Andalucía: cuna de la imbecilidad
Andalucía es cuna de genios e ingenios, de la civilización hispana, del mestizaje cultural, de la primera Constitución liberal, del fútbol nacional, del crítico carnaval y dicen que también del engendro de la Hispanidad. Por obra y gracia del presidente Moreno Bonilla, Andalucía ha entrado por la puerta grande en el Olimpo de la imbecilidad y ya es cuna de ella. En realidad, lo hizo en 2019 y toca revalidar el 19 de junio, por consejo de los santos ídolos consultados por el populista que la preside. O no, que de la imbecilidad también se sale.
Se desconoce su programa, pero el electorado se puede hacer una idea tomando nota de lo que hace Ayuso en Madrid o Mañueco en Castilla León al paso de la oca marcado por Vox. Moreno ya ha asumido el lenguaje y el postulado de este inquietante partido respecto a la violencia machista y a los asesinatos de la dictadura. Veamos aquí un par de ejemplos de los hachazos que ya ha dado Moreno al estado del bienestar con el apoyo de Vox. Pero ojo, que no le importaría nada rematar la faena por voluntad propia a la vez que satisface a la peligrosa extrema derecha afín a Putin y Le Pen.
Que Bonilla afirme entre dientes, con sardónica risa, que la Sanidad andaluza está mejor que nunca es tratar a este pueblo de imbécil. Y así lo trata porque las encuestas le dicen que hay andaluces tan imbéciles que lo votarán de nuevo y en mayor cantidad. Los sentidos, incluso el común, avisan: la Atención Primaria (Centros de Salud) está siendo desmantelada y no funciona ni presencial ni telefónica ni telemáticamente, nada de nada. Tarde y mal. Y hay imbéciles que lo dan por bueno y votarán al maltratador de lo público en lugar de botarlo.
La Sanidad Pública andaluza está sufriendo el mismo calvario al que el Partido Popular la ha condenado allá donde gobierna o ha gobernado. En Galicia, Feijóo y Ana Mato mataron presupuestariamente a 4.000 afectados por hepatitis C porque el Sodalvi era caro. En Madrid, Ayuso decretó la muerte de 8.000 ancianos afectados por Covid si no tenían seguro privado. En sus dominios, el PP elimina personal y partidas de presupuesto en la Pública para incrementar el negocio de la privada.
Lo anterior afecta a la salud de los y las imbéciles de Andalucía. En educación, tres cuartos de lo mismo. Imbroda ha mostrado, a quien lo haya querido ver, en el tiempo que ha ejercido de Consejero de Educación, cómo funcionan las indecentes puertas giratorias. Este personaje de infausto recuerdo, empresario de la educación privada, también ha recortado cuanto ha podido la Pública para engordar a sus colegas de la privada. En paz descanse. Otra forma de gritarnos Moreno, desde la Junta, «¡Imbéciles!» a la cara.
No ha entrado Andalucía sólo en una espiral de imbecilidad, sino también en una peligrosa dinámica de deterioro democrático. Eso se desprende de la burrada expresada por Moreno Bonilla: le gusta el gobierno de Mañueco con Vox. Y con otra burrada similar culpa al PSOE de obligarlo a pactar con el fascismo, como si él y Feijó no lo hicieran a gusto. Tiemblen las mujeres, tiemble la afectividad no heterosexual, tiemblen la inmigración, los no arios, los trabajadores, los agricultores, los pensionistas, la cultura… tiemblen la Democracia y el Estado de Derecho. Olona y Moreno son puro veneno.
No sé a ustedes, pero a mí se me cae la cara de vergüenza cada vez que escucho al presidente loar a una Andalucía que no reconozco. También cuando leo los mangoneos en las arcas que practica esta mafia. Veremos en qué quedan los maletines de Aguirre y Bendodo procedentes de los contratos sanitarios de la Junta.