Diplomas excluyentes
El otro día me llegó al correo corporativo con un diploma en PDF donde reza: La Delegación de Granada FELICITA a: Emilio Morillas Fernández por la “Bandera de Andalucía a los valores humanos” como reconocimiento a la extraordinaria labor desarrollada por el colectivo docente en la provincia de Granada durante el primer año de pandemia. Aunque debería ser algo que me llenase de orgullo, en realidad es un reconocimiento del que no me siento partícipe. Y no me siento partícipe porque es un reconocimiento excluyente. Al verlo, y saber que a mi querido y admirado PAS lo dejaban fuera, mi cara de asombro y perplejidad fue la misma que la que pone Sandra Barneda cuando Manuel, de la Isla de las tentaciones, le da explicaciones rocambolescas.
Ya lo dije en el artículo “El peligro de publicar un tweet”, donde a colación de un tweet de Isabel Celaá, habló del reconocimiento a los docentes en la pandemia, dejando de lado a mis compañeros y compañeras de administración y servicios. Y es que en los colegios hay personal no docente que incide directamente en el trabajo con el alumnado y, en especial, en el más vulnerable. Si ya aclaramos en su momento el aspecto referido a la Ley Celaá y la supresión de los Centros de Educación Especial para su integración en los centros ordinarios, no me entra en la cabeza que, a los educadores/as, logopedas y fisioterapeutas, los hayan dejado fuera de este reconocimiento. Ellos sí que están “piel con piel” con su alumnado. En su trabajo no existe la distancia de seguridad y están constantemente expuestos a contagios, pero para ellos, no hay diploma que se precie. Y es que Enrique, Laura, Trini y Josemi se pasan el día desplazando, cambiándoles de sillas, poniéndoles a hacer sus necesidades, aseándolos cuando es necesario y dando de comer al alumnado, Gloria hace sus sesiones de fisioterapia, al igual que Ángeles y Rocío las suyas de logopedia, totalmente pegados al alumnado y, durante el confinamiento, siguieron trabajando online, aguantando la frustración que se genera por no poder hacer el trabajo como lo entienden y como su alumnado necesita… Pero no, están fuera de este reconocimiento.
Me parece una aberración que al personal de secretaría, que se dejó las “pestañas”, por ejemplo, con la matriculación on-line, ayudando a las familias a conectarse a las plataformas digitales, no se les reconozca su encomiable labor. Ese personal que sigue post-confinamiento, atendiendo a todas las familias que lo necesitan, e incluso de forma presencial… ¿De verdad vamos a dejar fuera a quienes son un pilar imprescindible para el funcionamiento de los centros educativos? no puedo dejar de acordarme y felicitar a María del Mar, a Ascen, a Rosa, a Noemí y a Maribel, porque sin ellas, nada en mi colegio funcionaría.
De igual modo, el personal de mantenimiento y limpieza, que siguió trabajando e higienizando cada rincón del colegio por si se volvían a retomar las clases… Y una vez retomadas, han seguido multiplicando sus esfuerzos, dejándose las manos para ganarle la batalla al virus por más recóndito que fuese el lugar donde se escondiera. ¿Acaso ellos no han realizado una extraordinaria labor para dejarles fuera de la “Bandera de Andalucía a los valores humanos”? Déjenme felicitar a Francis y a Javi, que tienen todo perfecto. También a Virtu, Jorge, Fathia y a mi Yoli, porque hacen mi colegio, el entorno más seguro e higienizado posible para que los docentes y el alumnado, sigamos hacia adelante.
Un servidor no es muy amante de las banderas, pero aún menos cuando son tan excluyentes. El Personal de Administración y Servicios de todos los centros educativos son los héroes y heroínas en la sombra, y son ESENCIALES en los colegios, pero parece que no lo son a ojos de la Administración, aunque sean la base del iceberg. Docentes y alumnado, somos los que estamos en la superficie, flotando gracias a su trabajo fundamental. De corazón, una vez más (y no será la última), GRACIAS.