La UGR participa en un estudio global publicado en la revista ‘Nature’ sobre la descomposición de la madera
- Un equipo de investigadores internacional logra estimar, por primera vez, las tasas de descomposición de la madera a escala planetaria; el papel relativo que juegan los insectos, así como la contribución de esta descomposición al ciclo global del carbono
El estudio se llevó a cabo durante tres años, en los que se monitorizó la descomposición de trozos de madera de las principales especies de árboles de cada localidad en 55 puntos del planeta y en todos los continentes salvo la Antártida, en bosques representativos de cada región.
La velocidad a la que se descompone la madera en los bosques es un parámetro fundamental para entender el ciclo del carbono, pues la mayor parte de la biomasa de los ecosistemas terrestres está constituida por madera muerta. Sin embargo, hasta la fecha no se había hecho ningún estudio global sobre la tasa de descomposición en los distintos biomas de la Tierra, por lo que la información disponible era muy segmentada y local.
Un equipo de investigadores internacional liderados por la Universidad Técnica de Munich (Alemania) y en el que participa Jorge Castro, catedrático del departamento de Ecología de la Universidad de Granada (UGR), ha logrado estimar, por primera vez, las tasas de descomposición de la madera a escala planetaria; el papel relativo que juegan los insectos, así como la contribución de esta descomposición al ciclo global del carbono.
“Los árboles vivos absorben una cantidad considerable de dióxido de carbono de la atmósfera y, por tanto, desempeñan un papel importante en la protección de nuestro clima. Sin embargo, se sabe poco sobre el papel de los árboles muertos en el ciclo global del carbono. La descomposición de la madera y el reciclaje de los nutrientes que contiene son algunos de los procesos más importantes que tienen lugar en los bosques pero apenas conocíamos su papel a escala global”, señala Jorge Castro.
El estudio se llevó a cabo durante tres años, en los que se monitorizó la descomposición de trozos de madera de las principales especies de árboles de cada localidad en 55 puntos del planeta y en todos los continentes salvo la Antártida, en bosques representativos de cada región. Estos puntos incluyen un amplio gradiente de condiciones ambientales, particularmente temperatura y precipitación, así como de especies de árboles característicos de los principales ecosistemas forestales. En el caso de la Península Ibérica, se monitorizaron dos localidades muy contrastadas desde el punto de vista de la precipitación: una en Sierra Nevada (bosque relativamente secos) y otra en el pinsapar de Grazalema, uno de los puntos más lluviosos de la cuenca Mediterránea.
Los datos demuestran que la tasa de descomposición y la contribución de los insectos dependen en gran medida del clima, y aumentan a medida que aumenta la temperatura. Un mayor nivel de precipitaciones acelera la descomposición en las regiones más cálidas y la ralentiza en las regiones donde las temperaturas son más bajas.
Los bosques tropicales juegan un papel desproporcionadamente alto en el conjunto del planeta, siendo el lugar en el que se produce el 93% de la descomposición anual de madera. Esto se debe tanto a su elevada masa en madera muerta como a las condiciones particularmente apropiadas para la descomposición (conjunción de temperaturas y precipitaciones elevadas) y la gran cantidad y biodiversidad de insectos. Los insectos son responsables de casi un tercio de la descomposición de la madera, aunque esto se limita principalmente a los trópicos. En los bosques de latitudes septentrionales y templadas, la contribución de los insectos es pequeña y toma mayor relevancia relativa el papel de los hongos.
Efecto en el ciclo global del carbono
Los datos han permitido modelizar el papel de la descomposición de la madera en el ciclo global del carbono, algo para lo que apenas existía información hasta la fecha. Los resultados muestran que la descomposición de la madera muerta libera unas 10.9 gigatoneladas (Gt) de carbono al año. Parte de este carbono irá al suelo y parte irá a la atmósfera. En cualquier caso, considerando que la cantidad de carbono en la atmósfera de la Tierra es de unas 800 Gt, los resultados indican que la descomposición de la madera es capaz de renovar el carbono total de la atmósfera en menos de 80 años, la vida de un ser humano.
La descomposición de la materia orgánica, y de la madera en particular como fracción con mayor biomasa dentro de este conjunto de materia orgánica, es uno de los procesos más importantes para el funcionamiento de los ecosistemas. Permite el reciclaje de nutrientes y es uno de los principales motores de los ciclos biogeoquímicos. La salud de los ecosistemas depende en gran medida de los organismos descomponedores, entre los que destacan fundamentalmente los hongos y bacterias, por un lado, y los insectos, por otro.
Bajo el actual escenario de pérdida de biodiversidad y de alteración de los ecosistemas se está extinguiendo una enorme cantidad de especies de insectos. “Esto podría afectar a las tasas de descomposición a escala planetaria, asestando un nuevo golpe al funcionamiento del ecosistema Tierra. Una razón más para frenar la destrucción de los ecosistemas y la pérdida de biodiversidad que está ocasionando nuestra civilización”, señala Castro