El ‘abuelo de Villanueva Mesía’ cumple un siglo de vida
- El vecino de Villanueva Mesía, Antonio Álvarez Ortuño, cumple cien años y lo celebra con una fiesta de cumpleaños arropado por el cariño de sus familiares y vecinos de la comarca
El gran pensador Arthur Shopenhauer escribió que los primeros cuarenta años de vida nos dan el texto, y los siguientes años de vida el comentario. A la luz de esta reflexión, nuestros mayores constituyen un patrimonio de un valor incalculable: son el comentario fidedigno de la memoria. Una memoria que abarca, en el caso de los que ya han alcanzado la centena, desde el reinado de Alfonso XIII, la dictadura de Primo de Rivera, la ‘dictablanda’ de Berenguer, la segunda República española y la guerra civil hasta la posguerra, la dictadura, la Transición y la democracia. Ahí escrito es nada, pero en la memoria y el recuerdo de estos mayores, son un sinfín de anécdotas, personajes, sacrificios y muchas vivencias.
Antonio Álvarez Ortuño es el ‘abuelo’ de Villanueva Mesía. El pasado sábado cumplió cien años rodeado de sus 5 hijas, 13 nietos y 16 biznietos. Nacido en Huétor-Tájar el 18 de enero de 1920 y residente en Villanueva Mesía desde mediados de los años 40, Antonio es hijo de un antiguo combatiente de la guerra de Cuba, Rufino Álvarez López, que falleció cuando le faltaban pocos meses para cumplir 100 años. La longevidad en su familia parece una cuestión genética.
Antonio nos habla con fluidez y buen sentido del humor de su vida, con esa “mirada libre, y vista amplia y serena” que tienen los mayores según dejó escrito el cineasta Ingmar Bergman. Con 4 años abandonó su Huétor-Tájar natal para instalarse en ‘La Fábrica’, una pedanía de Loja situada 3 kilómetros al norte de Huétor-Tájar. Poco tiempo después se trasladaron a ‘Las Caballerías’ una zona de cortijos perteneciente a este último municipio, donde sus padres, Rufino y Rogelia, se dedicaban a las labores del campo.
Criado en una familia de 12 hermanos de los que solo sobrevivieron dos, Antonio Álvarez pasó la guerra en este cortijo ya que no contaba con edad para combatir. Su hermano mayor sí luchó en el frente. Al terminar la guerra Antonio fue reclamado para el servicio militar. “Hice la mili en Tetuán, estuve 3 años en el desierto del Sáhara, en regulares 8, en la segunda bandera de la legión y en SidiIfni, haciendo de cabo de máquinas. En total fueron 5 años. Lo pasamos muy mal, comíamos carne de camello, calabaza cocida con agua y cáscaras de chumbos que nos traía un moro”, nos cuenta Antonio con asombrosa lucidez.
“Me licencié con 26 años y me volví a las Caballerías, por esa época conocí a mi mujer Filomena con la que me casé. Tuve a mis hijas mayores, Rogelia y Maripi, en el campo, y a mis hijas Ani, Rosi y Toñi aquí en Villanueva”, aclara Antonio. Ya asentados en Villanueva Mesía, durante los difíciles años del franquismo el campo constituyó un importante sustento para muchas familias andaluzas. Antonio continuó con sus labores de campesino mientras que su mujer se dedicaba a hacer jerseys de punto, lo que le valió el sobrenombre de ‘Filomena la del punto’. “He trabajado toda mi vida en el campo, con las yuntas de mulos y con el carro, y luego tuve una vaquería con 12 vacas suizas con lo que me jubilé”, asegura el abuelo de Villanueva Mesía.
Antonio es el habitante con mas años de Villanueva Mesía y uno de los más longevos de la comarca. En la provincia de Granada hay unos 250 centenarios. Hace poco más de un mes nació la última de sus biznietas. Un siglo de diferencia entre bisabuelo y biznieta, como en aquella célebre novela de García Márquez.
Hace dos años, se conoció que las personas que superaban el siglo de vida habían incrementado de manera exponencial en los últimos tiempos. En la provincia de Granada, en 2008 había 113 personas con 100 o más años de edad, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Casi una década después, en 2017, el INE contabiliza 243 personas con un siglo o más de vida en Granada. La cifra de centenarios se ha duplicado. Una evolución similar a la que se registra a nivel nacional, con 15.381 personas centenarias en 2017, mientras que diez años antes no llegaban a las 8.000.