Proponen un plan de choque para recuperar las alamedas de la Vega
- Una mejora de la calidad de la madera a través de la selección de las variedades más adecuadas y de mejores cuidados de los cultivos –tala y riego– permitiría revalorizar la materia prima
El proyecto Life Wood for Future/Madera para el Futuro, que ha obtenido financiación del Programa Life de la Unión Europea, ha propuesto a las instituciones granadinas colaborar en un plan de choque para recuperar las alamedas de la Vega como un instrumento eficaz en la lucha contra la contaminación del aire en el área metropolitana de Granada.
Los chopos, una especie de rápido crecimiento, absorben gran cantidad de dióxido de carbono y gases contaminantes procedentes del tráfico urbano y crean un microclima más fresco y húmedo, según han informado desde la coordinación del proyecto en un comunicado de prensa.
La Universidad de Granada (UGR) y la Diputación Provincial, socios del proyecto junto a la Confederación de Organizaciones de Selvicultores de España, la Universidad de Santiago de Compostela y la empresa de base tecnológica 3edata, responden así al reciente compromiso entre el Gobierno andaluz, el Ayuntamiento de Granada y 28 municipios del cinturón de «mejorar la calidad del aire y reducir la polución atmosférica».
Por ello, han pedido a la Junta de Andalucía «un respaldo decidido» a este cultivo que aúna beneficios medioambientales y económicos, en la línea del que los populicultores de Castilla y León, La Rioja y Navarra reciben de sus gobiernos autonómicos.
Granada es la tercera ciudad de España con peor calidad del aire, solo por detrás de Madrid y Barcelona, pero sin tener la población ni el desarrollo industrial de esas grandes conurbaciones, han explicado. El 80 por ciento de la contaminación atmosférica procede del tráfico rodado, y el clima y la orografía agudizan la concentración de gases que son nocivos para la salud humana y contribuyen al calentamiento global.
Los investigadores y técnicos de Life Madera para el Futuro creen que la recuperación de las alamedas que salpicaban la Vega de Granada hace tan solo unos años, junto a medidas a favor de la movilidad sostenible, «podrían revertir radicalmente esa situación».
Debido al rápido crecimiento de esta especie –el ‘Populus’ puede alcanzar una altura de unos 20 metros en diez años–, las choperas tienen una gran capacidad de secuestrar dióxido de carbono de la atmósfera y actúan como eficaces «pulmones verdes».
En 2002 la provincia de Granada contaba con 12.000 hectáreas que consumían las emisiones de dióxido de carbono de 384.000 vehículos (el 85 por ciento de toda la provincia); hoy, las 3.000 hectáreas son capaces de absorber las emisiones del 21 por ciento del tráfico de la provincia.
Además, los chopos absorben diversos gases contaminantes, filtrando las partículas del aire y atrapándolas en las hojas y la corteza, y sus bosques se comportan como vaporizadores naturales, ya que «aumentan la humedad del aire y disminuyen la temperatura entre 3 y 6 grados en verano».
Hay indicios de que la reducción de este cultivo en la Vega en los últimos años guarda relación con el aumento de la contaminación atmosférica. La Diputación de Granada gestiona dos proyectos de la Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible e Integrado, financiadas por fondos Feder, que intentan confirmar esa impresión con datos científicos.
Actualmente, una unidad móvil realiza mediciones en zonas de alamedas y en zonas donde estas han desaparecido para comparar los resultados asociados a los principales parámetros de contaminación atmosférica (dióxido de nitrógeno, dióxido de azufre, monóxido de carbono, ozono y partículas en suspensión), así como temperatura y humedad relativa.
Las alamedas son además filtrantes de contaminación del agua. En la Vega de Granada tradicionalmente se han regado a manta con aguas residuales urbanas poco tratadas, lo que permite recargar los acuíferos, mejorar la fertilidad de la tierra y prevenir las avenidas. Por último, las choperas contribuyen a evitar la erosión del suelo y atraen una gran biodiversidad.
El proyecto Life Madera para el Futuro supondrá una importante inversión a lo largo de cuatro años –el 55 por ciento aportada por la Unión Europea y el resto, por los socios españoles– que se dedicará a la promoción de una unión de populicultores –a los que se facilitarán los plantones certificados y los cuidados–, al impulso de una industria maderera transformadora y a la investigación de nuevos materiales para la construcción sostenible en los laboratorios de las universidades de Granada y Santiago de Compostela. Además, están previstas restauraciones de ribera con chopos y otras especies autóctonas en cauces fluviales de la Vega de Granada.
El catedrático de Física Aplicada en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de la Edificación de la UGR y coordinador del proyecto, Antolino Gallego, ha explicado que el declive del cultivo del chopo en Granada en las últimas dos décadas se ha producido por su pérdida de rentabilidad, ya que la madera «se dedica sobre todo a la fabricación de cajas de frutas y verduras».
Una mejora de la calidad de la madera a través de la selección de las variedades más adecuadas y de mejores cuidados de los cultivos –tala y riego– permitiría revalorizar la materia prima: dado que la legislación comunitaria obliga a reducir a casi cero la huella de carbono en el sector de la construcción, los elementos de madera de chopo laminada y contralaminada para vigas y paneles gozan de una demanda creciente en Europa.