El metro logra ahorrar 5.420 toneladas de CO2 al aire granadino en dos años

• En el tiempo que lleva en funcionamiento, ha evitado 5,36 millones de desplazamientos en coche

El transporte público tiene entre sus numerosas ventajas el ahorro de contaminación. Es habitual que cuando se habla de este fenómeno se recurra siempre a incentivar el uso de los servicios de transporte público, siempre bajo el pretexto de lograr evitar que la población se desplace en coche. Granada, con una calidad del aire equiparable a la de Barcelona o Madrid, no es ajena a esto.

Pero, ¿realmente ahorra tantas emisiones nocivas usar el transporte público? La respuesta es sí. Así se desprende, al menos, de la memoria publicada por el metropolitano con motivo de los dos años de servicio que cumplieron el pasado día 20. En ella, se indica el cálculo de emisiones que tienen tanto este medio de transporte como el autobús y los vehículos particulares.

Según los cálculos del medio de la Junta, el metropolitano cuanta con unas emisiones del CO2 a la atmósfera de 6.295.311 kilos, una cifra bastante inferior a los 8.150.767 que emitiría un coche a la hora de realizar un viaje equivalente. Sin embargo, el medio más verde es, al contrario de lo que pueda parecer, el autobús, con 3.564.750 kilogramos de CO2 en el equivalente al viaje realizado por el metropolitano.

A esto se suma que la existencia del metro de Granada en los últimos años ha evitado, según la Consejería de Fomento, 5,36 millones de desplazamientos en coche. Uniendo ambos datos, se obtiene en total que el metro ha logrado ahorrar 5,420 toneladas de dióxido de carbono al aire granadino en los dos años que lleva en funcionamiento.

De su ampliación y cómo se realice dependerá también que el metro pueda mejorar estos datos. Con unas cifras bastante alentadoras y mucho menos contaminantes que las de los vehículos, su ampliación a otros pueblos del cinturón metropolitano podría evitar un gran número de desplazamientos a la capital en coche; por otra parte, de ampliarse con una segunda línea por el centro, se reduciría la emisión de gases nocivos concentrada en el corazón de la ciudad, así como el tráfico y el riesgo de accidentes.