Albaydisney SA
En mitad de la canícula agosteña y mientras muchas y muchos de ustedes estarán en la pelea del apartamento de la costa, de las sombrillas de la playa y de la mesa en el chiringuito, hemos sabido que una de nuestras principales señas e identidad, está a punto de convertirse en un parque temático más.
Según indica en un comunicado la plataforma vecinal Albayzín Habitable, el número de plazas para alojamiento turístico en el barrio, alcanza ya las 7.400, con lo que se supera al número de vecinos censados actualmente en el Albaicín, que se sitúa alrededor de los 7.000.
No hace falta ser Einstein para saber lo que suponen esas cifras para un barrio tan singular y tan frágil como es el Albayzín, declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO por su paisaje, pero también por su paisanaje, por su forma de vida y sus tradiciones. Una declaración que el alto organismo internacional justificó en ser un “ejemplo del urbanismo medieval que ejemplifica la fusión de las antiguas residencias islámicas y moriscas, junto con las tradicionales actuales derivadas de modelos formalizados en el siglo XIX. El interés del conjunto genera un paisaje nuevo totalmente integrado con la naturaleza preexistente”. Cuarenta años después de esa declaración, malamente se compadecen los méritos que la justificaron, con tener en su caserío más plazas para “guiris” que para personal autóctono.
Aunque no haga falta ser Einstein para saber lo que esas cifras suponen, en lugar de amarrarse los machos y poner manos a la obra para revertir semejante despropósito, el Ayuntamiento de Granada, ha encargado a una consultora privada y por valor de 12.000 €, un estudio sobre el impacto de la vivienda turística en la ciudad, aplazando así las medidas cautelares que sería necesario tomar con carácter urgente, antes de elaborar un plan de ordenación urbana más ambicioso.
La plataforma vecinal Albayzín Habitable denunciaba hace unos días que la política actual del Ayuntamiento de Granada, en relación con las viviendas de uso turístico, «aboca al Albayzín a su desaparición como comunidad residencial». Mucho ojo, porque si el barrio desparece como “comunidad residencial”, se pierde la esencia del mismo, desaparece su personalidad y se acaba con su singularidad.
No hace falta ser Einstein para saber que el Albayzín sin los albaicineros no pasaría de ser un mero decorado sin personalidad alguna, porque sin sus vecinos ningún barrio y menos que ninguno este, tiene atractivo alguno.
Para proteger el derecho a la vivienda y permitir la supervivencia de un barrio histórico que «nuestras autoridades se empeñan en destruir», la plataforma ha exigido al Ayuntamiento de Granada que la moratoria de licencias para vivienda turística entre en vigor de manera inmediata y se revoquen las concedidas desde el pasado 12 de junio, toda vez que el anuncio de la moratoria, que se hizo con dos meses de antelación y ahora se amplía hasta octubre, ha provocado como era previsible, una avalancha de peticiones que llevarán al Albayzín cientos de viviendas turísticas que no existían antes de la modificación del plan de ordenación urbana.
Exigen también que el nuevo PGOU prohíba el uso de edificios enteros para alquiler turístico, porque mientras se frena la concesión de licencias individuales dentro de bloques de pisos, el ayuntamiento permite uno de los fenómenos que más dañan al barrio, como es el vaciamiento de carmenes y pequeñas casas de dos o tres plantas y su posterior troceado en apartamentos para uso especulativo.
Otra de las exigencias vecinales es la de que el nuevo PGOU prohíba la transformación de bajos comerciales en viviendas turísticas, toda vez que el ayuntamiento prevé exigir un acceso independiente a las viviendas turísticas, pero si en el caso del Albayzín, no se protegen los bajos comerciales, sus comercios proximidad se convertirán en el producto especulativo más codiciado por las inmobiliarias y los inversores.
Igualmente se pide que se implemente un proceso acelerado de inspección para verificar la legalidad de las viviendas turísticas actuales, revocando las licencias de aquellas que no cumplan con los requisitos de habitabilidad dispuestos en la ley y por supuesto que se establezca en un 10% sobre el total, la proporción máxima de vivienda turística con independencia de cualquier otro criterio.
Según Albayzín Habitale, «harían falta años para revertir el vaciamiento acelerado que ha sufrido nuestro barrio y su transformación progresiva en un espacio dedicado en exclusiva a la explotación turística. Pero la pasividad del Ayuntamiento y de la Junta de Andalucía no permite, por ahora, tener ninguna esperanza. Expulsar a los vecinos y vender el Albayzín a la industria del turismo de masas es algo más que una irresponsabilidad: es una vergüenza».
Visto lo visto y leído lo leído, querida alcaldesa, podríamos ahorrarnos los 12.000 euros del estudio encargado a la consultora privada, porque dificílmente tendrá más acierto en su diagnóstico, que el que tan generosamente le han brindado sus vecinos albaicineros.