Como la pena de buscar casa en Granada
El reciente hijo adoptivo de Granada, el mexicano Francisco de Icaza, escribió sin proponérselo uno de los principales lemas turísticos de nuestra ciudad, con sus inolvidables versos de, «dale limosna mujer, que no hay en la vida nada, como la pena de ser, ciego en Granada». Si el bueno de D. Francisco, hubiera vivido hoy en la ciudad que tan generosamente describió, seguramente esos versos variarían sustancialmente, ante las enormes dificultades a las que se enfrentan los granadinos, a la hora de encontrar un techo bajo el que guarecerse y la «pena» no sería la de ser «ciego en Granada», sino la de buscar casa en una ciudad, en la que los precios, tanto del alquiler como de venta, están muy alejadas de las posibilidades económicas de la mayoría de sus habitantes.
El caso es que el precio de venta de las viviendas de segunda mano en nuestra provincia sigue disparado, haciendo cada vez más difícil el acceso a ese derecho fundamental reconocido en la Constitución. Hace ya meses que se rompieron los récords históricos y cada subida es una nueva marca máxima, a pesar de que la oferta del mercado se haya visto reducida en los últimos meses.
Y la cosa se agrava porque mientras las viviendas suben, los salarios no lo hacen y la provincia sigue experimentando un preocupante retroceso económico, como lo demuestra el Atlas Demográfico que el INE publicaba a principios de mes, según el cual nueve municipios granadinos se encuentran entre los 30 más pobres de toda España, siendo la provincia con más municipios en esta lista, entre ellos el penúltimo y el antepenúltimo. Un panorama que hace poco menos que imposible el acceso a una vivienda.
Si las subidas de la vivienda en prácticamente todas las localidades de la provincia son generalizadas, destaca el despropósito experimentado por cuatro de ellas, Cúllar Vega, Vélez de Benaudalla, Huétor Vega y Cájar, donde el precio interanual del metro cuadrado en viviendas usadas, según el análisis la web Fotocasa, se sitúa por encima del 30%. Destaca el caso de Cúllar Vega, donde esa subida es del 38,1%, hasta marcar los 1.464 euros/metro cuadrado, lo que supone que respecto al mes de septiembre, el precio se ha disparado un 9,8% durante el mes de octubre, algo inasumible para cualquier economía «normal». Huétor Vega, con un incremento interanual del 35,6% y mensual del 6,4% hasta llegar a los 1.910 euros de media; y la localidad de Cájar, con una subida interanual del 29,7% hasta los 1.461 euros, completan este ranking de los horrores.
La capital no le anda a la zaga a esta escalada suicida. Si a principios de año, el coste medio de la vivienda de segunda mano superaba los 2.000 euros por metro cuadrado, en el mes de octubre se incrementaba un 5,5%, superando los 2.200 euros de media, lo que supone un incremento de un diez por ciento, muy lejano de lo que el sueldo les ha aumentado a los granadinos, lo que pone las cosas prácticamente imposibles para acceder a una vivienda.
Los anteriores datos suponen que Granada se sigue manteniendo entre las cuatro capitales andaluzas que superan los 2.000 euros por metro cuadrado de media y se acerca a los valores de la capital de Andalucía. Málaga se sigue manteniendo como la primera destacada y ya supera los 3.000 euros de forma holgada (3.189 euros/m2), seguida de Cádiz capital (2.933 euros/m2), Sevilla capital (2.337 euros/m2) y Granada capital (2.206 euros/m2).
Si mal lo tenemos a la hora de intentar adquirir una vivienda, tampoco lo tenemos mucho más fácil si optamos por la fórmula de alquiler, ya que el precio medio rozó en octubre los 950 euros mensuales de media para un piso de cien metros cuadrados. Como dato ilustrativo baste señalar que el precio del alquiler subió el año pasado en Granada capital un 8,67% respecto al cierre del año anterior, lo que lo sitúa en uno de los registros más elevados de Andalucía.
Si hacemos caso al INE que asegura que la ciudad de Granada es la de mayor renta disponible de Andalucía con 14.000 euros persona y año, nos encontraremos con que, una vez pagado el alquiler, al infortunado granadino apenas si le quedarían poco más de 200 euros en la cuenta para terminar el mes. Convendrán conmigo que esta situación en insostenible para una sociedad medianamente sana.
La proliferación de pisos de alquiler turístico, mucho más «rentables» que los de renta tradicional, de los que ya hay casi 900 registrados en Granada y la ausencia casi absoluta de vivienda protegida y alquiler social, están abocando a quienes aspiran a construir un proyecto autónomo de vida, a tener que abandonar esa aspiración y seguir viviendo con sus padres aunque hayan superado holgadamente la treintena, un drama que esta sociedad no puede, ni debe permitirse, so pena de aceptar que la inmigración masiva es nuestra única solución demográfica, cosa que buena parte del espectro sociológico de nuestra tierra no está dispuesto a aceptar.
Estarán ustedes de acuerdo conmigo que semejante panorama justifica más que sobradamente el título de esta columna, aunque me haya ayudado en su elección el gran Francisco de Icaza.
La vivienda es el principal problema de España a excepción, claro está, de la transitoria, esperemos, amenaza de la derecha y sus protestas contra la amnistía . Creo que habría hecho falta ( ya es demasiado tarde por el incremento tan fuerte de los precios) procurar que los contratos firmados fuesen cumplidos , como no podría ser de otra forma en un país civilizado, con extrema fidelidad. Quiero decir que si los propietarios tuviesen la certeza de que un inquilino nunca fuese un inquiokupa y que se le devoldvería la vivienda tal y como la alquiló. Sabiendo esto todas las viviendas saldrían al mercado porque a nadie le interesa tener una vivienda que solo le produce gastos. Si esta medida no fuese efectiva por sí misma se podría completar con un sistema impositivo creciente, donde un precio alto de alquiler se correspondiese con impuestos altos y un precio medio estuviese exento de tributar. Los precios deberían bajar al menos el 30% , algo que está complicado con la ley actual. Las leyes hay que hacerlas pensando en todos los agentes implicados en la misma. Una equivocación de la izquierda que va a provoca la pena de no tener vivienda en Granada.
La imaginación es otra de las salidas a la escasez de vivienda. Hace poco escribiste que en Granada vivian un porcentaje muy alto de personas que viven solas ( creo que un 34%). A nadie se le ocurre nada con estos números?