La DANA y las ratas

Cuando la naturaleza desata su furia en forma de inundación, al desastre producido por las aguas desbocadas se añade la presencia de seres de desagradable aspecto, repugnante comportamiento y naturaleza nociva. El miedo hace huir a las ratas de las cloacas donde fijan su residencia en zonas habitadas por el ser humano. Excelentes nadadoras, no temen a las aguas estancadas ni a las mansas, donde, coprófagas, se alimentan de inmundicia y descomposición, pero entran en pánico si la quietud es alterada por un aumento del caudal.

La lluvia caída en Valencia y otras zonas de España, con virulencia de diluvio universal, ha debido arrastrar y diezmar la colonia de estos cuadrúpedos desagradables ahogados en el fango del agua mezclada con la suciedad. El mismo día del desastre, hizo su aparición otra especie tan repudiable, asquerosa y dañina como la de los roedores: se trata, como canta Paquita la del Barrio, de las ratas de dos patas. Acuden cuando sospechan que el peligro ha pasado y carecen de escrúpulos para sacar provecho de los efectos de cualquier catástrofe.

Esas ratas se han dedicado al saqueo y la rapiña amparadas en la sensación de impunidad al socaire del desconcierto de la población. Unas ratas han asaltado supermercados y tiendas de alimentación por instinto de supervivencia para aplacar la sed y el hambre dado el desabastecimiento sobrevenido. Otras han asaltado comercios ajenos a la alimentación por mero instinto criminal, por inhumana codicia para obtener unos euros en el mercado negro o por vicio enfermizo, como las que han asaltado y esquilmado una simple juguetería.

Es costumbre, ante desastres y tragedias, la aparición de una especie de rata, en boga en los últimos tiempos, transmisora de virus letales para la convivencia como son el bulo y la desinformación. Cuando se hablaba de desaparecidos y de cuantiosos daños, lejos aún de la horrible y creciente cifra de muertos y de la ruina de miles de familias, aparecieron ratas propagadoras de bulos como Abascal y ratas negacionistas como Bosé y Lomana, amén de la plaga de influencers, youtubers y tiktokers cuyas mentiras se hacen virales en la redes.

Bosé, lastimoso zombi decadente, vuelve a presentar síntomas de adicción al rechazar la evidencia científica como causa de la DANA y al hablar de conspiraciones indocumentadas. Abascal, impresentable, ha sacado su arsenal de desinformación con el nada patriota “los españoles primero” para mezclar de forma despiadada las sangrantes cifras de personas muertas, desaparecidas y arruinadas con las falsas paguitas a los menas. Bosé y Abascal confluyen en el novedoso bulo de que alguien no identificado dinamita presas y pantanos.

La rata carroñera, la más repugnante de las cloacas, hizo su apoteósica aparición en el caos para remover el fango del que trataban de escapar sus congéneres en la alcantarilla pepera. Feijóo, el político más ramplón de las últimas décadas, todo un bluf, no ha dejado escapar la ocasión para utilizar los cadáveres como arma de propaganda idónea de cara a la pesca de votos en aguas revueltas echando mano de la especialidad de las ratas de su partido con Gamarra y Tellado a la cabeza y Ayuso en la retaguardia: la mentira reiterada.

Manos Limpias, flautista de Hamelin para las ratas togadas, ha denunciado a la AEMET como parte de su pestilente campaña. No se harán esperar las ratas más resabiadas y viejas para señalar al Gobierno de España (ETA y Catalunya) como culpable: no cabe duda de que Aznar y Felipe asomarán sus bigotes, rabos y hocicos para exculpar a las energías fósiles (en cuyas madrigueras viven como sátrapas) de la hecatombe. Lo resumió hace días la rata Tellado: “Nuestra obligación en esos momentos es echar a Sánchez del Gobierno”.

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