Un estudio revela que la percepción de la desigualdad económica en la vida cotidiana favorece el apoyo a políticas redistributivas
- Una investigación sobre desigualdad pidió a los participantes pensar en amigos con más y menos recursos económicos para hacer más cercano el tema a su cotidianeidad
- Las personas entrevistadas disminuyeron su tolerancia ante la desigualdad y aumentaron el apoyo a medidas redistributivas
Un grupo de investigadores del Laboratorio de Psicología Social de la Desigualdad de la Universidad de Granada (UGR) realizó un estudio sobre desigualdad incluyendo una variable original: pedir a las personas encuestadas pensar en sus seres cercanos con más y menos recursos económicos. Los resultados indican que haciendo conscientes a las personas de la desigualdad existente a su alrededor se volvían menos tolerantes a la desigualdad, y en consecuencia apoyaban en mayor medida políticas de redistribución, exigiéndole por ejemplo al gobierno la reducción de las diferencias de ingresos entre los que más y menos tienen.
En el trabajo participaron en total 1712 personas divididas en 6 estudios distintos. La investigación fue publicada en la revista Journal of Experimental Social Psychology, una de las más importantes del área. Según explica el autor del artículo Juan Diego García Castro, becario de la Universidad de Costa Rica y doctorando de la UGR, la publicación supone una innovación al sostener que, si se quiere conocer los efectos reales de la desigualdad económica en las personas, hay que acercarse a su cotidianeidad.
La mayor parte de la literatura sobre desigualdad establece que en las sociedades más desiguales la gente tiende a tolerar más la desigualdad, debido a que, al acostumbrarse a convivir con ella, las personas la van considerando natural y hasta la justifican.
“En general, las medidas utilizadas de la percepción de la desigualdad económica hasta el momento habían sido abstractas. Por ejemplo, a la gente se le preguntaba cuánto gana un gerente de empresa y cuánto un trabajador de la base. Pero ese tipo de análisis no se relaciona mucho con la forma en que la gente vive y experimenta la desigualdad en su día a día”, comenta García Castro.
Fue entonces que iniciaron el estudio con la idea de que, si se conseguía hacer ver a la gente la desigualdad cercana en su cotidianeidad, ello tendría un mayor impacto en su comportamiento. “Pedimos pensar a los encuestados en el amigo o amiga con más y menos dinero, y cómo los recursos económicos influían en sus vidas. Luego medimos su tolerancia a la desigualdad y vimos que rechazaban la desigualdad en mayor medida que a quienes no les pedimos eso, a la vez que apoyaban en mayor medida políticas redistributivas», afirma el investigador de la UGR.
Desigualdad y redistribución
Una alta desigualdad económica tiene efectos negativos para la población en general: mayor desconfianza entre las personas, individualismo, mayor consumo de drogas, falta de solidaridad, etcétera. Es un tema a tener en cuenta porque se estima que la crisis del COVID generará mayor desigualdad. Una forma de evitarla y generar mayor bienestar social son las políticas redistributivas, como el Ingreso Mínimo Vital.
Si bien la mayor parte de las personas afirma querer disminuir la desigualdad entre las personas, no todos apoyan políticas redistributivas. Sin embargo, algo llamativo de este estudio fue que los/as entrevistados/as terminaron apoyando este tipo de medidas más allá de su clase social, sexo, edad e ideología política.
Respecto a los resultados, García Castro comenta que “si hacemos conscientes a las personas de la desigualdad que hay a su alrededor, conseguiremos que no toleren tanto dicha desigualdad y esto a su vez es un paso previo para que estén motivadas para su reducción. El apoyo a las ayudas económicas que se han implementado que tienen como objetivo favorecer a los más desaventajados a hacer frente a esta crisis, podría estar determinado, entre otras causas, por la conciencia sobre la desigualdad.
El artículo es parte de la tesis de Juan Diego García Castro y fue realizado junto con sus directores/as Rosa Rodríguez Bailón y Guillermo B. Willis. Los datos fueron recolectados en Granada y pueden consultarse en este enlace de acceso abierto : authors.elsevier.com/a/1bGPk51f8ebNc