La hora de la 1
El jueves 19 de agosto a las 12:50 encendí el televisor y como casi siempre me puse a ver el programa “debate” que había en nuestra Televisión Pública de la 1. Será por esa tendencia que tenemos determinadas personas en pensar que desde una televisión pública podemos ver noticias más objetivas, más interesantes que nos ayuden a entender el mundo un poquito mejor.
Y miren ustedes lo que me encontré: una presentadora con una falta de rigor y creo de experiencia para conducir un programa que pedía disculpas antes de preguntar, unos contertulios sumisos y sumisas entregados a una señor que entrevistaban que representaba a una asociación nacional en defensa del Toro de Lydia y que con muy buenas maneras en su lenguaje y expresión hacia referencias importantísimas al presidente de la asociación de Ganaderos el señor Vitorino Martín y su carta abierta, uno imagina que también en defensa del toro de Lidia como es su interés y obligación al respecto, aunque desconozco el contenido de la misma. Este señor del que no pude saber su nombre no era un señor gordo de tirantes con la banderita de España, grandes patillas y pelo engominado, muy al contrario, su aspecto obedecía más a unos cánones muy normalitos, serios y progres del común de los mortales, aunque sus argumentos fueron de una debilidad en defensa del Toro de Lidia, bochornosas, inimaginables y carentes de toda lógica, (pero como dicen en mi pueblo muy bien dichos con educación y muy buenas maneras).
El debate principal se situaba en si la alcaldesa de Gijón podía o no podía seguir dando autorización a la fiesta de los Toros, después del bochornoso espectáculo que los señoritos que organizaron esa corrida ridiculizaron, se mofaran de algo que para nuestros valores democráticos tiene tanta importancia como el feminismo y los miles de nigerianos (africanos) que con el riesgo de sus vidas quieren vivir entre nosotros.
Parece que la sustitución de periodista de la Primera no ha mejorado sustancialmente la calidad periodística, hasta el punto que algunos echamos de menos a la señora del Tiempo (Mónica), que nos deleitaba las mañanas de esta temporada pasada con un periodismo fresco, audaz y diferente, aunque tuviera unos colaboradores, afortunadamente no todos, más malos que la carne pescuezo, y no olvidaremos a nuestro Jesús Cintora, ese periodista que no se casa ni con Podemos, que aunque yo no los vote, van a tener razón, entre otras cosas, en esto de prohibir los Toros.
Miren, les voy hacer una confesión pública que he ocultado toda mi vida, porque en mi entorno más inmediato familia, amigos, trabajo y por último mi hija, mi afición a los Toros era una cosa impensable y salvo mi compañera que sí conocía esa afición, aunque no compartía, yo acudía de forma incógnita y anónima a algún festejo con algún conocido para compartir una tarde de toros.
Y les voy hacer otra confesión, en lo que me queda en este barrio no acudiré a un solo espectáculo taurino, porque todo no es cultura y mucho menos cultura justificable, o acaso ¿justificamos en el siglo XXI un foro de cuadrigas o de gladiadores romanos matándose los unos a los otros porque es cultura?
Creo sinceramente en las palabras de esa mujer que dicen que ha abusado de su poder de alcaldesa de Gijón, y que habría cruzado todas las líneas rojas habidas y por haber para el mundo de los Toros. Espero sin mucha esperanza que la justicia, esa que nos ayuda a una convivencia pacífica y de respeto, no siga haciendo de la misma el lugar de los intereses ocultos, y no siga legislando con esa línea roja a las que nos tiene acostumbrados, y que empiece a ser un elemento más que ayude y no entorpezca el desarrollo humano, el progreso y una sociedad basada en los intereses colectivos para llegar a la cohesión y el progreso social.
Muy bueno Ricardo, me ha gustado tu opinión