El Centro Cultural CajaGranada acoge la exposición ‘La Vega en fuga’ de Antonio Arabesco
- Está conformada por 38 fotografías que reflejan el pasado, muestran el presente y anticipan el futuro de la vega de Granada
Abre sus puertas en Granada ‘La Vega en fuga’, muestra que recoge una selección de obras del fotógrafo Antonio Arabesco en torno a la vega granadina y a su paisaje rural.
La exposición, que podrá visitarse hasta el 9 de enero de 2022 en el Centro Cultural CajaGranada, está conformada por un total de 38 fotografías que reflejan el pasado y el presente de un territorio tan íntimamente ligado al devenir de la propia Granada, como es su vega.
‘La Vega en fuga’ ha sido presentada a los medios de comunicación por la presidenta de CajaGranada Fundación, María Elena Martín-Vivaldi; el fotógrafo, Antonio Arabesco; y la secretaria de la Fundación Omnia, Carmen Ocaña.
En su intervención, María Elena Martín-Vivaldi ha destacado “el magnífico nivel artístico y técnico de la fotografía de Antonio Arabesco, que hoy se concreta en un tema tan importante para Granada como es su vega, un espacio que ha sufrido y sufre una serie de transformaciones importantes y que es necesario conservar”. Igualmente, ha puesto de manifiesto la satisfacción que supone para el Centro Cultural CajaGranada, donde precisamente se ubica el ’Km0 de las rutas de la vega’, acoger está exposición “que nos pone en contacto con el pasado más reciente de nuestro territorio”.
Por su parte, Carmen Ocaña ha querido felicitar a Antonio Arabesco y ha hecho hincapié en la calidad del catálogo que acompaña a la muestra, “un brillante catálogo que la Fundación Omnia no ha dudado en publicar”. “Es un interesantísimo libro de artista muy bien estructurado, poético, bello, de planos y texturas que podrían rallar en algunos momentos la abstracción y, en otros, el rigor propio de un racionalismo arquitectónico, combinando a la perfección cultura y paisaje”, ha añadido.
Antonio Arabesco ha detallado el proceso que le llevó a generar estas obras y su sentido documentalista, que le ha permitido constatar el abandono o la perdida que están padeciendo la mayoría de los elementos propios de la vega de Granada, como son los secaderos o las alamedas. “Mi objetivo ha sido realizar un retrato fiable, un retrato que no tiene una intención de denuncia, pero si de reflejo de la realidad que está experimentando nuestra vega”, ha finalizado.
Acompañado de una selección de poemas de Erika Martínez, destaca el discurso simbólico de las fotografías, que narra lo que ya ha pasado, muestra lo poco que permanece y anticipa lo que vendrá, en este mundo rural retratado por Arabesco que hace gala, tal y como dice el poeta Andrés Neuman, de una abrumadora plasticidad apoyada en dos geometrías predominantes: una vertical, relacionada con la inmensidad interior y el paso del tiempo; y otra perpendicular, que va creando cruces materiales, conflictos humanos y contradicciones internas.
En la exposición el autor usa como icono de la transformación de la vega los secaderos de tabaco, él mismo nos los describe:
Un ejemplo emblemático de hasta qué punto la personalidad paisajística de una provincia puede depender de su arquitectura agrícola son los secaderos de tabaco de La Vega granadina. Erigidas en su mayoría a base de cañas y madera, estas pequeñas construcciones salpican con su belleza rudimentaria los campos arados de la comarca. Su presencia resiste en las llanuras cultivadas junto al río Genil y sus afluentes, entre alameda y alameda. Los secaderos son vestigios de un mundo en extinción. En ellos resiste la historia reciente de los pueblos agrícolas, de una cultura que aún puede rastrearse en cierta actividad residual y en la memoria viva de sus habitantes. Los secaderos nunca volverán. No sólo por la transformación de la economía y la especulación urbanística, sino sobre todo por la necesaria sustitución del cultivo del tabaco por otras plantaciones acordes con las nuevas políticas sanitarias. Mirando La Vega, se diría que esa aplastante realidad pesa sobre los secaderos, deja cierta melancolía en sus techos desvencijados, en el caos organizado de sus tablas.
Antonio Arabesco, seudónimo del fotógrafo granadino Antonio L. Martínez Ferrol, ha desarrollado su actividad profesional desde 1983 compatibilizándola con la docencia en la Escuela de Arte de Granada. Es académico numerario de la Real Academia de Bellas Artes de Granada desde 2004, ocupando la plaza vacante del fotógrafo almeriense Carlos Pérez Siquier. En 1999 fue designado Fotógrafo Distinguido de la Federación Española de Fotografía (FEPFI), unos años más tarde, en 2005 es nombrado Maestro Fotógrafo Honorario de la FEPFI, en reconocimiento a su trayectoria profesional.
Ha participado en numerosas muestras colectivas e individuales, entre las que destaca ‘Habana: lo real-maravilloso’, en el Museo de la Revolución de La Habana (1997). En Granada ha expuesto en el Centro de Investigaciones Etnológicas Ángel Ganivet, en la Fundación Rodríguez Acosta o en la Biblioteca de Andalucía. Su trabajo ha sido publicado en revistas especializadas, nacionales y europeas, y ha obtenido diversos premios, destacando el primer Premio Europeo de Fotografía, convocado por AGFA.