pucherazo de 1981 e ignorando la desbandada de los representantes de Granada, Almería, Jaén y Huelva en la fracasada Asamblea de Córdoba de 1933 y la abstención de los de Málaga. Este es el único logro para la Historia del intento de estatuto autonómico andaluz de Blas Infante y sus seguidores.
Es decir, su único logro para la Historia fue corroborar ya en su tiempo que, por más que se esforzó, Andalucía no existe ni como realidad nacional ni como nacionalidad histórica, ni su territorio, ni su himno, ni su bandera. Claves de bóveda de la falsaria construcción de Bas Infante que ha sido alimentada y engordada por los gobiernos socialistas durante décadas porque sirve de sustento para que muchos políticos puedan seguir viviendo a costa del régimen andaluz.
Blas Infante jugó en la misma liga que Companys y Sabino Arana, una nefasta liga separatista y contraria a España, y quiso ser presidente de Andalucía a toda costa a pesar de no conseguir nunca ni tan siquiera ser elegido en ningunas elecciones, por más que se presentó, ni contar tampoco con un pueblo que respaldase su quimérico proyecto.
La conciencia de ser andaluz como seña identitaria de un colectivo no existe porque Andalucía no existe como pretenden que exista los que viven a costa de esta quimera de patria o matria, ni por muchos trabajos sobre Andalucía que les manden a nuestros hijos, ni por mucho que les obliguen a aprenderse un himno impostado, no han conseguido que sientan como suya esta falsa patria.
40 años predicando en el desierto son más que una muestra objetiva de que construir mentiras no siempre tiene un final feliz para quienes las construyen y abonan, porque en 2019 casi nadie siente a la falsa patria andaluza ni a su “padre”, por más loores y tributos que se le rindan a este nefasto ídolo de barro que el pueblo ni siente ni comparte.