Granada cara al sol

Han tenido que pasar ¡35 años! para que el PSOE, haya conseguido la victoria y la recuperación del primer puesto político en la capital granadina, donde no era la opción más votada desde 1987 con Antonio Jara.

Más de 35.000 votos cosechados por los socialistas, suponen un espaldarazo al trabajo desarrollado en los últimos tres años por el actual alcalde y candidato, Paco Cuenca, a pesar de haber encontrado un Ayuntamiento en bancarrota, achicharrado por la corrupción y con más trampas que una película de chinos.

Hay que insistir en los datos, porque quien viera las imágenes el pasado domingo del “fracasado” Sebastián Pérez, proclamándose alcalde, con una falta total de vergüenza política, torera y de la otra, podría creer que quien ha llevado al PP de la capital, a uno de los peores resultados de su historia, habría ganado las elecciones.

El caso es que el pasado domingo, el partido socialista aventajó en más de 10.000 votos al PP y en 20.000 a Ciudadanos … y sin embargo, la derecha extrema y la extrema derecha, podrían gobernar la ciudad en un pacto de muy perdedores y mucho perdedores.

El inefable “Sebas” pierde en cuatro años, 14.000 votos, un doce por ciento de los sufragios y 4 concejales y a pesar de todo, celebra los resultados como si no hubiera un mañana; algo que políticamente no debería existir para el máximo responsable y candidato de semejante desastre.

Se preguntarán ustedes cómo alguien con esas credenciales, está tan seguro de conseguir la alcaldía de Granada, algo que Pérez lleva maquinando décadas y que tan cerca tuvo con la crisis de salud, primero, y la detención después, del ex alcalde Torres Hurtado.

Lo que las urnas no le han dado, Sebas puede conseguirlo en un pacto de perdedores, en el que su principal valedor sería Luis Salvador, ex subordinado de Pérez en su etapa al frente de la Diputación y al que “liberó” durante sus cuatro años de presidencia, de cualquier exigencia laboral mínima. Y claro, “amor, con amor se paga” que diría el refrán.

No le ha ido muy bien al candidato de Ciudadanos, el vaticinio de la morfopsicología, según el cual, la forma de su cráneo le convertía en el elegido de los dioses para convertirse en nuestro alcalde. Cuatro concejales, los mismos que hace cuatro años, ha sido el magro botín del candidato naranja, que siendo un resultado manifiestamente mejorable, para quien se veía ocupando en despacho de la Mariana, le puede servir sin embargo, para inclinar la balanza hacia el lado de Pérez, a quien tanto admira y tanto debe.

Nada de lo escrito sería posible, sin que Sebas y Luis, Luis y Sebas, metan de hoz y coz en el gobierno de Granada, a la alegre muchachada de Vox, porque aunque Onofre no sea de uno de los cafres tipo Abascal, Ortega Smith, o Espinosa de los Monteros, al final no tendrá más remedio que responder a la voz de su amo, que le llegará de Madrid, a medida de los principios fundamentales del movimiento.

Con este panorama y salvo que impere la más elemental cordura democrática, dentro de quince días Granada tendrá un alcalde que no ha cotizado un solo día fuera de sus cargos políticos u orgánicos, que pretende convertir las murallas de la Alhambra en un cine de verano, que vaticinó el fracaso del Metro y ahora apuesta por él como medio de transporte fundamental y que en definitiva volvería a teñir esta ciudad con el color gris plomo, con el que la pintó su íntimo enemigo Torres Hurtado … Eso sí, todo ello Cara al Sol.

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