El Moreno Bonilla de Vox
Que toda la extrema derecha no está en Vox lo demuestra que esa banda fue pergeñada en la FAES y nutrida con lo más extremista del PP, bajo la dirección, supervisión y bendición del falangista confeso José María Aznar. Gran parte del extremismo radical aún anida en las filas populares: tanto montan, montan tanto Abascal como Ayuso, de los Monteros como Feijóo, García Gallardo como Moreno Bonilla. Aquella derecha moderada y democrática que se puso a la venta en la transición fue un espejismo, una mentira.
Desde que Bonilla se tatuó la mayoría absoluta en la piel, Andalucía ha experimentado cambios profundos. La derecha andaluza conoce bien el apego del pueblo andaluz a añejas tradiciones como asentir a cuanto diga o haga el señorito y solucionar el hambre esperando el milagro de una virgen, un cristo o cualquier santidad menor. El gobierno de la Junta está cambiando Andalucía. A peor. Es consciente de que el pueblo andaluz ha renunciado a levantarse, a pedir tierra y libertad, ha renunciado a su dignidad.
El indolente pueblo andaluz ve cómo el señorito Bonilla recorta su derecho a una Sanidad y una Educación públicas para engrosar las cuentas privadas de sus amigos, trasvasando millones de euros de la Administración Pública a empresas privadas a dedo y sin el más mínimo pudor. El pobre andaluz pobre tiene asumido que la renuncia a una escuela digna para su descendencia es inevitable y que su salud depende de los designios del santoral más que del diagnóstico y el tratamiento prescrito por un médico.
La utilización de las tradiciones y creencias populares para manipular al pueblo andaluz es una secular tradición de señoritos y caciques que Bonilla practica. Hemos visto estos días al presidente populista hacer una encendida defensa de la virgen del Rocío ante el ultraje sufrido desde la pérfida y odiada Catalunya. Es el mismo presidente que no duda en destruir Doñana, para favorecer a regantes y amigotes delincuentes, a escasos 20 km de la aldea del Rocío y a años luz de Europa, de la Ley y del sentido común.
Su fervor mariano no impide que Bonilla alimente la misoginia y defienda el machismo usando para ello el dinero público con el que paga las encuestas del llamado CIS andaluz. Ni Tezanos ha osado diseñar una encuesta más ideológica, tendenciosa y mamporrera que la elaborada por CENTRA para el Partido Popular. El pobre andaluz pobre opina que la mujer y la sartén en la cocina están bien, que su papel es parir y criar, que no es malo que el hombre mande en casa y en el mundo, etc. Así manipula esta Junta.
Bonilla, Ayuso y su banda están que se salen. No extraña que el PP rebaje las aspiraciones electorales de Vox porque estos dos elementos (y Miras, y Mañueco, y…) asumen y defienden los postulados de la extrema derecha radical con naturalidad. Mientras anuncian catástrofes y mienten, el PSOE juega a ocupar el centro derecha liberal que han dejado libre al tiempo que las izquierdas siguen con su particular purga de matices en un empeño histórico de autodestrucción que el electorado no comprende y castiga.