Bonilla y su sanidad terminal
Cuando cualquier situación llega a colocarse en términos de gravedad solemos utilizar el eufemismo de que se encuentra en la UCI. En el caso de la sanidad andaluza y granadina ni siquiera podemos utilizar esa metáfora, toda vez que cuando un paciente se encuentra en cuidados intensivos, se le están aplicando todos los medios materiales y humanos para salvarlo, algo que no ocurre con nuestra sanidad pública, ya que lejos de intentar «salvarla», Moreno Bonilla -que en buena medida llegó a la presidencia de la Junta, a lomos de la crisis sanitaria montada a Susana Díaz por Spiriman- no solo no le está aplicando ningún tipo de cuidado, sino que como el enfermo terminal que es, más bien ha decidido aplicarle cuidados paliativos para que su fin no sea insoportablemente doloroso.
No crean que exagero con esa comparación. El pasado fin de semana se sucedieron movilizaciones en toda Andalucía en protesta por una situación insostenible en la otrora joya de la corona que ahora se nos está cayendo a pedazos. La ciudadanía no puede seguir soportando demoras inaceptables en la atención primaria, donde las citas en Granada se están dando para quince días; ni seguir siendo el santo Job cuando necesita cualquier prueba diagnóstica o la visita a un especialista, ni estar al borde de la rebelión ante la clamorosa falta de pediatras, que provoca que nuestros niños no puedan recibir la atención a la que tienen derecho.
La situación de Granada no es excepcional, porque el desastre afecta a toda Andalucía, aunque sí que es cierto que los centros de salud de área metropolitana son de los más saturados de nuestra comunidad y de España, que cuatro de cada diez niños granadinos no tienen pediatra y que en las zonas rurales la situación sanitaria es aún más deprimente, con falta de médicos, ambulancias para traslados, etc, etc.
El desastre de la gestión sanitaria de la Junta de Andalucía está llegando a su cénit con la falta de previsión presupuestaria del Servicio Andaluz de Salud, que según ha denunciado esta semana el presidente del Consejo Andaluz de Colegios de Médicos, Jorge Fernández, ha agotado todo su presupuesto para 2023, cuando aún faltan más de tres meses para que finalice el año. Semejante despropósito se traduce en que desde esta semana no se podrán cubrir las bajas que se produzcan en las plantillas.
La situación es insostenible en el Área Metropolitana y la zona sur de Granada, donde las enfermeras soportan una presión asistencial muy por encima de la que les correspondería, mientras que la Junta sigue sin contratar a las aspirantes que hay disponibles.
Incluso en centros de primer nivel, como el hospital universitario Virgen de las Nieves, sindicatos y trabajadores denuncian una alarmante falta de profesionales que incluso llega a los celadores, con un 10 % de la plantilla sin cubrir, la mayoría de ellos en el servicio de Urgencias, donde su función es vital
Ante esta situación el presidente de la Junta de Andalucía, nos repite una y otra vez que su administración es la que más ha incrementado los presupuestos sanitarios, algo que vista la realidad se demuestra absolutamente insuficiente. Por su parte la consejera de Salud se excusa en la falta de médicos para justificar el deterioro de la sanidad pública, lo que no casa con la salida de más de quinientos médicos de Andalucía en el último año, buscando mejores condiciones en otros territorios, algo que produce una enorme tristeza, incluso indignación por perder ese capital humano, en cuya formación tanto dinero público hemos invertido.
Todo lo anterior está llevando a nuestro sistema público de salud a un deterioro casi irreversible, mientras la sanidad privada «florece» en Andalucía, hasta el punto de que uno de cada cinco andaluces han tenido ya que recurrir a un seguro privado para poder garantizarse una atención sanitaria digna.
Cuando se desesperen aguardando una cita que no llega, una consulta con especialista que nunca se agenda, o una prueba diagnóstica que duerme el sueño de los justos, no lo paguen ustedes con los profesionales de su centro de salud o de su hospital, porque la culpa no es suya, sino de quienes han decidido que la sanidad pública de Andalucía se convierta en una especie de beneficencia y que para cuidar de nuestra salud tengamos que recurrir a la sanidad privada previo pago de su importe ¿Y saben ustedes quienes son los responsables últimos de este desastre? Pues ni más ni menos que quienes con sus votos han colocado en el gobierno de Andalucía a aquellos que nunca han sido amigos de lo público. porque les gusta hacer negocios con lo privado… Que no se nos olvide.
Ocurrió en Churriana: Acudo al Centro de Salud un viernes que es fiesta local. Carteles a la entrada y en el mostrador advierten de que solo se atienden urgencias. Un solo usuario protesta a voz en grito a la administrativa que intenta explicarle que los medicamentos estarán disponibles en la tarjeta el lunes 11 y no el 4 como él pretende. El usuario eleva el tono y los modos. Intervengo: «La culpa no es de esta mujer, sino del gobierno que se está cargando la Sanidad Pública». Interviene él (a voces): «¡En eso tiene usted toda la razón!». Respondo: «Pues eso es lo que han votado los andaluces para que los de Sevilla nos quiten la Sanidad». Hecho una furia, responde con voces que retumban en el Centro vacío de gente: «¡¡¡Con usted no estoy hablando!!! ¡¡Usted se calla!! El usuario se va hecho un demonio jurando en arameo y, desde el pasillo de consultas, se asoma una enfermera para comprobar que todo va bien. El pobre hombre se había equivocado de gobierno: estaba dispuesto a culpar a Sánchez del mal estado de la Sanidad en Churriana, pero jamás aceptará que la culpa es de quien, con toda probabilidad, él y su familia han votado: Moreno Bonilla.