Candidata
Decía mi madre que hay gente que nace con estrella y otra que nace estrellada. Está claro que todos conocemos a nuestro alrededor casos de los unos y de los otros y que esta máxima se produce en todos los ámbitos de la vida. El último ejemplo nos llega con Marifrán Carazo, flamante candidata del PP a la alcaldía de Granada y que, sin duda, es la demostración empírica de que, también en política, hay quien nace con estrella, porque convendrán conmigo que la carrera pública de la vallisoletana, ha transcurrido literalmente bajo palio, desde su desembarque en las Nuevas Generaciones del PP, hasta su nominación como candidata a la alcaldía de su ciudad adoptiva, saltando de cargo público en cargo público, sin apenas dejarse un pelo en la gatera.
Se cumplen ahora cuatro años desde que Marifrán Carazo fuera nombrada consejera de Fomento, Infraestructuras y Ordenación del Territorio por Juan Manuel Moreno, al frente del primer Gobierno de derechas de la Junta, gracias al pacto entre PP-Cs, con el imprescindible apoyo externo de la ultraderecha… y desde entonces se convirtió en candidata.
Contra quienes creen que la candidatura de Marifrán a la alcaldía de Granada, es una cosa de ahora, me atrevería a afirmar que Carazo es candidata, desde el mismo momento en que juró su cargo en el Palacio de San Telmo. Cuatro años de campaña con el inapreciable soporte de una de las consejerías más inversoras de la Junta de Andalucía, no es una oportunidad que se pueda desperdiciar.
Como manda el manual del buen Consejero/a, más aún si se barrunta candidato/a, no ha habido viernes y lunes, en los que Marifrán no se haya multiplicado en Granada en todo tipo de actos, propios o ajenos a su consejería, con los que ha copado páginas y páginas de periódicos y minutos y minutos de radio y televisión, todos ellos «pagados» generosamente desde la Junta de Andalucía y todo ello sin despeinarse. Para rizar el rizo y sin que nadie haya dado una explicación medianamente razonable, en esta legislatura se ha añadido a sus competencias la gestión de Cetursa, empresa de difícil encaje en su consejería, pero que le agranda su visibilidad en Granada.
Lo de que «así se las ponían a Felipe II», parece un dicho pensado para aplicárselo a Marifrán, porque la candidata no ha tenido que esforzarse lo más mínimo, para tener asegurado un escaparate mediático, que a sus adversarios políticos les cuesta la misma vida.
No deja de ser curioso también que el nombre de Marifrán y el apellido de buena gestora, vayan indefectible de la mano, aunque esa asociación haya sido más fruto de la estrategia diseñada para ella por Moreno Bonilla y el PP andaluz, que de una realidad constatable, ya que no tenemos pruebas reales de tal cosa, ni de la contraria.
El caso es que a la flamante candidata no se le conoce vida laboral alguna fuera de la política. Primero en las Nuevas Generaciones del PP, después como concejala del equipo de Torres Hurtado -etapa que a buen seguro le gustaría obviar-, más tarde como parlamentaria andaluza, después como integrante del círculo más próximo de Bonilla, quien la designó portavoz del PP de Educación y portavoz adjunta del grupo popular y de ahí a la consejería de Infraestructura que la ha colocado a las puertas de la Plaza del Carmen. Todo ello sin ningún hito que nos permita acreditar esa cualidad de buena gestora, a la que parece haber accedido por ciencia infusa.
Aprovechando que el Pisuerga para por Valladolid (nunca mejor dicho) y optimizando la influencia que le daba su despacho de Sevilla, la candidata siempre ha maniobrado desde la vera del Guadalquivir, para convertirse en la gran «influencer» del PP granadino. De su despacho de Fomento han salido nombramientos en delegaciones provinciales, cargos en la estructura de la Junta, o en la gestora creada para dirigir el PP de Granada, tras dimitir el que fuera presidente provincial y último candidato a la Alcaldía de Granada, Sebastián Pérez.
Sin duda que Marifrán es la mejor baza de la derecha para recuperar el gobierno de una ciudad, que no controla desde 2016, cuando la UDEF acabó abruptamente con más de 13 años de mandatos de José Torres Hurtado. Ahora solo falta que fuera del paraguas de su consejería, sea capaz de articular una propuesta autónoma de Gobierno para Granada, que demuestre que conoce la ciudad, sus problemas, sus potencialidades y que sabe hacia donde quiere llevarla. Por el momento no ha dado una sola pista, más allá de las obviedades que aluden a defenderla por encima de intereses partidistas.
Tener los y las mejores candidatas, es una gran noticia para una ciudad y por eso me alegro de que sea Marifrán quien defienda los intereses del PP en la próxima cita municipal, después de más de un lustro en que los populares no levantan cabeza. El próximo mes de mayo se tendrá que medir al actual alcalde, que ya ha demostrado su capacidad de resistencia y que hace cuatro años conseguía, por primera vez en muchos años derrotar al PP en unas elecciones municipales.
Pero es que además el pulso entre Carazo y Cuenca, no solo decidirá al alcalde o alcaldesa de Granada para los próximos cuatro años, sino muy probablemente hacia donde se decanta la Diputación Provincial, herramienta fundamental para cualquier partido, tanto en lo político, como en lo económico.
Habrá que esperar a mayo para saber si Marifrán sigue gozando de su «estrella», o se impone el trabajo concienzudo y constante de Paco Cuenca, quien no se nos olvide, ha tenido que salir dos veces al rescate de esta ciudad, cuando las llamas de la corrupción y de la incompetencia la devoraban viva