Más Albayzín y menos Madrid
Como supongo que estarán hasta la coronilla de todo lo que tenga que ver con la Villa y Corte, les voy a ahorrar una reflexión más, la mía, sobre lo ocurrido en las elecciones madrileñas de antes de ayer, que han entronizado a Díaz Ayuso, como la Márgaret Thatcher patria, han mandado para casa a Pablo Iglesias, al limbo a Ciudadanos, han confirmado el sorpasso de Más Madrid y noqueado al PSOE que deambula por el Foro como un boxeador sonado. Tan solo felicitar a la ganadora, a Miguel Ángel Rodríguez, por haber hecho de ella todo un personaje, dejando en ridículo a Ivan Redondo, que hace meses que no levanta cabeza, arrastrando en su caída, tanto al Gobierno, como al partido que de manera tan suicida pusieron en sus manos un poder casi omnímodo.
Así pues permítanme que, con la ayuda inestimable de Marga Marín, albayzinera de pro donde las haya, dedique estas líneas a analizar los hechos que tuvieron lugar hace poco más de un mes, con las movilizaciones vecinales en demanda de mayor seguridad, para un entorno preocupantemente castigado en este terreno y de como una formación política, concretamente Vox, que fiel a una forma de actuar manifiestamente torticera, intentó protagonizar la convocatoria, afortunadamente sin mucho éxito.
Dice el refrán que “más sabe el Diablo por viejo que por Diablo”, y si hay un barrio viejo y sabio en esta Granada es nuestro Albayzín. Resulta curioso que la única declaración pública que hicieron los vecinos del barrio, con respecto a la manifestación del pasado 11 de Abril, pidiendo mejoras en la seguridad, fuese la mañana misma del día en que se iba a celebrar ésta, adelantándose así a los intentos de manipulación que vendrían después, y en la que dejaban bien claro que sólo querían se escucharan las justas reivindicaciones de sus vecinos, sin el ruido de consignas antidemocráticas y partidistas.
No creo sea de tan difícil comprensión, entender que lo que quiere la gente de bien de esta y de cualquier ciudad, es simplemente poder vivir tranquilos en sus propios hogares, no jugarse la vida cada vez que tienen que salir a la calle y que sus necesidades de protección sean atendidas como así marca la Ley. Pero, no. Parece que hasta eso lo tienen que embarrar con sus repugnantes estrategias basadas en la manipulación, la mentira y la inmoral traición constante que ejercen sobre quienes les pagan con sus impuestos, algunos mal llamados “servidores” públicos, más pendientes, de un infantil narcisismo no resuelto, que de los resultados y responsabilidades exigibles a su cargo y sus personas.
Afortunadamente los albayzineros, no sólo demostraron ser bastante más inteligentes que algunos representantes políticos de esta ciudad, que aún se creen que pueden engañar a la ciudadanía apropiándose del trabajo de un colectivo vecinal apartidista. Los vecinos hicieron gala, una vez más, de su talante y mayoría de edad democrática, tratando de consensuar aspectos comunes de los distintos puntos de vista del debate que pudieran surgir entre ellos, para así unificar sus voces en un mensaje constructivo, ofreciendo sus propuestas de forma urgente ante una situación que era claramente insostenible, cosa que no son capaces de hacer nuestros gobernantes ni cobrando por ello, y de paso nos dieron a todos una lección de lo que hay que hacer en estos casos: Tomar la palabra como ciudadanos libres que son, unificar sus voces para defender la cosa común y no dar pábulo mediático, a quien no lo tiene por mérito propio.
El hartazgo e indiferencia de la población granadina es ya más que público y notorio, pero, nada, algunos siguen ahí arriba a lo suyo, con el erre que erre, sin el aliento ya ni de sus parroquianos.
Quizás si los políticos de esta ciudad, tomaran nota e hicieran su trabajo, buscando soluciones eficientes y eficaces a los problemas, plausibles y de consenso, en vez de andar por los plenos, medios y redes “troleando”, queriendo jugar a ser “haters” profesionales, resultando unos patéticos “influencers” de la vergüenza ajena, quizás, y sólo quizás, con la generosidad y paciencia ya sobradamente demostrada por los ciudadanos de esta bendita Granada, algún día la política de esta ciudad, pueda volver a ganarse el respeto y la dignidad que ya no se tiene ni a sí misma.