Dantesco

Las desaforadas lluvias torrenciales de la DANA (antiguamente se les denominaba “gotas frías”) que ha que ha afectado al sureste de la península ibérica, es especial la zona de Valencia, solo puede ser calificado como un infierno dantesco.

Periódicamente esta zona geográfica sufre grandes avenidas e inundaciones. Podemos recordar Tous, Biescas, Albox, y en Granada la tremenda riada que destruyó La Rabita en 1973. Prácticamente todos los años hay desbordamientos en los ríos Genil, Guadalquivir, Guadiana, Segura, Ebro,… aunque suelen tener un menor impacto de daños, y generalmente no suele haber víctimas mortales.

No obstante, las extremas lluvias torrenciales de esta ocasión han caído con una virulencia muy superior a lo habitual. Este incremento de la fuerza está relacionado con la elevación de la temperatura del agua del mar Mediterráneo, lo cual proporciona una mayor energía a los procesos de evaporación/precipitación de las aguas que alimentan los frentes lluviosos. En este sentido, a nivel temporal no se ha producido un incremento en el número de los eventos climáticos extremos que se producen al año, pero sí es cierto que los mismos suceden con una mayor capacidad destructiva.

Por otro lado, el incremento de población y de su densidad en determinadas áreas geográficas, que conlleva la ocupación de nuevas áreas potencialmente de riesgo, ha facilitado también que se haya elevado la magnitud de la catástrofe.

Parece ser que la acción previsora y de asistencia que debían haber realizado tanto la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) como los diferentes departamentos de Protección Civil no tuvieron la agilidad requerida.

En este punto hay que destacar el enorme error del actual gobierno autonómico valenciano del PP quien por ahorro económico eliminó la Unidad Valenciana de Emergencias (exigencia de VOX para apoyarle en la investidura), cuya función era precisamente intervenir de forma urgente en situaciones de catástrofe como la que nos ocupa.

Cuando la situación se haya normalizado, es necesario que se abra una investigación, serena y lejos de intereses políticos bastardos, de la acción de todos los organismos e instituciones públicas que delimite las responsabilidades que le correspondan a cada uno.

Caso aparte es la lamentable sensibilidad de ameba que ha mostrado la actual mayoría “progresista” que gobierna España en su acción depredadora de ocupación de las instituciones públicas del estado, aprobando de forma urgente y en mitad de la catástrofe el decreto de control de la televisión pública. Han demostrado que para ellos lo único importante es el control del poder para su inmoral provecho personal, a los españoles que les zurzan. Decididamente es el peor gobierno que ha tenido España en toda nuestra época democrática.

Por otro lado, la decisión de naturalizar los cauces de los ríos mediante la eliminación de las presas, pantanos y encauzamientos, en cumplimiento de la Ley de la Restauración de la Naturaleza aprobada este año por la Unión Europea, es desacertada en mi opinión.

Aparte de que estas obras ya están integradas en los propios hábitats naturales existentes en la actualidad, resulta que estas infraestructuras se han ido construyendo en los últimos cientos de años precisamente para mejorar y asegurar la vida de las personas que viven en el entorno de los ríos. Si las eliminamos, estamos incrementando el riesgo de que haya más destrucción y muertes debido a las inundaciones. Yo lo tengo muy claro, las personas son más importantes que la naturaleza.

Pienso que la línea de actuación debe centrarse en mejorar la planificación territorial frente al conjunto de riesgos geológicos (no solo inundaciones, sino también terremotos, desprendimientos, deslizamientos, tornados, tsunamis,…) y de los mecanismos de prevención y aviso temprano de situaciones de emergencia. También esto debe ir unido a que la población haga caso de estos avisos (concienciación).

Lamentablemente, tras todo lo ocurrido, seguramente lloverá sobre mojado en cuanto pasen unas semanas.