La Junta declara el Nacimiento de Riofrío monumento natural de Andalucía
- Este espacio, junto a los 9 declarados hoy, se suman a los 49 ya existentes en la Comunidad
El Consejo de Gobierno ha aprobado hoy la inscripción en la Red de espacios naturales protegidos de Andalucía (Renpa), con la categoría de Monumento Natural, de diez nuevas zonas de la comunidad andaluza, con cuya protección se garantiza la conservación de los excepcionales valores ambientales que albergan estos espacios y elementos de la naturaleza.
En concreto, se han reconocido tres áreas de carácter geológico, el Peñón de Bernal y los Canales de Padules, en la provincia de Almería, y las Huellas Fósiles de Medusas de Constantina (Sevilla); dos de tipo biótico, las encinas de la Peana y del Marchal del Abogado, también en Almería; cuatro mixtos, la Cueva del Hundidero y el Monte Jabalcuza, en la provincia de Málaga, la Cueva del Agua de Tíscar (Jaén) y el Nacimiento de Riofrío (Granada); y uno ecocultural, el Tajo de Ronda (Málaga).
Además, el Gobierno andaluz ha ampliado los límites de Encina de la Dehesa de San Francisco, ubicada en Santa Olalla del Cala (Huelva) y cuya denominación será a partir de ahora Encina y Alcornoque de la Dehesa de San Francisco.
Los nuevos monumentos declarados por el Consejo de Gobierno se suman a otros 49 ya reconocidos en Andalucía, cuya superficie total supera ahora las 1.556 hectáreas, frente a las 1.368 hectáreas protegidas anteriormente. Los monumentos naturales, tal y como recoge la normativa en vigor, son espacios o elementos de la naturaleza constituidos básicamente por elementos de notoria singularidad, rareza o belleza que merecen ser objeto de protección especial, así como las formaciones geológicas, los yacimientos paleontológicos y demás elementos de la gea que reúnan un interés especial por la peculiaridad o importancia de sus valores científicos, culturales o paisajísticos.
El nacimiento de Riofrío, Loja, en épocas de precipitaciones abundantes pueden afloran desde este acuífero más de mil litros por segundo. Sus corrientes subterráneas mantienen el agua a una temperatura constante de 14 grados centrígrados durante todo el año y supone un enclave especialmente favorable para las piscifactorías de truchas y esturiones que se encuentran aguas abajo.