Preguntas para después de un incendio
Al final ha sido la lluvia, la bendita lluvia de comienzos de semana, la que ha conseguido doblegar al monstruo, contra el que centenares de hombres y mujeres luchaban sin éxito desde hacía casi una semana. El pavoroso incendio de Sierra Bermeja, que además de 10.000 hectáreas, se ha cobrado la vida de un bombero forestal, ha vuelto a demostrar la insignificancia del ser humano y su impotencia a la hora de hacer frente a fenómenos que hacemos más y más fuertes con nuestro estilo de vida y la desidia de unas administraciones que solo se acuerdan de Santa Bárbara cuando truena.
Lo ocurrido en Málaga podría haber ocurrido en Granada y lo que es peor, más pronto que tarde acabará ocurriendo, como lo demuestran los numerosos «avisos» que estamos viviendo en los últimos veranos, siempre en zonas especialmente «apetecibles» para proyectos urbanísticos inconfesables, pero muy presentes en la mente de todos.
Estos días han florecido como setas los «expertos» en incendios de sexta generación. Perdónenme si les confieso que era la primera vez que escuchaba semejante definición, para describir lo más parecido al infierno en la tierra. Un fuego inextinguible, que se alimenta a sí mismo, que genera un microclima que favorece su expansión y que es capaz de provocar otros incendios fuera del perímetro principal. La impotencia de quienes se jugaban la vida luchando contra las llamas, demostraba hasta que punto se enfrentaban a un monstruo voraz e invencible, con las herramientas de que disponían.
Pero lo cierto es que este fuego, como otros más convencionales, como verdaderamente de combaten es con una prevención que, en Granada y Andalucía, está muy lejos de la mínima exigible para preservar nuestro medio natural. Cualquiera de ustedes que camine o pedalee por el campo, o por las sierras, dará fe de que el abandono y el descuido de esos espacios es una tristísima realidad, lo que sumado a factores meteorológicos cada vez más adversos, presiones urbanísticas gansteriles y cabezas muy mal amuebladas, conforman un cóctel explosivo, que en este caso se ha traducido en una auténtica tragedia humana y medioambiental.
Mal se pueden prevenir semejantes catástrofes, si desde la administración competente ponemos bajo sospecha, a quienes saben y pueden tener nuestros montes como Dios manda, que no son otros que los miembros del INFOCA, estos días considerados como héroes, pero demasiadas veces tratados como villanos, como lo demuestran decisiones tan desafortunadas como la impresentable auditoría ordenada sobre este servicio por el Gobierno de Moreno Bonilla, que tanto pecho ha sacado estos días de la profesionalidad de quienes arriesgan sus vidas, por salvar nuestro patrimonio natural.
La auditoría, jaleada por VOX y aceptada de mil amores por el PP, partía de la premisa ideológica de que los servicios públicos son más eficientes cuando son realizados por empresas privadas, en lugar de por trabajadores públicos. Me hubiera gustado a mi ver a una empresa privada extinguiendo este incendio. Con independencia de sus resultados, lo cierto es que decisiones como esa desmoralizan y desincentivan a unos profesionales extraordinarios, que ya han demostrado en numerosas ocasiones su valía y generosidad.
Parece claro que el incendio 6.0 ha sido provocado por algún o algunos desalmados, a quien el sheriff Juanma perseguirá hasta que el infierno se congele. Quizás el papelón de las reiteradas declaraciones del presidente de la Junta de Andalucía, en plan justiciero casposo, pretendiera correr un túpido velo sobre algunas preguntas que tanto alcaldes de los pueblos afectados, como ciudadanos de la pie, se han comenzado a hacer. Por ejemplo: ¿Por qué Moreno Bonilla ha eliminado la Consejería de Medio Ambiente de su Gobierno? ¿Por qué se lleva mas de un año negando a la Sierra Bermeja el status de protección de Parque Nacional? o ¿Por qué solo hay un coordinador y dos agentes medioambientales para vigilar todo el valle del Genal? o la pregunta principal: ¿Por qué no ha dicho alto y claro que la zona incendiada no podrá tener ningún tipo de aprovechamiento urbanístico en el futuro?
Al tiempo que Juanma Moreno insistía, una y otra vez, en el papel de justiciero vengador, lo que incluso le llevó a llamar públicamente «cabrones» a los posibles autores del incendio, se escabullía de explicar, como es posible que su Gobierno solo haya gastado un 0.8% de los 14,5 millones facilitados por la Unión Europea, para la extinción de incendios y que solo se hayan aceptado 23 expedientes de los 657 presentados.
Como ha dejado dicho Cristina Montiel, catedrática de Geografía en la Universidad Complutense de Madrid, directora del Departamento de Análisis Geográfico Regional y Geografía Física entre 2010 y 2017 y directora desde 1997 el Grupo de Investigación Geografía, Política y Socioeconomía Forestal, «lo que hizo el presidente de la Junta de Andalucía saliendo en la televisión el primer día, diciendo que iba a cazar a los culpables, es de una irresponsabilidad tremenda, porque lo que estaba haciendo, era lanzar balones fuera. Lo que hacía es trasladar el foco a la causa, al momento en el que el incendio se produce. A ese señor habría que decirle que sea quien sea el culpable, el incendio habría sido igual, porque aquí el problema no es quién, aquí el problema es cómo está quemando. ¿Por qué no se pregunta ese señor qué hemos hecho para que el incendio haya podido convertirse en una cosa, para que haya podido tener vida propia? ¿Qué hemos hecho para permitir que aquí podamos tener un ente con vida propia?»
Y es que lo primero que Juanma Moreno no ha hecho, ha sido garantizar una gestión adecuada de los montes públicos. No ha contratado al personal que se necesita para hacer silvicultura y mantener nuestros bosques. ¿Cuál ha sido su gestión? ¿Decir que ahí no pueden entrar los excursionistas? ¿Regular el tráfico? ¿Regular el turismo de fin de semana? ¿Esa es su gestión?
Como ven muchas preguntas sin respuestas que son válidas, no solo para el incendio de Sierra Bermeja, sino para aquellos que están por venir y que ojalá no se produzcan, cosa bastante improbable de continuar con semejantes políticas.
