Identificados varios miembros de una organización dedicada a amañar ruletas electrónicas en salones de juegos de azar
- Los responsables de un local de juegos de azar situado en el centro de Granada denunciaron el caso en el mes de septiembre de 2020 tras detectar una inusual pérdida económica en dos ruletas electrónicas que tuvo lugar la misma noche
- El modus operandi utilizado consistió en crear una tarjeta de identificación por radiofrecuencia que alteró el normal funcionamiento de dos máquinas electrónicas tipo ruleta, consiguiendo premios ilícitos por valor de 56.500 euros
Agentes de la Policía Nacional han llevado a cabo la Operación Mónaco, una investigación contra un presunto grupo criminal dedicado a manipular ruletas electrónicas en salones de juegos de azar. En uno de ellos situado en el centro de Granada y en una sola noche, habrían obtenido ilícitamente premios por valor de 56.500 euros. Tres de los presuntos miembros de esta organización fueron detenidos hace unos meses como presuntos autores de actuar en hasta 19 establecimientos en Madrid donde habrían estafado alrededor de 60.000 euros. Actualmente uno de los investigados por los hechos denunciados en Granada se encuentra en prisión en Madrid, mientras otros tres identificados, dos varones y una mujer están en paradero desconocido, continuando las pesquisas para su localización, ardua tarea puesto que algunos suelen abandonar con frecuencia el territorio nacional y cuando se encuentran en España, cambian de domicilio habitualmente.
Manipulación de ruletas
Los agentes iniciaron la investigación a raíz de recibir una denuncia por parte de responsables de un establecimiento de juegos de azar situado en el centro de Granada. Durante las pesquisas realizadas, detectaron el modus operandi empleado mediante el uso de una tarjeta de identificación por radiofrecuencia que habría alterado el normal funcionamiento de dos máquinas de juego tipo ruleta, ocasionándoles un perjuicio económico de 56.500 euros. El sistema de este tipo de máquinas recreativas consta de una ruleta electrónica con casillas y números que gira sobre un cilindro y, tras el lanzamiento de una pequeña bola, el azar determina donde se detendrá, haciendo que el cliente sea agraciado con el premio o no en función del devenir de la partida. El nivel de acceso del tipo de tarjeta de radiofrecuencia utilizado para manipular el resultado de las apuestas está únicamente a disposición del fabricante, existiendo otro tipo de tarjetas con niveles de uso inferiores que, una vez creadas, pueden insertarse en el lector instalado en la máquina recreativa, tras obtener los permisos de administración otorgados por la tarjeta superior. Los presuntos autores de la estafa, habrían accedido al sistema con permisos de administración, anulando las partidas no premiadas con el objetivo de recuperar el dinero apostado y volver a emplearlo en la siguiente jugada. Esta acción la habrían repetido hasta ser agraciados con los premios durante las horas que estuvieron participando reiteradamente en las partidas.
Según los datos de la investigación la tarjeta de mayor nivel de acceso se habría utilizado únicamente para la creación de la tarjeta inferior, siendo ésta última la utilizada para la estafa, para que, en caso de ser descubiertos, no se intervenga la tarjeta principal que pueda continuar empleándose en otros salones.
Se estima que, en esta ocasión, el montante de los premios obtenidos de manera ilícita asciende a 56.500 euros, de los cuales unos 16.000 quedaron pendientes de cobro debido a que el cajero de pagos del establecimiento se quedó sin efectivo. Al día siguiente se personó en el local una pareja para cobrar esta cantidad, que no les llegaron a abonar debido a las incidencias detectadas.
Los ahora investigados formarían parte de la misma organización criminal dedicada a la comisión de delitos contra el patrimonio de gran movilidad geográfica que habrían perpetrado hechos de la misma índole utilizando modus operandi similares en al menos 19 de salones de juegos situados en la comunidad autónoma de Madrid. Los integrantes de este grupo tendrían una alta cualificación y con un claro reparto de funciones en la perpetración de estos delitos, individuos que, con numerosos antecedentes policiales por hechos similares, habrían adoptado su modo de vida a la comisión de este tipo de estafas debido a lo lucrativo que resulta su perpetración y la facilidad con la que se consuman una vez la estructura criminal se encuentra asentada y en funcionamiento.