Analizan los efectos psicológicos de la pandemia de COVID-19 en el embarazo y el posparto
- Las mujeres que han dado a luz durante la pandemia reportan haber sentido mayor estrés en el proceso de parto, y califican como peores la calidad de los cuidados recibidos
- Además, casi un 15% más de mujeres han desarrollado síntomas de depresión posparto tras haber dado a luz durante la pandemia
Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Granada (UGR) señala que las variables psicológicas han contribuido a empeorar la ansiedad y depresión en las mujeres embarazadas desde que comenzó la pandemia de COVID-19. Entre estas variables psicológicas se encuentra el estrés general sufrido, las preocupaciones que tienen las mujeres sobre su propio embarazo, la resiliencia, el insomnio, el miedo al contagio o la sensación de soledad.
Este trabajo, publicado en la revista Medicina Clínica, ha revelado que sentir estrés, estar altamente preocupada por el desarrollo de tu embarazo, el miedo al contagio, sentirte sola y dormir mal son las variables que más afectan a la problemática ansiosa y depresiva.
“Hemos vivido situaciones muy estresantes, tristes y ansiosas debido a la pandemia que estamos sufriendo. Desde que se decretó el estado de alarma en nuestro país, miles de personas han tenido que enfrentarse a una nueva forma de vida que no conocíamos. Esta situación, en concreto, ha afectado a las mujeres embarazadas, las cuales han visto cómo aumentaban sus miedos a contagiarse, por la posible transmisión al feto”, explica el autor principal de este trabajo, Borja Romero González, investigador del departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la UGR.
Además, la incertidumbre que ocasionan los confinamientos (especialmente el de la pasada primavera), junto con la situación se saturación hospitalaria vivida, pudo contribuir a que estas mujeres hayan vivido esta experiencia como estresante y ansiosa.
Estudio con 131 mujeres
“Durante el confinamiento, nos vimos obligados a cambiar nuestras costumbres y hábitos de vida. Por ello, todo lo que nos rodeó en esa etapa podía ayudar a paliar los efectos negativos que tenía la situación, en la que cambiamos los paseos al exterior por asomarnos a una ventana, y las visitas a la familia con videollamadas diarias”, apunta el investigador de la UGR.
Esta investigación se ha enfocado en conocer qué variables, psicológicas y propias del confinamiento, han contribuido a aumentar o disminuir los niveles de ansiedad y depresión en 131 mujeres embarazadas.
Además de las variables psicológicas ya señaladas, los autores también analizaron las variables del confinamiento, que estaban constituidas por el tipo de vivienda en el que pasaron estos meses, si siguieron una dieta equilibrada o la frecuencia de videollamada a familiares y amigos.
Los principales resultados que hemos encontrado ha sido que las variables psicológicas han contribuido a empeorar la ansiedad y depresión en las mujeres embarazadas. Para nosotros esto tiene una lectura muy clara: a pesar de la alta importancia que tiene dónde vivas, cuanto contacto tengas con tus allegados y el tipo de alimentación que sigas, el estado psicológico está contribuyendo de manera más directa a tener problemas de ansiedad y depresión”, señala Borja Romero.
Los investigadores de la UGR consideran por ello que es muy importante destinar intervenciones psicológicas a la población de mujeres embarazas, “escucharlas y permitir que hablen de sus emociones, para minimizar el impacto que tiene en problemas de mayor gravedad como la ansiedad y la depresión. Además, esto podría repercutir positivamente en el feto, ya que se ha demostrado la estrecha relación que existe entre el estrés y el neurodesarrollo del bebé.
Menos satisfechas
Además, en un segundo estudio se compararon los niveles de satisfacción con el parto y depresión posparto en mujeres que dieron a luz antes y durante la pandemia. Los principales resultados mostraron que aquellas mujeres que dieron a luz durante la pandemia reportaban haber sentido mayor estrés en el proceso de parto, y calificaron como peores la calidad de los cuidados recibidos. Asimismo, existió además casi un 15% más de mujeres que desarrollaron síntomas de depresión posparto tras haber dado a luz durante la pandemia. Este estudio ha sido publicado en la International Journal of Gynecology and Obstetrics y ha contado con la participación de 162 mujeres.
Una posible explicación puede ser que, durante el estado de alarma, nuestro país sufrió los momentos más críticos de la pandemia, con el colapso hospitalario. Este hecho ha podido repercutir en la percepción que las mujeres tienen sobre la calidad de los cuidados que recibieron. Además, el verse solas para dar a luz, o encontrarse en un sitio “inhóspito” (como se convirtieron los hospitales en la pandemia) aumentaría el estrés en el momento del parto.
“Es muy importante destacar que la satisfacción con el parto es un indicador de bienestar posterior, disminuyendo el riesgo a sufrir depresión posparto”, señala Borja Romero.
Ambos trabajos han sido financiados por la Junta de Andalucía y por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional- FEDER.