Bucle

El pueblo que olvida su pasado está condenado a repetirlo. Esta frase que se pierde en la Noche de los Tiempos y a tantos filósofos se atribuye, de todos conocida, repetida hasta la saciedad, incluso escrita, para concienciar, creo, podemos hallarla a la entrada del bloque 4 del campo de concentración de Auschwitz, donde se cometieron unas de las mayores atrocidades que el ser humano pueda infringirse a sí mismo. Repugnante, indignante, irritante… Todos los adjetivos despectivos que figuran en el diccionario son insuficientes para expresar la rabia y el dolor infinito que podemos llegar a sentir al recordar aquel episodio de la Historia, más aún, o quizá sea por eso, cuando atisbamos que pueda volver a repetirse. Reconozco y por eso escribo esto, que últimamente ando de lo más inquieto ante todo lo que está ocurriendo. Miro atrás para dar un repaso a la Historia de España, luego observo a mi alrededor y la sensación que me atrapa es tan aterradora, que me obligo a resoplar despacio para velar mis temores, no sea que alguien pueda advertirlo.

Estamos padeciendo una crisis sanitaria que por defecto deriva en económica, claro, y en tanto la salud te respeta es la cartera lo que más te preocupa, al menos es lo que estamos poniendo de manifiesto. No obstante, debo destacar que la inmensa mayoría de la población está actuando con respeto ante el problema, de un modo admirable, una vez más el pueblo llano alecciona a sus gobernantes, porque mientras nosotros nos comportamos de manera ejemplar para enfrentar el problema, ellos se dedican, escucho por ahí, a hacer política. ¿Política? Si alguien desea asomarse al diccionario podrá comprobar que son 12 las acepciones que arroja esta palabra. Siempre me gustó por encima de todas la número 9, esa que dice: Actividad del ciudadano cuando interviene en los asuntos públicos con su opinión, con su voto o de cualquier otro modo. Creo que es la definición más fiel a su origen. Sin embargo, nada tiene que ver con el burdo espectáculo que nos ofrecen desde el Parlamento, para esto, tal vez se acerque un poco la acepción número 11, que reza así: Arte o traza con que se conduce un asunto o se emplean los medios para un fin determinado. Pero insisto, solo se acerca un poco, por lo que aprovecho para elevar un llamamiento a nuestros académicos y rogarles, que si bien no pudieran redactar una nueva que defina con mayor fidelidad lo que nuestros próceres están ejecutando en estos tiempos, al menos amplíen la anterior o modifiquen algunos términos, que el lenguaje es algo vivo y esto se está pidiendo a gritos… A gritos e insultos, falacias, vejaciones, humillaciones… Cambien la palabra arte por artimaña y traza por treta, añádanle maquiavélico en algún párrafo, por qué no criminal, o zafio, ufano, inmundo, nauseabundo, hediondo. Bueno, creo que como académicos que son y peritos por tanto en el uso del lenguaje y la palabra, les bastará con presenciar, si es que pueden soportarlas, un par de sesiones del Congreso para elaborar una definición que plasme con exactitud, esta, a mi juicio, incalificable política que ejercen los individuos, electos, eso sí, que nos han tocado en suerte para ocupar escaño y regir los destinos de nuestra, cada vez, más resquebrajada España, cuyas brechas se están abriendo de tal manera, que nos llevan, y esto es lo peor, muy conscientemente, por aquello de que el fin justifica los medios, a una radicalización que va terminar en enfrentamiento, y no precisamente verbal.

Como ya ocurriera hace poco más de un siglo, las instituciones se tambalean. La Democracia se pone en tela de juicio, la ruina económica nos amenaza, el cruce de acusaciones está servido, el sinsentido y la sinrazón toman fuerza y se imponen a la inteligencia, los vicios se apoderan de la virtud, todo vale para conseguir el poder. Gobierno dimisión, se escucha por doquier. Pero ¿quiénes se atreven a tomar las riendas en este momento? Yo no, desde luego; ni de coña nos vamos a comer nosotros ahora este marrón, vociferaba hace poco uno de estos sujetos. ¿Propones la anarquía entonces?, espeté confundido. Porque es confusión y caos lo que se está generando, como hace poco más de un siglo. No estoy seguro de que podamos evitarlo, aun siendo conscientes, caminamos ciegos, no aprendemos, la historia se repite, vivimos en un bucle.

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