Preguntas para después de un incendio
Al final ha sido la lluvia, la bendita lluvia de comienzos de semana, la que ha conseguido doblegar al monstruo, contra el que centenares de hombres y mujeres luchaban sin éxito, desde hacía casi una semana. El pavoroso incendio de Los Güájares, Izbor y el Valle, que además de arrasar seis mil hectáreas, ha vuelto a demostrar la insignificancia del ser humano y su impotencia a la hora de enfrentarse a fenómenos que hacemos más y más fuertes con nuestro estilo de vida y la desidia de unas administraciones que solo se acuerdan de Santa Bárbara cuando truena.
Lo ocurrido esta semana en Granada era la crónica de una muerte anunciada, como lo demuestra lo ocurrido en Sierra Bermeja y los numerosos «avisos» que estamos viviendo en los últimos veranos, siempre en zonas especialmente «apetecibles», bien para proyectos de energías renovables, bien para proyectos urbanísticos inconfesables, pero muy presentes en la mente de todos.
Estos seis dramáticos días quienes han luchado heroicamente contra el fuego, han vivido lo más parecido al infierno en la tierra. Unas condiciones meteorológicas de pesadilla, una orografía muy difícil y un fuego inextinguible, que se alimentaba a sí mismo, generando un microclima que favorecía su expansión y provocaba otros incendios fuera del perímetro principal. La impotencia de quienes se han jugabado la vida luchando contra las llamas, ha demostrado hasta que punto se enfrentaban a un monstruo voraz e invencible, con las herramientas de que disponían.
Pero lo cierto es que este fuego, como verdaderamente se combate es con una prevención que, en Granada y Andalucía, está muy lejos de ser la mínima exigible para preservar nuestro medio natural. Cualquiera de ustedes que camine o pedalee por el campo, o por las sierras, dará fe de que el abandono y el descuido de esos espacios es una tristísima realidad, lo que sumado a factores meteorológicos cada vez más adversos, presiones urbanísticas gansteriles y cabezas muy mal amuebladas, conforman un cóctel explosivo, que en este caso se ha traducido en una auténtica tragedia medioambiental.
Mal se pueden prevenir semejantes catástrofes, si desde la administración competente ponemos bajo sospecha, a quienes saben y pueden tener nuestros montes como Dios manda, que no son otros que los miembros del INFOCA, estos días considerados como héroes, pero demasiadas veces tratados como villanos, como lo demuestran decisiones tan desafortunadas como los despidos de centenares de bomberos forestales una vez terminada la campaña de verano y que la campaña pasada se tradujo en en poner en la calle a 700 efectivos del plan INFOCA al llegar el 15 de octubre. Una situación que tiene una clara repercusión en el déficit de prevención de incendios que registra la comunidad autónoma desde hace años.
En ese trato impresentable para quienes se juegan la vida para preservar nuestro patrimonio natural, merece capítulo aparte la impresentable auditoría que ordenó sobre este servicio el Gobierno de Moreno Bonilla, que tanto pecho ha sacado estos días de la profesionalidad de quienes arriesgan sus vidas, por salvar nuestro patrimonio natural.
La auditoría entonces jaleada por VOX y aceptada de mil amores por el PP, partía de la premisa ideológica, de que los servicios públicos son más eficientes cuando son realizados por empresas privadas, en lugar de por trabajadores públicos. Me hubiera gustado a mi ver a una empresa privada extinguiendo este incendio. Con independencia de sus resultados, lo cierto es que decisiones como esa desmoralizan y desincentivan a unos profesionales extraordinarios, que ya han demostrado en numerosas ocasiones su valía y generosidad.
Es muy posible que este incendio haya sido provocado por algún o algunos desalmados, pero semejante infamia no debe ocultar el papelón que la Junta de Andalucía de Moreno Bonilla, está teniendo en la tragedia de los incendios forestales. Por ejemplo: ¿Por qué el presidente de la Junta ha eliminado la Consejería de Medio Ambiente de su Gobierno? o ¿Por qué no ha dicho alto y claro que la zona incendiada no podrá tener ningún tipo de aprovechamiento ni urbanístico, ni energético, en el futuro?
Juanma Moreno sigue sin explicarnos, como es posible que su Gobierno solo haya gastado un 0.8% de los 14,5 millones facilitados por la Unión Europea, para la extinción de incendios y que solo se aceptaran 23 expedientes de los 657 presentados. Y es que lo queda meridianamente claro, es que el presidente de la Junta, no ha sido capaz de garantizar una gestión adecuada de los montes públicos. Además de no contratar al personal que se necesita para hacer silvicultura y mantener nuestros bosques. ¿Cuál ha sido su gestión? ¿Decir que ahí no pueden entrar los excursionistas? ¿Regular el tráfico? ¿Regular el turismo de fin de semana? ¿Ésa es su gestión?
En una tribuna publicada bajo el título “La Junta abandona el bosque andaluz” en los diarios del Grupo Joly, los representantes de la plataforma por la sostenibilidad del medio natural y rural andaluz Sosnatur, Juan Sangrán y Andrés Domínguez, acusaban a la Administración andaluza de no haber sido “capaz” de invertir “un solo euro” en bosques, dentro del presupuesto europeo procedente del marco 2014-2020 para el Programa de Desarrollo Rural de Andalucía. “Se ha generado una maraña de condicionantes, necesidades, obligaciones y legislaciones contradictorias, unida a una inoperante e indolente Administración que se pierde entre sus papeles en los despachos, ajena a las verdaderas demandas de los bosques andaluces”.
Esta desidia es inexplicable en la gestión de las ayudas para la prevención de incendios en Andalucía y demuestra una falta total de interés por el mundo rural. Lo que no tiene perdón de Dios es dejar sin usar un dinero que viene de la Unión Europea, para ayudar a equilibrar el nivel de bienestar entre el mundo rural y el urbano, así como mantener en buenas condiciones nuestras extensas áreas forestales, que cumplen una gran variedad de funciones ambientales, sociales y económicas. ¿Qué turismo de naturaleza podrán esperar los vecinos de zonas calcinadas? ¿Qué producción agrícola o ganadera se puede sacar de dehesas arrasadas por las llamas?
Como ven muchas preguntas sin respuestas que son válidas, no solo para el incendio que ha calcinado uno de los parajes más hermosos de Granada, sino para aquellos que están por venir y que ojalá no se produzcan, cosa bastante improbable de continuar con semejantes políticas.