A quién quieres más, ¿a papá o a mamá?
No hay una pregunta más cruel que esa y la hemos escuchado desde que tenemos uso de razón. Las caras que ponen los interrogados es la misma que la que tiene un salmonete frito. Algo así nos está pasando a los docentes esta semana. No hay una pregunta más repetida entre mis colegas, estén en el centro educativo en el que estén que, cuál te vas a poner, ¿Pfizer o AstraZeneca?.
La Junta de Andalucía se ha marcado un “Poncio Pilatos” realmente indignante. Nos vacunaron a los docentes a finales de febrero con una dosis de AstraZeneca, sin poder de elección. Ahora, habida cuenta del “fiasco sanitario” que supuestamente fue la administración de esa solución en menores de sesenta años, dejan a nuestra elección y firma de un “consentimiento informado específico”, que tiene menos datos y conclusiones sanitarias que las instrucciones de un chupete, que seamos los docentes quienes elijamos qué vacuna frente al COVID queremos inocularnos.
La Junta de Andalucía ha querido jugar a ser la más lista, pero va a pinchar en hueso. Han enviado un mail a los centros educativos con enlace a cuatro archivos del consentimiento informado, pero han obviado enviarnos el archivo “Segunda dosis de vacuna frente al COVID-19 para personas menores de 60 años que recibieron la primera dosis de AstraZeneca – Respuestas a preguntas frecuentes”. En ese archivo, en la pregunta 14, dice:
14. ¿Tendrán que firmar un consentimiento o autorización para esta segunda dosis de vacuna? En los puntos de vacunación, se ofrecerá un documento para firmar una autorización por escrito sobre la elección de la vacunación, aunque con el hecho de acudir de forma voluntaria a su cita, se entiende que la persona está de acuerdo con dicha vacunación. Si la persona rechaza la firma del consentimiento, igualmente se procederá con la vacunación elegida, anotando en la historia clínica su decisión.
¿Qué piensan ustedes? ¿Es una casualidad, un olvido o un error de quien ha mandado esos correos sin añadir ese archivo con esa contundente respuesta? A estas alturas de la pandemia, yo no sé qué pensar.
Desde mi ignorancia sanitaria, hay varias cosas que tengo claras. La primera, que es una irresponsabilidad civil y sanitaria de tamaño incalculable que se deje en manos de cada cual, la elección de la segunda dosis de la vacuna sin tener el más mínimo conocimiento de la repercusión médica que pueda tener. La segunda, que es indigno que nos “obliguen” a firmar un documento para que, en caso de tener efectos secundarios, se laven las manos diciendo que cada uno eligió lo que quiso. La tercera, que me voy a vacunar, porque sigo teniéndole respeto al COVID, y lo haré con la solución de AstraZeneca, cuya inoculación de la segunda dosis está testada, avalada y recomendada por la EMA y la OMS que, de esto, algo entienden. Además, la experiencia me ha demostrado que mi cuerpo no tolera demasiado bien las mezclas… Y la cuarta, que no voy a llevar el consentimiento informado firmado aludiendo al punto 14 del documento “olvidado” en los correos y en coherencia con la actuación que se llevó a cabo con la primera dosis: pinchazo y para tu casa.
Compañeros y compañeras docentes, suerte con vuestra elección, ya sea AstraZeneca, Pfizer o la no vacunación, así como si lleváis o no el consentimiento informado firmado.
Acceso al documento:Preguntas-y-respuestas-para-personas-mayores-de-60-anos-que-recibieron-la-primera-dosis-de-AstraZeneca