El futuro que necesitamos
Días atrás se ponía en marcha en el pequeño municipio granadino en el que vivo, una iniciativa consistente en que durante al menos media hora por la mañana y media hora al medio día, la calle por la que van los chavales al colegio, permaneciera cortada al tráfico rodado, para así garantizar la seguridad de los escolares y de los familiares que los acompañan, además de fomentar una vida más sana. Esta iniciativa parte de una asociación cultural local, que la propuso al Consejo Escolar, el cual aceptó, trasladándola al Ayuntamiento. Lo que ha hecho el gobierno municipal es comenzar con una tímida prueba piloto, exclusivamente un día a la semana, durante el mes de mayo.
Según los expertos (Asociación Española de Pediatría -AEP-), caminar al colegio tiene numerosos beneficios físicos como ayudar a prevenir la obesidad, reducir el riesgo cardiovascular, aumentar en un 11% la resistencia de la columna vertebral, en un 69% el equilibrio y en un 8% la flexibilidad. Pero es que además también contribuye a disminuir la Contaminación Atmosférica Urbana, y ayuda a crear entornos y estilos de vida más saludables desde la infancia y adolescencia. Y no solo eso. Según explica el doctor Julio Álvarez, vocal de actividad física del Comité de Promoción de la Salud de la AEP, está comprobado que los niños que van caminado al cole sacan mejores notas, tienen mayor rendimiento y una mejor capacidad de concentración. Además, los niños que hacen actividad física tienen mayor confianza en sí mismos, mayor autoestima, lo que es fundamental para su desarrollo, les ayuda a reducir el estrés y les disminuye el riesgo de padecer depresión.
En un sentido similar, la Red de Ciudades que Caminan presentó el 20 de octubre de 2020 la campaña “Al cole andando”. Lo que pretendían era reducir el número de desplazamientos motorizados a la escuela e incrementar la seguridad en el entorno de centros educativos y, además, luchar contra el sedentarismo infantil, incrementar la autonomía de niños y niñas, y reducir la dependencia del automóvil de las generaciones más jóvenes. Según explicaban, “los denominados padres o madres ‘taxi’ son cada vez más frecuentes, tanto en las ciudades compactas como en otros espacios urbanos más dispersos, donde sin duda abundan más debido a la propia conformación del hábitat”. Aconsejaban que los recintos escolares quedaran libres de coches, que a poder ser se peatonalizaran los entornos de los centros, se impidiera circular a motor durante las horas de entrada y salida, o al menos se limitara el aparcamiento de coches entre 200 y 500 metros del centro, y las paradas de autobuses se situaran a más de 200 metros del colegio, en consonancia con las medidas de desintoxicación de los entornos. No obstante, reconocían, el éxito de estas medidas dependía de la implicación de toda la comunidad escolar.
Desde el comienzo de la Revolución Industrial una expansión masiva de la actividad económica ha transformado el planeta. Ha habido un crecimiento exponencial de la población (2.500 millones en 1950 a 7.500 previstos en 2025) y del PIB per cápita. Esta expansión económica y poblacional sin precedentes genera tensiones sobre el medioambiente, hasta el punto de que un reto para el desarrollo y bienestar humano es asegurar los medios naturales que sostienen la vida en el planeta. El Desarrollo Sostenible significa que el progreso económico y social depende de una biosfera estable y resiliente. Se han llevado a cabo diversos estudios que postulan un conjunto claro y cuantificable de límites planetarios. Fundamentalmente se trata de no traspasarlos y vivir dentro de un espacio seguro para la humanidad.
Uno de los primeros estudios donde se defendía el límite del crecimiento fue el realizado por el Club de Roma en su primer informe de 1972. “Hay cinco factores básicos que determinan y por lo tanto limitan de manera última, el crecimiento de este planeta: población, producción agrícola, consumo de recursos naturales no renovables, producción industrial y polución. Si las presentes tendencias de crecimiento exponencial en esas cinco áreas continúan, los límites del crecimiento serán alcanzados dentro de los próximos cien años, conduciéndonos probablemente un repentino y incontrolable declive tanto en población como en capacidad industrial”. Era uno de los impactantes mensajes que dirigían a la humanidad.
En línea con estos argumentos, la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que se adoptaron por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 25 de septiembre de 2015, fijaron 17 objetivos, de los que, especialmente cinco hacen mención a los límites planetarios. En concreto, los dedicados a Ciudades sostenibles; Modelos de consumo y producción sostenible; Detener el cambio climático inducido por el hombre; Proteger el medio ambiente marino; y Proteger el medio ambiente terrestre.
En base a lo anterior, se han dictado una serie de directrices europeas, como ha sido el “A European-Green Deal”, que persigue conseguir un continente climáticamente neutro, invirtiendo más en innovación e investigación y rediseñando la economía y preservando el medio ambiente natural de Europa. En este contexto, desde el Gobierno de España, se ha elaborado un informe titulado “España 2050: Fundamentos y propuestas para una estrategia nacional de largo plazo”, en el que han colaborado más de 100 expertos de distingas disciplinas, y en el que se busca nuestro encaje en el futuro sostenible del planeta, en consonancia con los grandes objetivos fijados a nivel internacional y europeo.
Lo que se pretende conseguir son una serie de objetivos estratégicos para mejorar la educación, el medio ambiente, la fiscalidad, la sanidad o el empleo en las próximas tres décadas. Especial referencia merece el medio ambiente, en donde se pretende que la emisión de gases de efecto invernadero llegue a 29 millones de toneladas, frente a los 330.640 millones actuales (reducción del 90%). Este objetivo es el mismo que aprobó el Consejo de Ministros a finales de 2020. Pero es que también los expertos consideran necesario un cambio en los estilos de vida, que pasará por una reducción de la ingesta de proteínas animales o una reducción en la generación de desechos y en la compra de ropa y de móviles. Lo más novedoso, según algunos medios, es la fiscalidad verde, que pretende adaptarla a la nueva realidad del transporte para corregir sus externalidades negativas, es decir, las emisiones contaminantes de efecto invernadero que expulsan los motores de combustión. De lo que se trata es de superar el retraso histórico en fiscalidad verde respecto a Europa. La idea sería llegar al 5% en 2050.
En el ejemplo anterior, sobre la necesidad de fomentar las conductas saludables y el respeto al medio ambiente desde la escuela, aunque la aceptación de la medida está siendo mayoritaria, principalmente por los niños, que se lo han pasado a lo grande en los días en los que no tenían que competir por el espacio con los coches, sin embargo no ha estado exenta de controversia. Un argumento usado por algunos en su contra ha sido el de la libertad. Que cada uno haga lo que le parezca, decían. Parece que el efecto del mensaje trumpista de la derecha madrileña está más extendido de lo deseable. Otro, el de la conciliación de la vida personal y familiar. Aunque no se entiende qué tiene esto que ver con ir andando al cole. En otros casos, solo se trataba de que no les gustaban las personas que habían tenido la iniciativa. No es extraño, viniendo de personas que han estado rechazando las medidas sanitarias durante la pandemia, porque no les gustaban algunos miembros del gobierno. En cualquier caso, es un botón de muestra de lo difícil que resulta llevar a cabo medidas para frenar el calentamiento global, y otras a favor del desarrollo económico sostenible.
Claro, si esto ocurre en un pequeño municipio de Sierra Nevada, perteneciente a la segunda ciudad más contaminada del país, qué dificultades no encontrará el gobierno de España para intentar implementar su estrategia de desarrollo sostenible para 2050. De momento, los dos líderes de la derecha han hablado. En un caso, rechaza el plan porque no atiende los problemas reales de los ciudadanos. Como si el pacto intergeneracional que propone el Gobierno y el desarrollo de una España más verde y sostenible, no lo fuesen. En el otro caso, simplemente le interesa que el ejército español instale una trinchera permanente en las fronteras con Marruecos, con la intención de emplear la fuerza bruta ante cualquier intento de traspasarla. Las próximas citas electorales nos dirán si los ciudadanos optan por el corto plazo en economía y la escalada bélica con Marruecos, en política internacional, o por una estrategia que nos lleve al futuro que necesitamos.