Sebastián Pérez gana enteros en su lucha por la alcaldía

• La ratificación de la legalidad del Congreso Provincial del PP de Granada permite acallar las voces internas que pedían la cabeza del presidente del partido

Sebastián Pérez está más vivo que nunca. Podría no parecerlo, porque actúa como un fantasma, y no de los que mienten -o sí, en esto de la política nunca se sabe-, sino de los que están aunque no se les vea. El presidente del PP de Granada y primer teniente de alcalde en el Ayuntamiento se ha dejado ver poco desde que tomara el cargo, pero siempre ha estado presente.

Luis Salvador se encargó de dejar caer que se trataba del edil que menos había desempeñado su función. Matizó que se trataba de problemas ajenos al concejal popular, pero ya había dejado caer ese dardo envenenado tan oportuno como las declaraciones de Pérez respecto a la alternancia de la alcaldía. A esto hay que sumar que no estuvo presente en la reciente visita de Juan Marín, así como su periodo de desconexión cuando se levantaron las dudas sobre su continuidad con la alcaldía de Luis Salvador.

Eternamente cuestionado desde el Pleno de Investidura, Sebastián Pérez ha optado por callar y esperar, como una fiera que vigila a su presa. Ahora, llegan los primeros zarpazos de un hombre al que se llegó a dar por muerto políticamente hablando y que sabe que un muerto no puede morir. Primero, reabrió el debate por la alternancia y obligó a Luis Salvador y a Juan Marín a sortear la pregunta, volviendo a delegar en la tutela de Madrid, la misma que se creía abandonada, quizás con cierta inocencia.

Ahora, Sebastián Pérez ha ganado también el pulso a Juan García Montero, pudiendo afirmar que es el presidente del Partido Popular de Granada con todas las de la ley, literalmente. Con este movimiento, confirmado ayer por la Audiencia, no solo tumba al actual líder de Centrados en Granada, sino que también cierra las bocas que murmuraban a su paso, mascullando nombres de sucesores, haciéndose fuerte dentro de su partido y, por extensión, fuera de él.

Sin cuestiones internas, el dirigente popular puede ahora centrarse en las externas. Ya no hay un juicio sobre sus hombros que suponga una carga, se ha borrado la mancha que le perseguía. Ya levantó la liebre de la alternancia, quizás consciente de la deliberación de los jueces antes de que se hiciese pública, y ahora es momento de acercarse a los hombres fuertes de su partido para que no vuelvan a dar su brazo a torcer y esta vez pidan con voz firme la alcaldía para él. La sentencia sobre el Congreso Provincial vuelve a dar vida a Sebastián Pérez, y ahora es su turno de dejar de ser un fantasma.