¡El apocalipsis!
El anuncio del sorpresivo y meteórico acuerdo entre el PSOE y Unidas Podemos, para intentar conseguir un Gobierno que nos evite repetir elecciones por tercera vez, ha sido recibido con alivio por gran parte de nuestra sociedad, que no iba a consentir otro regreso a las urnas y como si del Apocalipsis de tratara, por las tres derechas que, a tenor de lo que hemos venido escuchando en las últimas horas, hubieran estado encantadas, con que Pedro Sánchez hubiera vuelto a fracasar en la investidura.
Poco patriótico parece ser, el desear que nuestro país siguiera en esta imposible situación de interinidad por puros réditos electorales. Y es que conviene no olvidar, que el PP cosechó el pasado domingo, el segundo peor resultado de su historia -aunque escuchándolos pareciera que se han salido del tablero- y que Ciudadanos simplemente ha desaparecido, situándose en la más dramática irrelevancia, que es lo peor que le puede pasar a un partido. Los errores de los unos y los otros, sumados a la incomprensible repetición electoral, han convertido a Vox en la “madre de todas las derechas” y un auténtico dolor de muelas para nuestra Democracia.
Sorprende la postura de doncella ofendida, adoptada por Casado y los naúfragos naranjas, al conocer el principio de acuerdo entre Pedro y Pablo, cuando en la misma noche electoral y la mañana del lunes, todos los mensajes lanzados desde Génova y Alcalá, dejaban inequívocamente claro que al PSOE ni agua.
Pero a quienes el “abrazo” del lunes les ha reabierto la úlcera, ha sido a la “alegre muchachada” de Vox, quienes a grupas de sus 52 flamantes escaños y echándole el aliento en el cogote al PP, (en Andalucía solo les separan 6000 votos), han pronosticado el Apocalipsis, anunciándonos todas las plagas imaginables; desde las cartillas de racionamiento, con las que muchos de sus abuelos se hicieron ricos mientras este país se moría de hambre, al fraude electoral, al que tan acostumbrados están sus correligionarios de medio mundo, pasando por insultos de todos los calibres, con los que tan gusto se sienten estos patriotas de “mamandurrias”, fraudes académicos y estafas inmobiliarias.
Como en el libro de Zacarías del Apocalipsis, Abascal, Smith, Espinosa de los Monteros y Monasterio se han aupado cada uno de ellos a uno de los cuatro caballos del fin del mundo, trayendo a nuestro país todas las plagas de la Creación, empezando por un nuevo Frente Popular, contra el que sus abuelos se levantaron a sangre y fuego, dando un cruento golpe de Estado, que se cobró centenares de miles de víctimas y siguiendo por la “traición a España”, de la que sus distinguidas familias también saben mucho más de lo que les gustaría.
Pero si las úlceras sangrantes están proliferando en la cúpula del patrioterismo nacional, que les vamos a decir de sus terminales mediáticas. Hacía mucho tiempo que no se leía, escuchaba, o se veía semejante bombardeo de barbaridades, que ya desde buena mañana envenenan el desayuno de millones de crédulos ciudadanos, parados, mileuristas, asalariados, para quienes la palabra de Vox, es la palabra de Dios.
Ese abrazo del Congreso también ha cogido con el paso cambiado a quienes cada año son más millonarios, presentan más beneficios en sus cuentas de resultados, o ingresan cantidades indecentes en concepto de dividendos. Me refiero al IBEX 35 y a la gran empresa de este país, quien por boca del presidente del Círculo de Empresarios, John de Zulueta, se ha confesado “consternada” por el acuerdo entre el PSOE y UP.
¿Han escuchado ustedes alguna vez al Círculo de Empresarios, confesarse “consternados” por los millones de parados que sus empresas han dejado en la calle, o por los trabajadores pobres que sus sueldos miserables provocan, o por los desahucios, o por el rescate de la banca? Yo no. En cualquier caso, si el mundo de la empresa está tan sumamente preocupado por un acuerdo de Gobierno democrático, legítimo y transparente, lo que deberían hacer sus representantes, es presentarse a las elecciones, en lugar de intentar gobernar este país, desde la comodidad de sus consejos de administración.
Y dicho todo lo anterior Pedro y Pablo, Pablo y Pedro, deberían darnos una explicación convincente y razonable, de qué ha pasado en noviembre, que no pasó en septiembre, pero que estuvo a punto de pasar en abril, para que en menos de 48 horas, se haya conseguido un acuerdo que en septiembre hubiera contado con más escaños y con bastante menos fascistas en el Congreso.