La insoportable amnistía
Tan insoportable ha sido la Ley de amnistía, o más precisamente, la revelación de una futura Ley de amnistía, que ha desatado una fuerza incontenible en aquellos que antes permanecían sumidos en un mutismo mágico. Ha logrado extraer palabras de quienes estaban envueltos en un silencio denso, ocultos en las penumbras de los últimos cinco años. De este modo, la discusión en torno a esta medida política ha obrado el prodigio de devolver la voz a ciertos actores del ámbito sanitario que, como sombras mudas, se mantenían en un estado silente, mutis mutantis. Me estoy refiriendo específicamente al colegio de médicos de Sevilla.
Fue necesario el anuncio de la Ley de amnistía, por muy desconcertante que parezca, para hacer que el Colegio de Médicos de Sevilla se pronuncie en un tema tan directamente relacionado con el mundo sanitario. La excusa que han utilizado para darse a conocer al mundo nuevamente ha sido un texto suscrito, antes de que se conociera el documento firmado entre el PSOE y Junts, por las asociaciones de magistrados y jueces el pasado 9/11/2023 sobre la amnistía. Posiblemente el texto, no conocido en el momento del pronunciamiento, les haya resultado insoportable. Como institución creo que podrían haber buscado una mejor excusa para hacerse oír.
En el misterioso tejido del tiempo, la palabra «amnistía» para muchos de nosotros se despliega como un hechizo antiguo, cargada de un halo mágico que se erige como un encantamiento, como un resplandor etéreo en el que las sombras del pasado se disuelven hacia la esperanza y la transformación.
Esta promesa de Ley de amnistía, en la que muchos tenemos esperanza, confianza y creencia, de que surtirá los efectos que los partidos que constituyen el gobierno buscan con ella, le ha servido como excusa al colegio de médicos de Sevilla para hacer una aparición pública, tantas veces solicitada por los colectivos sanitarios.
Sorpresivamente en este reaparecer, no se han referido ni a las insoportables listas de espera, ni a la tardanza en la consecución de una cita en atención primaria. Tampoco a la insoportable incomunicación entre el médico especialista de primaria y el médico especialista de hospital. Para ellos no resulta insoportable la escalada en gasto farmacéutico, ni la indefensión jurídica en que se está colocando al colectivo de enfermería.
Tampoco se han referido a la insoportable falta de organización de la asistencia sanitaria que estamos padeciendo en Andalucía y que lleva -¿intencionadamente?-, a la privatización encubierta de los servicios y al descarado cierre de instituciones tan relevantes como la EASP.
Y parece no afectarles la insoportable deslegitimación de los profesionales sanitarios que se viene produciendo como consecuencia de una ineficaz gestión (¿ausencia?)y que se traduce en que sean los guardias de seguridad los que den acceso a los centros de salud, o que Andalucía sea una de las 3 comunidades autónomas con peores listas de espera, a pesar del continuo maquillaje de las mismas y de tantísimo dinero que han dedicado a los hospitales privados.
En definitiva, en estos últimos cinco años a este Colegio, no se le ha oído hablar de ninguno de los temas que preocupan a ciudadanía y a la mayoría de los colectivos sanitarios, y que tienen que ver con lo concreto, con lo particular, con lo de hoy. Se alinean con una declaración política, que en nada relaciona con su responsabilidad institucional.
¿No le resultarán más insoportables las continuas mentiras con las que se despacha la consejera de salud de Andalucía, cómoda siempre en su posición de oposición, o el oscurantismo con el que hacen la gestión política? Parece que no, parece que sobre esto no quieren opinar.