“Esa noche desconecté. Tras años obsesionado, se acabó” (Rubalcaba)
Nadie hubiera podido predecir que Rubalcaba (#RbCB) nos iba a dejar de forma súbita. Estos días vemos como se hace realidad su profecía autocumplida: “En España se entierra muy bien”. Muchos de los que entonces lo entronizaban como “el demonio de la política” o como “aprendiz aventajado de Maquiavelo”, o como “el señor X de todas las conspiraciones” o como “autor intelectual del 11-M” o el de “las concesiones a ETA”, hoy se convertían en los más entusiastas defensores de su figura como hombre de Estado . Algún estudiante de periodismo podría dedicar su investigación a ver cómo las portadas de muchos de los periódicos de la derecha lo llevaban al patíbulo del juicio final con la transcendencia de ser un traidor a la patria por tener un apetito desmesurado de poder. Hoy, en cambio, los mismos periódicos lo entronizan como el último “Hombre de Estado” que ha engrandecido la política española, o cómo “el hombre del consenso” o “el gran hacedor de la paz con ETA”. Sería una buena investigación para una tesis doctoral, o quizás un ejemplo de lo que es la España actual.
Esto tienen el péndulo de la política española, que, como el de Foulcaut, desmonta las conspiraciones esotéricas de este relato político para los hooligans. Hay relatos que causan un daño irreparable y demuestran que la responsabilidad no está en quien compra un relato, sino más bien en quien lo emite . “Calumnia que algo queda”. La postverdad ya asomaba la patita.
El gran fontanero
Aquellas algaradas callejeras protagonizadas por el “Cojo mantecas” rompiendo las farolas y el cartel del Banco de España en el año 1987 por la LOGSE con Maravall como Ministro, dio paso a que -tras su relevo por Solana en 1988- Rubalcaba cogiera el mando de las negociaciones con los colectivos estudiantiles: Ahí ya se reveló como un extraordinario fontanero. Desde la Secretaría de Estado de Educación tejería la aprobación definitiva de la Ley orgánica general del Sistema Educativo con el consenso de la mayoría de los colectivos sociales. Ese fue el gran bautizo político de Rubalcaba en las tuberías del Estado. Más tarde, en los últimos gobiernos de Felipe González, acabó siendo el gran fontanero de La Moncloa desde el Ministerio de Presidencia, cuando el Felipismo agonizaba, escándalo tras escándalo. Felipe no sabía cómo irse, su hiperliderazgo ahogaba el PSOE y cómo decían sus colaboradores “Alfredo no daba abasto a taponar las vías de agua”… en aquellas tuberías que tantas aguas sucias transportaban y que abrían todos los días los telediarios. Ahí se multiplicó con los directores de los medios de comunicación “afines” para intentar achicar el agua que dejaban los casos de Roldán, Filesa, Gal, Caso Juan Guerra, etc.
Después en 2004 Zapatero lo rescató en La Moncloa. Fue nuevamente el artífice de los grandes consensos y un hombre que significaba una garantía para el PSOE. Lograba con habilidad poner de acuerdo a todos, salvo cuando Zapatero decidió “filtrear” con Pedro J Ramírez, el Director del Diario El Mundo. Alfredo pasó un mal momento porque el partido que había sustentado buena parte de su acción de comunicación sobre el grupo PRISA comenzaba a aliarse por un lado con el que había sido enemigo natural ante los escándalos y por otro, pocos años más tarde, comenzaba a promover el nacimiento de un nuevo grupo de comunicación ligado al nacimiento de un nuevo canal de televisión : La Sexta. ZP que había entregado a la Vicepresidenta Fernández de la Vega los mandos de la fontanería en Moncloa decidió cambiar las tuberías de la casa y decidió a quien las conocía a la perfección sin el plano de las nuevas, con el gran y titánico objetivo de acabar con ETA. Decían quienes le conocían que el grupo PRISA no se conocía sin la influencia de Rubalcaba y al revés, que la influencia de Rubalcaba no se podía entender sin el grupo Prisa. Por eso cuando el PSOE decide virar hacia una nueva estrategia de comunicación el principal damnificado fue Rubalcaba. Por ello aquella lucha entre Carmen Chacón y Rubalcaba dividió el PSOE por la mitad y ya, en ese escenario, no bastaba para ganar la influencia de PRISA. Bajo el mantra de que el PSOE debía ser autónomo de PRISA, Zapatero emprendió una nueva etapa más ligada a la nueva cadena de Roures y a los tentáculos mediáticos del grupo Planeta para gran disgusto de Rubalcaba. Después entra en el Consejo editorial de PRISA y ya el grupo toma partido claramente -con Rubalcaba dentro- por la abstención en la investidura de Rajoy con el consiguiente alejamiento de Pedro Sánchez y de su nueva etapa al frente del PSOE.
Antes de todo ello, Rubalcaba inició con la ayuda de Rodolfo Ares y Patxi López la mayor operación de consenso puesto en marcha en nuestra democracia tras la aprobación de la Constitución : La hoja de ruta para que llegara el final del terrorismo de ETA en España. En la conciencia colectiva de 4 generaciones de españoles y españolas quedará ya el 20 de Octubre de 2011 como el día señalado del final, pero que había venido gestándose desde mucho tiempo atrás. Habló con todo el mundo, se recorrió medio planeta explicando la posición de España. Las víctimas y el relato final era su gran preocupación. No hay que ser muy imaginativo para saber cuan nauseabundas le parecían las palabras sobre las concesiones a los terroristas que hemos tenido que escuchar. Este éxito de una extraordinaria inteligencia política tuvo un significado especial en el País Vasco y en las Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado.
Siempre fue un gran fontanero. El fontanero tiene la información, mueve los hilos , desatasca, filtra, cocina los acuerdos, pero las decisiones siempre las toma otro. Cuando ha sido él el que ha tenido que tomar las decisiones porque detrás no había nadie, su éxito ha sido menor, como Secretario General del PSOE o cómo candidato a la Presidencia de Gobierno. Y es que los fontaneros nunca han dado resultado como primeros espadas.
Hombre de Estado de una extraordinaria humanidad
Parecen dos calificativos irreconciliables. Pero su perfil los hace compatibles. Su nivel intelectual siempre ha estado muy por encima de los equipos con los que ha trabajado, cosa muy poco habitual en los equipos políticos. Pero eso no ha sido óbice para que su nivel humano sea de una talla colosal.
Puede que sean hechos menores si los comparamos con los que hemos relatado, pero algunos de los ocurridos en su trayectoria demuestran su nivel y su talla.
En el año 2015 Paco Lobatón le invitó a formar parte del Jurado de los premios 9 de Marzo de la Fundación Europea por las personas Desaparecidas QSD Global. Allí compartimos con Angels Barceló, Ramón Lobo, Inma Chacón, Francisco Senent, Pablo Rosón y el propio Paco Lobatón un espacio de deliberaciones de las candidaturas. Al término de las deliberaciones fui a saludarlo e intercambiamos impresiones acerca de su papel en el PSOE. Me dijo que nadie contaba con él, que estaba dedicado a sus clases y que no lo habían llamado desde hacía tiempo. Ante mi observación de que estaba siendo desaprovechado con la falta que podía hacerle al PSOE en estos momentos convulsos, él se encogió de hombros. “Tu sabes cómo yo he sido siempre para el Partido, si no me llaman no iré”, y cuando el PSOE iba encaminado al despeñadero de aquel Comité Federal glorioso dirigido por gente menor, Rubalcaba se despidió diciéndome: “Me voy que tengo clase y se me hace tarde”, el reloj del PSOE se le había parado y no sólo a él , sino a millones de Españoles que en las elecciones de 2016 y 2017 le dejaron con la menor representación parlamentaria que ha tenido.
Ahora que hemos vuelto a recordar aquel Congreso de Sevilla de 2012 donde el PSOE buscaba su líder partido en dos. Rubalcaba y Carmen Chacón otrora personas muy cercanas y afectivamente muy próximas, se enfrentaban “a cara de perro” en un congreso que ha marcado la vida política del PSOE y la vida política española en los últimos años. Los dos se fueron en una primavera en apenas dos años después de forma súbita e inesperada, sin tiempo para despedidas.
En aquel Congreso, en medio de una gran tensión, en la que en los pasillos se cortaba el aire, Alfredo Pérez Rubalcaba se cruzó con nosotros en un pasillo cuando salía del despacho improvisado que la organización le dispuso. Mi hija, que tenía entonces 11 años, fue a darle un beso; tierna y cariñosamente Alfredo la cogió para saludarla. Más de una veintena de cámaras de Televisión y flashes se abalanzaron sobre ellos dos. La reacción de Alfredo fue de protección, abrazándola y alargando sus brazos como un salvavidas alrededor de la niña, repitiendo en voz alta “cuidado,… es una niña, cuidado,… es una niña…” como quien conoce el vértigo que una buena imagen provoca en los profesionales de los medios. Cuando vi las imágenes en el Telediario de la noche me di cuenta de la importancia del instinto protector de Alfredo hacia una niña. Mi hija me ha confesado muchas veces, ahora mayor de edad, que no lo olvidará. En esos momentos espontáneos donde la tensión se corta es donde se ve el perfil humano del personaje. Un hombre bueno, sencillo, humano y honrado. Un servidor público, que no se ha servido de lo público. Sus clases de química y su bata blanca lo atestiguan. Las lágrimas de sus alumnos en el entierro lo atestiguan.
Su repentina desaparición trae también la definición más repetida en estos días: muere un hombre de estado. Quizás El rey Felipe y el Rey Emérito Juan Carlos, así como Mariano Rajoy sean los que mejor puedan calibrar la talla de hombre de estado de Rubalcaba, si haber sido presidente del gobierno. Un calificativo que pocos hombres en España han podido tener sin estar al frente del Ejecutivo. Su famosa frase “Primero España, después el Gobierno y por último el partido” definía claramente su posicionamiento para entender su sentido de Estado. Su entierro ha sido un ejemplo de lo que es una acción de Estado. Su capilla ardiente en las Cortes, todos los líderes políticos valorando su persona y su obra, el pueblo de Madrid desfilando por ataúd con una foto de un Alfredo sonriente presidiendo el salón de los pasos perdidos. El final del viaje de Rubalcaba ha podido ser un punto y aparte de lo que la política española ha sido en los últimos meses. Me quedo con su frase sobre el final de ETA : “Esa noche desconecté, tras años obsesionado. Se acabó”