La sombra de VOX es alargada
El César Díaz que yo conocí, jamás habría reducido a la mitad el número de policías locales, dedicados a proteger a las mujeres víctimas de violencia machista por parte del Ayuntamiento, lo que afecta gravemente, al menos a 135 granadinas, bajo seguimiento policial por ser víctimas de esa auténtica epidemia.
El César Díaz que se ganó a pulso ser la gran esperanza blanca de un PP moderno y centrado, jamás reduciría de 15 a 8 el número de policías, para atender casos de mujeres que han sido víctimas de violencia machista y que están en riesgo de volver a serlo.
El César Díaz que hubiera debido ser, hace ya tiempo, candidato del PP a la Alcaldía de Granada, jamás pondría en marcha una estrategia del gobierno municipal, para desmantelar servicios tan fundamentales para la convivencia, como la unidad de violencia de género.
El César Díaz que dignificaba el ejercicio de la responsabilidad pública, compartiría con las plataformas de igualdad y contra la violencia de género que estos inexplicables cambios, ponen en riesgo a esas 135 mujeres, que ahora se encuentran más desprotegidas y sería el primero en alertar de las graves consecuencias que esta medida puede tener.
El César Díaz que se ganó el respeto de esta ciudad, defendería a capa y espada que, si en 2018 la Policía Local de Granada realizó unas 300 intervenciones por violencia de género, no se pueden reducir sus efectivos a la mitad, porque a día de hoy existen más medios, gracias a los fondos que el Gobierno de la Nación ha transferido a los Ayuntamientos, como parte de los compromisos adquiridos en el Pacto de Estado contra la Violencia de Género.
El César Díaz valorado por igual entre sus filas y las de sus adversarios políticos, sabría de sobra que esta decisión provoca una situación de riesgo y desprotección, no solo para las mujeres que ya han sido víctimas de esa violencia, sino para todas aquellos que pueden serlo, y que puede disparar las cifras de violencia machista en Granada, ya que supone un mensaje de impunidad para los maltratadores, que desde ahora saben que lo van a tener mucho más fácil.
El César Díaz que acreditó las condiciones de un gobernante sensato y prudente, habría firmado de su puño y letra las declaraciones de la subdelegada el Gobierno, Inmaculada López Calahorro, calificando de “lamentable” que el Ayuntamiento más importante de nuestra provincia haya dado este paso tan grave, al tiempo que recordaba que esa protección es un compromiso adquirido y como tal debe cumplirse.
El César Díaz que yo conocí, jamás diría como ha dicho que “si en el futuro se detecta la necesidad de ampliar el número de agentes en esta sección se acometerá”. ¿Qué tiene que pasar, querido César, para que el Ayuntamiento “detecte” esa necesidad? ¿Que muera una de esas 135 mujeres a las que hasta ahora protegían esos agentes?. Sé que jamás podrías perdonártelo.
Y se peguntarán ustedes ¿Qué ha pasado para que ese César Díaz del que les estoy hablando, haya cometido semejante tropelía? Muy fácil. Ni más ni menos que la aparición de Vox, que todo lo contamina, lo encanalla y lo embrutece.
Por mucho que lo nieguen por activa y por pasiva, semejante barbaridad está relacionada directamente, con la cruzada canallesca emprendida por los hooligans de Abascal, contra lo que ellos llaman “ideología de género”.
Lo ocurrido en Granada, con esta reducción a la mitad de los efectivos policiales destinados a proteger a las víctimas, no se diferencia mucho de lo anunciado y afortunadamente abortado en El Ejido, sobre la salida del Ayuntamiento del Sistema de Seguimiento Integral en los Casos de Violencia de Género, por el que la Policía Local es la que se hace cargo de la vigilancia y seguridad de las víctimas, o potenciales víctimas de la violencia machista.
Que Vox sea una formación tóxica para la vida pública de este país, es un hecho contrastado, pero que partidos a los que votan millones de personas que se horrorizan ante la lacra de los malos tratos, les sigan el juego, es impropio de una política decente y responsable.
Me consta que César Díaz es un político decente y responsable y por éso está a tiempo de no seguir adelante con semejante canallada.