El interés del Padre Manjón por la integración y educación del pueblo gitano: sí a su beatificación

El interés del Padre Manjón por la integración y educación del pueblo gitano: sí a su beatificación

El siguiente texto es una réplica a un artículo de Juan de Dios Ramírez Heredia publicado recientemente en el que pedía la no beatificación del Padre Manjón. Puede consultar la publicación aquí

Grandes figuras humanas han pasado a la historia como signos de contradicción: Jesús de Nazaret, Gandhi, Fidel Castro, el ex presidente de Uruguay Fernando Mújica, Isabel la Católica o el actual Papa Francisco, por citar sólo algunos ejemplos.

Esto es lo sucedido con el catedrático de la Universidad de Granada, Andrés Manjón (1846-1923), siempre objeto de elogios y censuras por organizaciones políticas y religiosas desde que en 1889 inicia sus iniciativas pedagógicas. Recordemos su presentación en sociedad (año 1898) en el Ateneo de Madrid por el futuro premio Nobel Ramón y Cajal, candidato a un Nobel en 1907, hijo predilecto de Granada y de Burgos, Cruz de la orden Civil de Alfonso XII, elogiado por M. de Unamuno y A. Machado, y reciente candidato al “Príncipe de Asturias de la Concordia”, por citar sólo algunos de los reconocimientos obtenidos.

Como toda obra humana, nunca totalmente perfecta, la aportación de Manjón suscita múltiples reflexiones e interrogantes, pero no merece las descalificaciones de “antigitano”, “racista” o “nazi”. Acusaciones que carecen de todo fundamento ante la lectura completa de sus escritos y no la realizada parcialmente por el profesor M. Martínez, y en cuyo único contenido se fundamenta D. Juan de Dios Ramírez Heredia para defender tales descalificaciones y oponerse a la beatificación del P. Manjón.

Agradecemos el reconocimiento que se hace de la obra de Manjón en favor de los más necesitados, así como de la novedad de su metodología. El artículo se inicia con estas palabras textuales: “La voz de alarma la ha dado Manuel Martínez, doctor en historia y profesor de la Universidad de Almería” (…) “Manuel Martínez ha seleccionado unos cuantos párrafos de la obra cumbre del Padre Manjón que no merecen comentario alguno. Se trata de la obra ´El Gitano et Ultra. Hojas de Educación Social et Ultra del Ave María´, publicado en 1921”.

Dichas opiniones han suscitado estupor y extrañeza a muchos granadinos, en cuya ciudad, principalmente, desarrolló Manjón su labor social y educativa, siempre en favor de los colectivos más pobres y marginados. Así lo demuestran las visitas de personalidades a Casa Madre (ministros, políticos, profesores universitarios y del resto de niveles educativos –españoles y extranjeros-, pedagogos, benefactores. Admiradores varios…y hasta el mismo Rey Alfonso XIII), los reconocimientos oficiales en Granada y en Burgos reseñados, así como la gran multitud que le despidió en su entierro, solicitando ya su santidad, como indican numerosos testimonios de la época. ¿Será racista o nazi una persona con tales reconocimientos académicos, oficiales y populares?

El martes 24 de noviembre 2020, el Papa Francisco dio a conocer a todo el mundo católico, con todo acierto, que Andrés Manjón practicó las virtudes evangélicas en grado heroico, declarándole “Venerable”. Tal proclamación llegó, tras un largo proceso de discernimiento y análisis completo, en el que intervinieron, tras su muerte, múltiples testigos, acompañado de un estudio minucioso de su obra y escritos por parte de teólogos, historiadores y moralistas y con la necesaria figura del “fiscal” que estudia con sumo detalle todo lo negativo que pueda existir en la biografía y obra de un posible beato. Los resultados de tales comisiones siempre fueron positivas y por unanimidad. Invitamos al profesor Martínez y a D. Juan de Dios Martínez a la lectura completa de todo el proceso, que le llevará varios meses y cuyas conclusiones serían opuestas a su lectura parcial y descontextualizada de sólo una obra de Manjón.

Como ha recordado F. Escámez en “Noticias de Almería.com” (3.5.2021), citando al Papa Francisco “Debe tenerse en cuenta que se beatifica es una vida virtuosa, no las ideas temporales de un individuo. [Pues] no todo lo que dice un santo es plenamente fiel al Evangelio, no todo lo que hace es auténtico o perfecto. Lo que hay que contemplar es [si] el conjunto de su vida […] refleja algo de Jesucristo y qué resulta cuando uno logra componer el sentido de la totalidad de su persona”(FRANCISCO, “Gaudete et Exsultate” (19-III-2018, n. 22).

Sorprende por ello que algunas asociaciones gitanas, fundamentadas sólo en los textos parcialmente seleccionados por el Sr. Martínez del único libro de Manjón “El Gitano et Ultra” se sumen a la oposición de la beatificación de Manjón sin la lectura previa de la totalidad de sus escritos. Es importante señalar que, puestos en contacto con la Universidad de Almería, nos afirman textualmente que “el profesor Martínez no ha sido ni es profesor de la Universidad de Almería”, aunque así parece presentarse él mismo en el contenido enviado a “La Voz de Granada”. Tal falsedad aparece también en algunos otros medios de comunicación.

Igualmente, dicha fuente universitaria nos atestigua que “el Sr. Martínez no ha publicado ningún artículo en revistas o libro relativo al Padre Manjón. No consta en la base de datos SICA” que recoge la producción científica de los investigadores andaluces.

Si bien, es cierto, como constatamos en su currículo, que su tesis doctoral versó sobre el pueblo gitano y ellos han sido el tema de su docencia, investigaciones y publicaciones.

Es evidente que, para realizar descalificaciones tan graves, se hace imprescindible entodo historiador, la lectura completa de cualquier autor atendiendo a sus circunstancias. En nuestro caso, no le pedimos al profesor Martínez la lectura de los 10 volúmenes de las “Obras Selectas” de Manjón, que hubiese sido lo correcto, pero sí al menos la lectura completa del libro “El Gitano et Ultra” en el que fundamenta sus descalificaciones, pues como él mismo afirma a La Tribuna Voz de Granada: “sólo ha seleccionado unos cuantos párrafos”. Y justamente este es el error, pues tras la lectura íntegra sólo de este texto, sus conclusiones hubiesen sido imposibles.

Es evidente que el prestigio y la autoridad académica del Sr. Martínez, en este tema concreto, no merece excesivo crédito, pues, como indicamos, nada de A. Manjón aparece en su docencia, ni en sus investigaciones, aunque sí, evidentemente, sobre otros temas relacionados con el pueblo gitano.

Si los escritos del P. Manjón fuesen “antigitanos”, “racistas”, “nazis” nunca hubiesen superado las investigaciones del Vaticano, pues la fe cristina y la doctrina de la Iglesia se fundamentan en la paternidad de Dios y la hermandad entre los hombres, sin distinción alguna de raza, y el racismo siempre entraña discriminación o persecución contra otros grupos étnicos, según la RAE.

Las descalificaciones del profesor Martínez, enviadas a La Voz de Granada dicen fundamentarse, exclusivamente, en una obra de A. Manjón, publicada en 1921 con el título “El gitano et ultra” (Imprenta Editorial Ave María, Granada) en la que su autor realiza una descripción, no justificación, muy dura y concreta, del modo de vida de este colectivo en aquel momento histórico. El subtítulo, sin embargo, ya es indicativo de su finalidad: “Hojas de Educación Social et Ultra. Ave María”.

No se requieren grandes conocimientos históricos para entender que todo personaje y documento hay que entenderlo y valorarlo acorde con el pensamiento, las circunstancias y la sensibilidad y el lenguaje de la sociedad del momento y que los hechos del año 1921 nada tienen que ver con la actualidad. Por tanto, juzgar de “racista”, “antigitano” o “nazi” un contenido sin atender al momento histórico, al contexto de las frases, al sentido de las mismas, así como a la finalidad del mensaje en su totalidad, supone un grave error histórico.

La dureza, aspereza y lenguaje hiperbólico en la descripción de vida de los gitanos de Granada, es fruto del carácter de Manjón: enérgico, crítico, ácido y mordaz contra algunos estamentos, que él considera injustos, e incluso contra sí mismo (hay citas muy elocuentes), abundando muchos ejemplos de ello sobre todo en su Diario, escrito entre 1895 y 1923 y también publicado. Su crítica más feroz se refiere a quienes no quieren educarse y viven sin trabajar. Y en tal sentido no debería olvidarse que una crítica constructiva no implica actitudes de rechazo, ni aversión.

Andrés Manjón, en contra de lo que algunos piensan, estuvo a favor de la educación y promoción del pueblo gitano, a pesar de la dureza de su lenguaje al describir la realidad del mismo. Opiniones que también compartieron, en otros tiempos, autores como Cervantes o Luis Vives… Las descripciones, con las cuales podamos o no estar de acuerdo, no siempre son justificaciones, ni tampoco desprecios.

Junto a todo lo anterior debe valorarse también que Manjón se empeñó a fondo en la renovación educativa y pedagógica haciendo posible la promoción de los gitanos sin caer en ningún tipo de clientelismo. Por desgracia, algunos no aprecian una obra tan valiosa lograda con escasos medios, al valorar sólo aquello que sintoniza con su propia visión de la vida. Por ello conviene recordar que lo que se beatifica no es el pensamiento de alguien sino sus obras, y en tal sentido Manjón siempre es un referente.

Nos centramos en “El Gitano et Ultra” al ser este el texto donde se pretende justificar los supuestos descalificativos de Manjón. Valgan como ilustración de lo dicho sólo algunos párrafos, muy significativos, extraídos de esta misma obra: «No consideremos al gitano como un ogro, sino como un hombre, con todos sus sentidos, potencias y valores individuales, morales y sociales, pero degenerados o atrofiados por falta de educación o educación torcida» (p.8)

«La pedagogía y civilización humana, racional y cristiana lamenta el estado de la educación gitana y ultragitana, y enseñan que es problema de la educación es el más importante y trascendental de la vida para los individuos, familias y pueblos y en resolverle con acierto está el secreto de la salvación temporal y eterna» (p.24).

«Nuestra moral no admite el odio de clases; sólo tiene dos mandamientos, amar a Dios y amar al prójimo y estos dos se reducen a uno: amar a Dios cumpliendo sus mandamientos» (p.76).

«Son dos modos de robar, el del gitano y el del liberal y comunista, el uno en pequeño y con peligro, y el otro en grande y sin peligro, pues roban a mano armada, en nombre de la nación y con pena de confiscación y muerte a quien le haga frente»(p. 93).

«Hay clases sociales que no tienen tan mala fama y roban a diario muchísimo más que la clase gitana y más a mansalva. Tales son aquellos comerciantes, mercaderes e industriales que roban en el peso, en la calidad, en la falsificación de lo que miden, pesan mixtifican y expenden, haciendo pagar por entero lo mermado y escatimado y como auténticos y legítimo lo falsificado y adulterado, y sobre todo, en lo exagerado de los precios» (p.94).

«Conviene para la estabilidad y fijeza de los ciudadanos que estos tengan casa propia y que sea indemne de tributos siendo de pobres y esté libre de embargos y confiscaciones (…) Si los gitanos tuvieran casa serían más ciudadanos y menos gitanos» (p.101).

“¿Por qué los gitanos hemos de ser considerados como inferiores a los demás hombres? ¿No han concluido ya los privilegios de raza y sangre? ¿No somos todos iguales? ¿Pues por qué unos tienen tanto y otros tan poco? A todas horas se nos pregona la igualdad, y en el mundo sólo se ve desigualdades: unos comen y otros mueren de hambre, unos visten de seda y otros andan desnudos, unos viajan en auto y otros sobre malas bestias o a pie descalzo, unos mandan como amos y otros sirven como esclavos, unos siembran y labran la tierra y otros se comen el grano” (p.129).

Hay que condenar «la explotación del hombre por el hombre, y de la naciones y razas llamadas inferiores por las que se llaman superiores, prepotentes, avasalladoras y explotadoras. Todo lo cual va contra el cosmopolitismo cristiano y humano» (p. 136).
Son palabras textuales de Manjón que cualquiera puede constatar y que omite el profesor M. Martínez. ¿Por qué? Su omisión, insistimos, resulta difícil e imposible de entender.

Junto a ello debe recordarse, además, la presencia de tres maestros gitanos en aquellas escuelas (Luis y Matilde) junto con Enrique Amaya, quizá el primer docente gitano que hubo en España formado por Manjón cuya aula-cueva aún se conserva; la actual presencia de escolares gitanos en estas escuelas; y el amor y respeto de varias generaciones gitanas del Sacromonte al Ave María desde 1889. Más allá de algunas frases reiteradas en tres publicaciones de 1892, 1915 y 1921, hijas de su tiempo y aireadas por el artículo aludido, deben ponderarse ciertas ideas de Manjón, hoy superadas. Consideramos con Oscar Sáez (catedrático de la Escuela Normal de Magisterio de Granada) que “lo más grande, profundo y entrañable de Don Andrés es que con su corazón, con sus actos, con su obra y con su vida, ofrecida a los […] desheredados, a los ignorantes, y con ellos también a los gitanos, dio un mentís rotundo a lo que pensaba su cabeza cuadrada de campesino castellano”.

Como institución fundada por Andrés Manjón, el Ave María ha estado, está y estará siempre a favor de la dignidad y educación del pueblo gitano. Nuestro diálogo, pues, como lo haría él mismo, queda abierto a todos los gitanos y gitanas, a sus asociaciones y a cuantos luchan por la justicia y la paz, especialmente por los colectivos más pobres y necesitados.

JOSÉ RAMÓN JIMÉNEZ CUESTA. Presidente Patronato Ave María. Catedrático Universidad, Facultad de Ciencias, Universidad de Granada.jrjimene@ugr.es
ENRIQUE GERVILLA CASTILLO, Vicepresidente Patronato, Catedrático Universidad, Facultad de Ciencias de la Educación, Universidad de Granada.egervill@ufr.es

ANDRÉS PALMA VALENZUELA, Profesor Titular Universidad. Facultad de Ciencias de la Educación, Universidad de Granada.andrespalma@ugr.es

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