Feminista recalcitrante
Este mes es un mes muy malo, porque es cuando empiezan todas las colecciones chorras de RBA en el kiosko. Yo ya he caído en varias, a lo mejor no puedo pagar los libros del colegio pero los chorras de RBA siempre estarán en mi estante.… Un beso a los señores de RBA que siguen empeñados en que acabe en la indigencia.
El primer librito que me he pillado ha sido “Una habitación propia” de Virginia Woolf y la verdad, no soy yo quien para llevarle la contraria a la señora Woolf, pero se la llevo, que me perdonen los dioses de la literatura.
En realidad, esto no es una novela, es más bien una especie de devenir por sus pensamientos y confieso que me he reído. En aquella época a las feministas se las llamaba recalcitrantes, en plan señorita cansina tol día con lo mismo… y es que hay que ver que pesadas estaban las mujeres en los años veinte con eso de querer votar. ¡Coño, con lo bien que se está en casa planchando! Anda que querer salir con el frío que hace en Inglaterra a ejercer un derecho fundamental para el ser humano, desde luego…
Me ha hecho gracia que a una mujer como a la Woolf le dijeran en la biblioteca de la universidad que no podía entrar si no iba acompañada o tenía una carta de recomendación ¿Pero qué recomendación? ¿Si es Virginia Woolf? Monto yo allí la de Puerto Hurraco y me hacen seis o siete programas de “Cuarto Milenio” intentando averiguar cómo murió el bibliotecario de Harvard…
Otro beso para Iker que anda que no he pasado yo noches sin dormir por su culpa y la de los marcianos.
En lo que no estoy de acuerdo con mi amiga es en que una mujer para escribir necesita una habitación propia y quinientas libras anuales, primero porque en la actualidad nadie gana eso, ahora por trescientas y el trabajo en fijo-discontinuo te tienes que ir jodiendo. De lo de la habitación propia ya ni hablemos, una habitación propia dice la Woolf… pero si los pisos ahora tienen el espacio justo para tener que ir saliendo para qué otro vaya entrando y ya si tienes niños apaga y vámonos, que yo voy al baño con tres o cuatro watervidentes. Las mujeres no escribían antes no porque fueran pobres, si no porque no las dejaban, así de fácil señora Woolf, y lo único que necesita una mujer o un hombre para escribir es ganas, porque anda que no hay artistas y escritores gloriosos que no tenían ni donde vivir o que en vida no han vendido un cuadro/libro. Aunque yo entiendo que siempre será mucho mejor poder pasarte el día escribiendo en Hawái sin nada que hacer, mientras que el Momoa te hace un masaje de pies. Pd: señores de RBA les voy a proponer una colección de libros que no tienen: “Cómo sacarte un sobresueldo para pagar las colecciones de RBA” ahí lo dejo.