Hocus Pocus se despide con un nuevo lleno en su ‘close-up’

Hocus Pocus se despide con un nuevo lleno en su ‘close-up’

  • El festival de magia cierra su décimo octava edición con éxito de público y carteles de ‘no hay entradas’ en casi todos sus espectáculos

Tras una semana llena de magia, Hocus Pocus dice adiós a Granada. Más bien un hasta luego, volverá el año que viene, pero ahora llega el momento de descansar, disfrutar de lo conseguido estos días y dejar un poco de espacio antes de empezar a trabajar en la próxima edición del festival mágico más conocido de la ciudad.

Sonó el aviso de que el espectáculo iba a empezar y la atmósfera cambió. Se hizo el silencio para escuchar la presentación del presentador (valga la redundancia), cuya elección no pudo ser mejor. En esta ocasión, el director del hilo de la gala fue Merpín, el mago argentino, que entre chascarrillos, bromas y trucos llenó las butacas de risas y gritos de asombro una y otra vez.

La iluminación completa de la sala dio paso a un exquisito círculo en el centro del escenario que bañaba la mesa destinada a la magia de cerca con una luz violeta. Pere Rafart acababa de ser presentado y el público esperaba expectante para ver su número. El mago catalán hizo gala de un humor peculiar cuanto menos, pero desternillante para el público granadino. Su número de ‘cardistry’, por otra parte, fue incluso mejor y dejó a más de uno boquiabierto entre los asistentes, fruto de lo pulido que está.

Imanol Ituiño le siguió. Una actuación muda, pero que dijo mucho, si bien no todo fue bueno. La magia con dedales acaparó el grueso del espectáculo, protagonizado realmente por una bailarina de papel a la que dio vida frente al respetable. Se alejó del micro y de las palabras, pero se hizo entender a la perfección en el número con la atmósfera más distinta de la noche gracias al uso de la música sobre la voz.

El tercero en entrar (todos ellos previamente presentados por Merpín, que antes realizaba un par de pases para darles tiempo) no fue otro que Xulio Merino. Realmente, el espectáculo contaba solo con dos números y bien podía parecer simple, pero se nota que hay trabajo detrás del más mínimo detalle, rodeando el número de magia con una historia interesante y una puesta en escena hilarante.

Cerró la noche Luis Olmedo con ‘Amarillo’. Nuevamente, parte de la tónica del festival, un número tan gracioso como trabajado. Magia de cerca pura y dura, con dos espectadores sacados del público para mostrar que no hay trampa ni cartón en un número definido por el propio mago como «poco sutil». Los movimientos sí que lo eran, al menos, y lo suficiente como para sorprender una y otra vez tanto a niños como a mayores, demostrando que la magia no entiende de edades.

Luces y sombras de la edición

Si bien las notas positivas de la edición fueron muchas, también hubo alguna pincelada negativa. En esencia, todo se resume en que el Hocus Pocus no ha primado de ningún modo la fidelidad al festival. En otras palabras, si alguien compraba entradas para todos los días, no podría disfrutar de nuevos e innovadores números, sino que tendría que hacer frente a los mismos trucos una y otra vez.

Los espectáculos de magia son visuales y suelen contar con historias que atrapan al espectador. Normalmente, un oportuno comentario puede incluso romper con el ambiente creado para darle un tono más humorístico o cambiar el aura del evento, detalles trabajados hasta la extenuación pero que, al fin y al cabo, pierden mucho cuando se repiten. La segunda vez, el chiste ya no hace tanta gracia. El truco se repite y no invita a volver a verlo si ya se disfrutó en profundidad dos días antes, todo ello dejando de lado el precio de una entrada para ver dos veces el mismo número.

Si bien estos son detalles de los que se puede ‘culpar’ a la organización del evento, hay otros en los que solo puede mirarse a quien acude. Por poner un ejemplo, si el asistente decide mirar quién es Pere Rafart antes de comprar la entrada, podrá encontrar un vídeo suyo en YouTube en el que realiza el número del que disfrutó el público granadino. Eso sí, hay que reconocerle al mago catalán que ha sido capaz de dar un pasito más en este tiempo, añadiendo nuevos giros que mejoran aún más el resultado.

En cualquier caso, el festival Hocus Pocus cierra su décimo octava edición con éxito de ventas y críticas positivas por parte de los asistentes. Con la mayoría de edad ya cumplida, el evento de MagoMigue mira ya al año que viene, aunque antes tendrá que disfrutar y digerir la buena marcha de este antes de volver a sorprender al público granadino.

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