Expertos y asociaciones de conductores dudan sobre la repercusión medioambiental de la ‘Zona 30’
- Desde la Asociación Mutua Motera denuncian también los problemas de seguridad que genera la señalización derivada de la implantación de la ‘Zona 30′: «Las señales de ’30’ pintadas en color rojo sobre el asfalto que existen en algunos puntos de Granada -caso del entorno de Pedro Antonio de Alarcón y Camino de Ronda- están prohibidas por el Reglamento de Circulación, ya que resultan deslizantes y especialmente peligrosas para motociclistas y usuarios de bicicletas»
- Consultada por La Voz de Granada, el área de Movilidad del Ayuntamiento argumenta a esta cuestión que la normativa europea obliga a señalizar con pintura roja los accesos a ‘Zona 30’ y que dicha pintura recibe un tratamiento especial para evitar deslizamientos, aunque reconocen que el paso del tiempo ha podido deteriorar la capa protectora, «por lo que próximamente se volverá a trabajar en ella»
Granada va a adaptar progresivamente todas sus arterias urbanas a una velocidad máxima de 30 km/h. La medida, anunciada por el alcalde, Francisco Cuenca, no convence a todos los niveles. El Ayuntamiento enmarca la regla dentro de la estrategia de reducción de polución en una capital que, en efecto, sufre una alta presión de gases contaminantes derivados del tráfico de vehículos de combustión (diésel o gasolina).
Sin embargo, fuentes del sector de la mecánica profesional de vehículos y asociaciones de conductores dudan sobre la utilidad de la norma a la hora de combatir el efecto de la contaminación.
Juan Manuel Reyes, presidente de la Asociación Mutua Motera, apunta a La Voz de Granada algunas de las claves en este sentido: «Es dudoso que a 30 km/h se generen menos emisiones contaminantes. La sinergia del motor es más baja, lo que obliga naturalmente a trabajar con relaciones de marchas cortas que aumentan la combustión, por lo que las emisiones pueden llegar a ser mayores a 30 km/h que a velocidades algo más elevadas».
Con idéntica línea argumental coinciden fuentes del sector de la mecánica de automóviles consultadas por La Voz de Granada, aunque una de ellas matiza técnicamente el contexto: «Siempre va a depender del tipo de vehículo. Algunos coches contaminan más a bajas velocidades por tener una relación de marchas más largas pero en cambio los coches con motores pequeños suelen tener una caja de cambios con marchas cortas y no van forzados a 30 km/h, por lo que en este caso contaminan menos».
Desde la Confederación de Autoescuelas, José Blas Valero señala otro matiz, la influencia de los hábitos de conducción. «Si nos acostumbramos a conducir con una adecuada relación de marchas, no tendremos que revolucionar más el motor para rodar a 30 km/h. Se trata de circular de forma eficiente», explica.
Problemas de seguridad con la señalización
Asociación Mutua Motera denuncia, por otro lado, los problemas que genera la señalización derivada de la implantación de la ‘Zona 30′: «Las señales de ’30’ pintadas en color rojo que existen en algunos puntos de Granada -caso del entorno de Pedro Antonio de Alarcón y Camino de Ronda- están prohibidas por el Reglamento de Circulación ya que resultan deslizantes y especialmente peligrosas para motociclistas y usuarios de bicicletas».
Consultada por La Voz de Granada, el área de Movilidad del Ayuntamiento argumenta a esta cuestión que la normativa europea obliga a señalizar con pintura roja los accesos a ‘Zona 30’ -el resto de indicativos son de pintura blanca y sin fondo- y que dicha pintura recibe un tratamiento especial para evitar deslizamientos, aunque reconocen que el paso del tiempo ha podido deteriorar la capa protectora, «por lo que próximamente se volverá a trabajar en la misma».
Desde Mutua Motera también critican la «irregularidad y el riesgo de deslizamiento» de los pasos de peatones bicolor «que todavía existen en determinados puntos de la ciudad» o «la pintura negra» que sustituye al fresado de señales que quedan obsoletas.
Influencia sobre la fluidez del tráfico y la movilidad
El peatón debe ser cada vez más protagonista en las ciudades. En este argumento coinciden Ayuntamiento, asociaciones de conductores, motoristas y autoescuelas. También en la influencia sobre la seguridad. Dentro de este capítulo, desde la Confederación de Autoescuelas, José Blas Valero destaca la necesidad de apaciguar el tráfico urbano: «Es evidente, por ejemplo, que las posibilidades de sobrevivir a un atropello aumentan si se produce a una velocidad más reducida. Cualquier tipo de accidente será menos letal».
En este sentido, Juan Manuel Reyes (Mutua Motera) añade que «la cultura de la seguridad vial está cada vez más implantada. Hemos pasado de picos anuales de víctimas en carretera de casi 10.000 en los 80 a cifras que no superan las 1.200».
Sin embargo, la interpretación de la norma se traza diferente en el apartado de los efectos que la ‘Zona 30’ puede provocar en la movilidad y fluidez del tráfico rodado.
«Extender la limitación a 30 km/h en toda la ciudad es exagerado, una barbaridad», explica Juan Manuel Reyes. Expone que la movilidad de los vehículos pierde fluidez y la ciudad merma sus niveles de productividad, «ya que pasamos más tiempo encerrados en el coche». A su juicio, la clave es aplicar limitaciones puntuales, en áreas de mayor densidad de peatones.
Señala, además, el perjuicio sobre las motocicletas: «Granada es la segunda ciudad motera de España tras Barcelona -a nivel de motocicletas per cápita-. La moto reduce enormemente los tiempos de viaje, ahorra en torno a 40 minutos de media por desplazamiento según un estudio europeo sobre 17 grandes capitales. Si reducimos la velocidad urbana de forma generalizada, perjudicamos también a la fluidez de las motos».
Por otro lado, cuestiona la credibilidad de la norma: «Es difícil concienciar a los conductores de que toda la ciudad está limitada a 30 km/h. La norma pierde así credibilidad y no se respeta. Una regla ha de ser creíble para ser respetada. Y si la velocidad no se reduce de facto por la concienciación de los conductores el afán de la regla puede tener carácter recaudatorio», señala Reyes.
Desde la Confederación de Autoescuelas, José Blas Valero añade el contrapunto. «Granada es una ciudad donde las caminatas entre destinos son asumibles. Debemos acostumbrarnos a medidas que fomenten al viandante y la conducción responsable». Cree que es solo cuestión de adaptación para que la fluidez no suponga un problema «y el tráfico progrese adecuadamente».