La UGR «acatará» las instrucciones de la Junta pero insiste en que no tiene confinada ni un aula
La rectora de la Universidad de Granada (UGR), Pilar Aranda, ha trasladado este miércoles la «máxima lealtad y cooperación» de esta institución, que según ha recalcado, acatará todas las instrucciones que vengan de la Junta de Andalucía para intentar frenar la pandemia, si bien ha insistido en que en la actualidad no hay «confinada» ninguna clase ni se ha tenido que pasar ningún grupo a la docencia virtual por contagios en las aulas.
Aranda se ha pronunciado de este modo a preguntas de los periodistas tras participar en la Junta Local de Seguridad celebrada este miércoles en el Ayuntamiento de Granada, donde se ha puesto de manifiesto que la población de entre 18 y 35 años acumulan el 80 por ciento de los nuevos contagios y se han analizado las medidas extraordinarias activadas por la Junta de Andalucía en el ámbito universitario.
La rectora de la UGR ha explicado que están a la espera de que se publique en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA) la resolución por la que a partir de este jueves se suspenden las clases presenciales durante las dos próximas semanas para conocer el alcance de la medida y ha abogado por trabajar desde la lealtad y la coordinación institucional.
Fuentes de la institución docente han precisado a los medios, ante la posibilidad de que llegue el jueves y la resolución no esté publicada, que se «mantendrá el plan de docencia actual en tanto no se dicte una resolución en contra». La institución opera hasta la fecha con un sistema semipresencial con aforos limitados en sus distintos centros y servicios adaptados a la particularidad de caso.
En su declaración ante los medios la rectora ha vuelto a recordar que la universidad granadina no tiene cerrada ningún aula ni ha tenido que pasar ningún grupo a la docencia virtual.
Por su parte, el delegado del Gobierno andaluz en Granada, Pablo García, ha insistido en que Granada está «en un pico de contagios muy importante y había que frenarlo», pero matizando que «la Universidad de Granada no se cierra» sino que se ha «pedido que se pase a virtual», mientras que los colegios mayores deben cerrar a las diez de la noche con el objetivo de limitar la movilidad de los estudiantes.
Ha recordado que en los últimos días se han detectado 150 contagios en siete residencias universitarias y afirma que la franja poblacional de entre 18 y 35 años supone ya el 80 por ciento de los nuevos contagios, por lo que ha hecho un llamamiento a los jóvenes para que tomen las medidas de prevención estipuladas por las autoridades sanitarias, como el uso de mascarillas y el distanciamiento social.
«Tenemos más de 200 personas en hospitales y en UCI 25 personas, esto no va contra la universidad, la Junta no quiere cerrarla, somos sus máximos aliados, pero tenemos que tomar medidas para frenar la situación y que los jóvenes tomen conciencia de que esto tiene que parar (…) si la tasa sigue creciendo habrá que tomar medidas de mayor calado», ha reiterado Pablo García, advirtiendo de que Granada, por su «cultura, economía e imagen», no podría «soportar un cierre».
El alcalde de Granada, Luis Salvador, ha destacado por su parte la importancia de trabajar con la «mayor colaboración» entre instituciones y ha querido lanzar un mensaje de tranquilidad en tanto que la ciudad no se ha cerrado, pues se tiene «focalizado gran parte de lo que es el problema».
Salvador ha incidido en que «no se trata de criminalizar a nadie», pues «el único enemigo que hay es el virus» pero se debe trabajar desde la unidad para frenarlo. Ha pedido así sensatez y sentido común a los ciudadanos para reducir el ritmo de contagios y ha explicado que todas las instituciones trabajarán coordinadas, cada una en sus competencias y capacidades, para lograr este objetivo.
La subdelegada del Gobierno en Granada, Inmaculada López Calahorro, ha destacado por su parte la «colaboración constante» de la Policía Nacional con la Local en las intervenciones vinculadas a aglomeraciones de jóvenes y botellones, al tiempo que ha hecho hincapié en la «buena sintonía» con la que trabajan ambos cuerpos.