El Ayuntamiento se blinda

Al parecer, el anuncio de una nueva reforma legal sobre el asunto del transfuguismo, auspiciada en el seno de la Federación Española de Municipios y provincias (FEMP), ha venido a dotar de tranquilidad a la mayoría gobernante en nuestro Ayuntamiento, si es que, por un casual, carecía de la misma. Al margen de que aún no sea norma el acuerdo adoptado y del posible desarrollo posterior del mismo, el hecho es que la palabra “blindaje” referida a nuestro Ayuntamiento es la que se ha destacado como principal novedad de la nueva regulación. De hecho, los propagandistas de la posibilidad real de una moción de censura en el consistorio granadino (más allá de las recurrentes ocurrencias de barra de bar, ahora de placeta) que haberlos haylos, ya venían aludiendo a este cambio normativo como aquel que “salvaría” la estabilidad gubernamental ante la más que contrastada evidencia de que la moción de censura se produciría. Y que básicamente consistiría en que uno de los 14 ediles de la mayoría de derechas, se “pasaría” de bando y engrosaría el bloque de 13 ediles de izquierdas. Ahí es nada.

Bien, aparentemente salvada dicha estabilidad por el cambio inminente de normativa legal, que impediría la efectividad de dicho trasvase de bloques de algún edil (hipótesis matemática pero políticamente imposible, como siempre he mantenido, por cierto), queda ahora reflexionar sobre el alcance del blindaje, que no es otra cosa que constatar que la mayoría de 14 votos que puso de alcalde al actual inquilino de la Plaza del Carmen, se mantendrá impertérrita los 4 años de mandato, lo que de cualquier manera se iba a producir, para desgracia de esta ciudad y sus gentes. Por tanto, no considero que nada que no estuviera ya blindado se haya blindado ahora. Es decir, está y seguirá blindada la insolvencia política de quienes nos gobiernan. La carencia de ideas y propuestas estaba garantizada y lo seguirá estando hasta Mayo del 2023. Nuestro Ayuntamiento se blindó en Junio de 2019 con 14 votos, convencidos, resignados, ilusionados, engañados o da igual, y así estará hasta la próxima cita electoral.

Queda pues vía libre para cualquier componenda que quiera hacerse, en el bien entendido que estas componendas, si llegan a producirse, lo serán en el bloque de las 14 personas que pusieron alcalde. Ellos y ellas solas se lo guisaron y se lo comieron, y así seguirá siendo. Obedecerán, como cuando la elección de alcalde, consignas superiores. Aceptarán presiones, llamadas o whatssaps. Puede que alguien de esas 14 personas cambie de destino (político o geográfico), o incluso cambie su ubicación estratégica dentro del bloque inamovible de 14 piezas. Seguramente alguien eleve el tono de voz, plantee exigencias o demandas, amenace con romper la paz interna o vaya usted a saber.

Pero no habrá fisura ninguna en el bloque de 14. Quien quiera creer que es por un blindaje sobrevenido, en su derecho está. Pero la cruda realidad es que nuestro Ayuntamiento está blindado por estos 4 años. Cerrado a cal y canto a la sensibilidad social, a la empatía hacia los sectores más vulnerables. Blindado frente a cualquier reivindicación que mínimamente pueda molestar a alguien. Atrincherado ante cualquier medida o sugerencia alternativa o nacida de la reflexión popular o la necesidad vital.

Así acabará 2020 y empezará 2021. Con un Ayuntamiento blindado como institución, y con un bloque de 14 votos, cuyos intereses también han adquirido un doble blindaje. Mal panorama.

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