Podemos-IU denuncia que los autobuses urbanos no están adaptados a las personas en sillas de ruedas
- El 60% de la flota está fuera de plazo de vida útil al tener más de 12 años de antigüedad
La concejala Elisa Cabrerizo ha criticado la antigüedad de la flota de los autobuses urbanos de Granada y su repercusión en la vida cotidiana de la gente, especialmente en las personas con que se mueven en sillas de ruedas y que “tienen dificultades para subir y bajar porque las rampas no funcionan o lo hacen de manera defectuosa y las marquesinas además no cuentan con plataformas de elevación”.
La edil de la confluencia ha recordado que, de los 179 autobuses que dan servicio en Granada, 100 tienen 12 años, sobrepasando en dos años la vida útil de este tipo de vehículos. “La falta de renovación de la flota de la Rober está obstaculizando la vida autónoma de las personas en sillas de rueda y al resto de viajeros”.
En este sentido, Cabrerizo apunta que las “rampas envejecidas y deterioradas” suponen una vulneración de los derechos de las personas con movilidad reducida que “pagan su billete pero no obtienen un servicio de calidad, quedándose en muchos casos sin poder subir al autobús cuando la rampa no funciona”.
Según ha asegurado Elisa Cabrerizo, la ficha técnica de los autobuses dice que deben ser renovados cada 10 años, por lo que el 6 de cada 10 autobuses que prestan servicio en Granada están ya fuera del plazo de vida útil de este tipo de vehículos.
“La falta de renovación de la flota se debe a que el Ayuntamiento permite que la empresa concesionaria no haga las aportaciones firmadas en el contrato”, subraya Cabrerizo.
La confluencia ha vuelto a insistir que los grandes contratos como el servicio de transporte urbano deben ser gestionados directamente por el Ayuntamiento para que sus beneficios recaigan en mejorar la calidad del servicio público, “no en aumentar la cuenta bancaria de intereses privados”.
“No estamos en contra de que las empresas ganen dinero, pero no puede ser a costa de la vida cotidiana de la gente y de los derechos de las personas más vulnerables”, ha concluido Elisa Cabrerizo.