La anunciadora de impulsos
O la impulsadora de anuncios, tanto monta. En eso ha quedado la alcaldesa de Granada, Marifran Carazo. En los pocos ratos libres que le deja el posado para las fotos y los vídeos, lo cual lleva su tiempo, no crean, nuestra alcaldesa se dedica, una y otra vez, a anunciar, reanunciar y volver a anunciar un nuevo (y definitivo) impulso a no se sabe que asunto, que lleva olvidado meses en algún cajón de la Plaza del Carmen. Y si no es así, pues a la inversa, se impulsa o se reimpulsa algún anuncio sobre, de nuevo, alguna cuestión que en algún momento ocupó o preocupó a nuestra munícipe gobernanta, y que ahora, ha pasado al baúl de los recuerdos municipales. Entre una cosa y otra transcurre la lánguida vida local granadina.
Y es que no faltan foros, eventos o conferencias a los que nuestra primera edil acuda presurosa, y más si es lejos de Granada, a contar las mil y una historias de ese futuro maravilloso que, algún día, se hará realidad en Granada. Sin aportar mas datos, números, previsiones o proyecciones que el mero anuncio del impulso o el simple impulso del anuncio. Se dirá que algo de eso tienen las nuevas formas de la política, pero en lo tocante al desarrollo de la ciudad, no me negarán que el impacto de tales anuncios o impulsos en la vida diaria de granadinas y granadinos es cero. Como lo es en realidad la totalidad de la gestión municipal, limitada a un aburrido sonsonete de lugares comunes, de rutinas insustanciales y de un desasosegante transcurrir del tiempo, en espera de que, por arte de magia, se apruebe el presupuesto, o alguna de sus fases, lo que tiene más mérito, se inicie el procedimiento de modificación de alguna Ordenanza o Reglamento, o simplemente, algún expediente administrativo llegue a la fase de resolución, para que nuestra alcaldesa salte a la palestra, convirtiendo ese simple y triste trámite legal, en el enésimo anuncio del definitivo impulso, o en un nuevo impulso que convertirá el anuncio en algo destellante y definitivo.
Lo último que me ha parecido leer es otro (uno más) anuncio de que, por fin, la redacción del Plan de urbanismo va a ser impulsada otra vez, y que la «oficina» (ese ente inclasificable, por ahora) ya está dispuesta a seguir impulsando y anunciando hasta el límite, todo lo que sea necesario anunciar e impulsar. Que, sinceramente, yo creo que casi nadie sabe en que van a consistir esos impulsos, pues las únicas noticias que se tienen sobre el urbanismo de la ciudad, son recalificaciones de terrenos para uso residencial. Esos, sin el más mínimo impulso declarado ni anunciado, que esas cosas, bajo el gobierno del PP, llevan su propio ritmo incansable y no merecen más comentario. Hasta ahí podíamos llegar¡.
Y qué decir del ya reiterado hasta la saciedad, impulso a la aprobación del presupuesto municipal, esa obligación legal que, teniendo mayoría absoluta, suele ser pan comido. Primero se anunció a bombo y platillo que se iniciaba su elaboración, ¡albricias!. Después, un nuevo anuncio impulsador de todos y cada uno de sus trámites, no fuera que se nos escapara alguno a la ansiosa ciudadanía granadina. Por fin, el anuncio de su aprobación inicial, y ,eso sí, el impulso necesario para que, al ser los primeros de la clase por aprobarlo temprano, eso no fuera conocido urbi et orbe. Y ahora seguimos impulsando su aprobación definitiva. No se yo si de tanto impulso, el pobre presupuesto municipal va a terminar mareado, o lo que viene a ser lo mismo, papel mojado que no se ejecuta realmente. Sin duda, asistiremos a nuevos anuncios al respecto. Permanezcan atentos y atentas.
Desde luego, lo que parece que no se anuncia ni se impulsa es la limpieza (real) de las calles y barrios de Granada, pese a la profusión de «anuncios», en forma de bonitos y coloridos carteles publicitarios al respecto que inundan nuestros espacios públicos. Tampoco parece que las políticas sociales, y su necesario corolario de cobertura de puestos de trabajo tendentes a prestar un adecuado servicio público, merezcan anuncios impulsadores, salvo que la escandalosa renuncia a cubrir el mínimo acordado y pactado en su momento, pueda considerarse un «contraanuncio». Y tampoco las políticas dirigidas a la población joven, se supone que bajo el mando de un concejal desaparecido en combate, son impulsadas, anunciadas, ni nada que se le parezca. Simplemente no existen.
En definitiva, creo que queda claro el panorama de la política municipal granadina. Así que debemos estar preparados, ante la llegada del periodo navideño, la entrada del nuevo año y la posterior gala de los premios Goya, para un nuevo aluvión de anuncios, que en este caso, impulsarán la llegada del solsticio de primavera, de la Semana Santa, del Día de la Cruz y de todo cuanto haya de llegar a nuestras latitudes.