Juanma, “tacita a tacita”

Posiblemente esta que estamos viviendo sea la peor semana de año, básicamente por aquello de la conclusión de las vacaciones y la vuelta al trabajo y a la “normalidad”, hasta el punto que en muchos casos nos vemos aquejados por el denominado “síndrome postvacacional”, que según la prestigiosa Clínica Universitaria de Navarra, “lo habitual, a la vuelta de vacaciones, es padecer un cuadro de debilidad generalizada y astenia. Puede haber problemas de insomnio que conviven con una somnolencia importante a lo largo del día. La capacidad de concentración se ve limitada así como la tolerancia al trabajo que viene caracterizada por una sensación de desidia y hastío. En ocasiones, puede aparecer una sensación de angustia vital que puede llevar a un bloqueo en el cual la persona que lo presenta es incapaz de tomar cualquier decisión, incluso puede haber un cambio de carácter con cierta agresividad y de forma progresiva puede aparecer una sintomatología más propia de un cuadro depresivo, por lo que se afectan diversos aspectos del estilo de vida”.

Semejante panorama se le plantea a muchísimas personas, solo por el hecho de volver al trabajo. Ya me contarán ustedes el cuadro clínico de aquellos otros miles que no tienen trabajo al que volver, pero no es esa la cuestión que quiero planear en esta columna, sino la de cuanto se puede agravar esos síntomas clínicos, si además de volver al trabajo nos encontramos con que elementos estructurales en nuestra vida, como la sanidad, o la educación, han vuelto a sufrir en nuestro mes de descanso un nuevo atentado que va a repercutir en la incertidumbre en cuanto a la atención a nuestros problemas de salud y en una nueva estocada, en forma de subida infame de un servicio tan básico para 80.000 familias andaluzas, como es el del comedor escolar.

Muchas y muchos de ustedes recordarán un muy popular anuncio de la televisión de los años ochenta, en la que una bellísima Carmen Maura, nos contaba las bondades del café “Monky”, vendiéndonos que además de su calidad, que lo hacía indistinguible de otros con mayor pedigrí, tenía un precio mucho más barato. En aquel anuncio, “la Maura”, popularizó la frase de “tacita a tacita”, apareciendo con un espectacular y carísimo abrigo de marta cibelina a punto de entrar en un impresionante Rolls Royce, insinuando que el consumo de aquel café, podría permitir a las amas de casa ahorrar lo suficiente para poder permitirse semejantes lujos.

Pues bien parece que la Junta de Andalucía, parece haberse abonado a la filosofía de “tacita a tacita”, en su imparable camino de dejar a la sanidad y educación públicas como dos servicios residuales en favor de sus homónimas privadas.

Quizás no se hayan enterado, pero el caso es que mientras ustedes estaban de vacaciones, además de que nuestro Hijo Adoptivo de la Provincia, a la sazón presidente de la Junta de Andalucía, se haya subido el sueldo por segunda vez en lo que va de año, también ha decidido subirnos a todos, por segundo año consecutivo, el servicio de comedor escolar, algo fundamental para que muchas familias andaluzas puedan conciliar, con la tranquilidad de que sus hijos van estar bien alimentados durante el curso.

Según publicaba el BOJA del 2 de agosto, este curso los comedores escolares serán un 15% más caros, así como otros servicios fundamentales para la conciliación familiar como el aula matinal o las actividades extraescolares. Llueve sobre mojado porque ya el verano pasado, Moreno Bonilla, también perpetró una subida del 4,2%, alegando que era “derivada tanto del aumento del coste de los alimentos y su distribución, como de los gastos de personal tras los sucesivos incrementos del Salario Mínimo Interprofesional”.

Con el nuevo incremento de los comedores escolares, las familias andaluzas tendrán que desembolsar casi un 20% más que en 2022, lo que supone un gasto de media por hijo de 160 euros. Todo ello en una comunidad autónoma en la que la pobreza infantil, según la Encuesta de Condiciones de Vida, es de un 46,8%.

Que el comedor escolar de nuestros hijos sea para este curso un 20% más caro de lo que lo fue hace dos años, es una de las consecuencias directas de una de las medidas estrella de Bonilla, aquella “Bajada Masiva de Impuestos”, con la que el entonces candidato a la presidencia de la Junta, intentó camelar a los andaluces en aquella campaña de 2018 y que seis años más tarde se ha traducido en que todo lo público nos cueste más y en que Juanma haya perdonado más de mil millones de euros en impuestos a los más ricos.

Llama poderosamente la atención que la Junta de Andalucía que sube un 20% los comedores escolares a casi 80.000 familias de nuestra tierra, sea la misma que a finales del año pasado subió el sueldo de su presidente en el mismo porcentaje; la misma que sigue liderando la lista de comunidades con los barrios más desfavorecidos, con 10 de los 15 más pobres del país, alguno de ellos con una renta anual por habitante que no supera los 6.000 euros, o lo que es lo mismo, menos que una nómina mensual de su presidente; La misma en la que este mismo verano, el presidente de su Parlamento pedía un aumento en las dietas de los paramentarios autonómicos, porque con ingresos de 60.000 euro anuales, las criaturitas “no llegan a fin de mes”.

No sé si con el cuarto y mitad de chopedd que Bonilla ha rebajado los impuestos al andaluz medio, podrán ustedes hacer frente a los 160 euros que les ha subido el comedor escolar en los dos últimos años, pero, si que esa Bajada Masiva de Impuestos también se traduce en que según el Informe del Sistema Nacional de Salud, el gasto sanitario por habitante deja a Andalucía a la cola entre las comunidades autónomas, con apenas 1.486 euros por persona en lo que se refiere al gasto consolidado, es decir, al realmente gastado, no al presupuestado, lo que se traduce en unas listas de espera quirúrgicas que son las cuartas peores de todo el país, mientras que para ser recibido por un especialista se tardan 120 días; sólo en Canarias y Melilla se tarda más tiempo.

Imagino que se habrán dado cuenta de que en este comienzo de septiembre es imposible conseguir una cita con el médico. Ni te cogen el tlfno en tu centro de salud, ni la aplicación informática tiene fecha, con lo que estamos volviendo al tercermundista sistema de tener que irnos a las siete de la mañana a nuestro centro para pedir una cita que, con suerte, nos van a dar para dentro de tres semanas

Así pues, queridos lectores, echen ustedes cuentas y ya me contarán si con el “tacita a tacita” de Juanma Moreno y los impuestos que supuestamente nos “ahorramos” con las bajadas de Bonilla, les compensa la subida del 20 por ciento del comedor escolar, la no percepción del bono de alquiler joven para sus hijos, tener uno de los peores gastos sanitarios por habitante del país, o las peores listas de espera de dependencia de todas las comunidades autónomas… A sus “amigos” de las empresas privadas de esos sectores, seguro que sí.

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