Alhambra: lo que va de ayer a hoy
Tantos años escuchando al PP exigir consenso en el nombramiento de director o directora del Patronato de la Alhambra; incluso reclamar un concurso internacional, para elegir el perfil más cualificado posible, a la altura de uno de los monumentos más visitados y admirados del mundo y a la primera ocasión de poner en práctica tales exigencias, un repentino ataque de amnesia, se ha apoderado del caletre de los próceres populares, de Sebas a Juanma y han regresan al “dedazo”, como método de designación de Rocío Díaz, como nueva sultana alhambreña.
Vaya por delante que la nueva máxima responsable del conjunto nazarí, ha demostrado a lo largo de su trayectoria, una impecable vocación de servicio público y que estoy seguro dará lo mejor de sí, en esta nueva responsabilidad para la que lamentablemente ha sido designada, con la fórmula de “donde dije digo, digo Diego”.
La credibilidad de nuestros responsables públicos, es o debe ser su principal patrimonio y con comportamientos como este, el PP parece decidido a perderla en Andalucía en un tiempo récord.
Después de años y años escuchando a los líderes populares de Granada, utilizar la Alhambra como arma arrojadiza contra el PSOE y exigir sacarla del debate político, en cuanto la carambola electoral, les ha abierto las puertas de San Telmo, hacen justamente lo contrario de lo que exigían. La excusa de la complejidad del procedimiento administrativo para cumplir con su palabra, es sencillamente un insulto a la inteligencia de sus votantes en particular y los granadinos en general.
Sin menospreciar en absoluto a la nueva directora, su “sorprendente” nombramiento también puede interpretarse en clave de pago de favores prestados. Y es que en cualquier otro partido, la persona que se ha comido el “marrón”, de quedarse al frente de un grupo popular descabezado, con su alcalde y concejala de urbanismo detenidos y su comisión de gobierno investigada, debería haber sido la cabeza de cartel en las próximas elecciones municipales y esa circunstancia no era nada deseada por Sebastián Pérez. La mejor forma de evitar cualquier posibilidad en ese sentido, era sin duda la de premiar a Rocío, con un nombramiento tan codiciado y de paso dejar expedito su camino a la Alcaldía.
Si con la forma en que se ha adoptado esta decisión, el PP deja su credibilidad a la altura del betún, la de Ciudadanos no sale mucho mejor parada, ya que según el tan cacareado acuerdo de Gobierno, firmado por ambas formaciones, bajo la aquiescencia de la ultraderecha de VOX, el nombramiento del director/a del Patronato de la Alhambra, se haría mediante concurso, algo que como hemos comprobado, se queda en la misma categoría que la promesa del flamante presidente de crear 600.000 puestos de trabajo. Pura “metáfora” que diría su consejero de Empleo.
Otra de las perennes exigencias del PP fue la de que el nombramiento del máximo responsable de la Alhambra lo fuera por consenso. Tampoco ahora ha predicado con el ejemplo y la designación de Rocío Díaz, lo ha sido exclusivamente con el apoyo explícito de la Junta de Andalucía, sin negociar el mismo con el Ayuntamiento, ni con el Gobierno Central. Mal, muy mal precedente para hacer honor a eso del Gobierno “del cambio”, de lo que tanto presumen PP y Ciudadanos.
Claro que siendo mal pensado y estando Sebas de por medio, no hay más remedio que serlo, lo mismo el nombramiento de Rocío, responde al deseo del presidente del PP, se colocar en la Colina Roja, a una persona dócil y fiel, de manera que no sea un obstáculo, a la hora de acometer, alguna de las astracanadas que ya ha anunciado para el conjunto monumental, escaleras mecánicas, ascensor o supresión del parking incluidas.
En definitiva, con este nombramiento, PP y Ciudadanos han perdido una magnífica oportunidad de demostrar a la ciudadanía que los compromisos electorales están para cumplirlos, y la palabra dada para hacer honor a ella. Ni lo uno, ni lo otro ha quedado bien parado con esta decisión. Mal precedente para lo que nos espera.