La ferrea convicción de una militancia centenaria
Llegarán los análisis en profundidad sobre el resultado y las consecuencias de las Elecciones Generales celebradas ayer en nuestro país, sin duda. Pero hoy considero que lo más justo, lo más honesto y a lo que me siento agradablemente obligado, es reconocer y ensalzar el impresionante papel desempeñado en estos meses por la militancia socialista. Su férrea convicción, su inquebrantable lealtad y la conciencia de su papel en esta campaña, han sido determinantes para conseguir el resultado electoral del 23 de Julio.
Una militancia espoleada por la firmeza de su líder, la contundencia de sus propuestas políticas, la conveniencia de continuar con esas políticas y el entusiasmo mostrado también por el anterior presidente socialista del gobierno. A la par que muy motivada por la burda manera de atacar esa acción por parte de unas derechas que sólo pretendían arramblar con todo lo conseguido. Y porque no decirlo, una militancia enrabietada por el silencio incomprensible de otros antiguos líderes, a quienes se tiene tanto respeto, que ni ha hecho falta mencionarlos para que dicha militancia les haya sobrepasado, de largo, en lealtad, compromiso y coherencia.
Una militancia que no ha decaído ante el bombardeo diario de encuestas y trackings (verdaderos, inventados o mediopensionistas), de opinadores que lo daban todo por hecho, que no paraban de intentar asfixiar a la opinión pública con la inevitabilidad de un resultado. Vamos, como si ya no hiciera falta votar, que con las encuestas era suficiente para determinar el resultado, que no había en juego más que la magnitud del resultado proclamado. La verdad es que tanta insistencia ha sonado a ridícula parodia, pues ningún militante socialista era ajeno a la dificultad del momento político. Cómo tampoco lo era a la posibilidad de revertir la situación. Algo que no llegaron a contemplar tantas supuestas inteligencias opinantes juntas.
Una militancia que libremente conecta con todas las televisiones que quiere, que lee los periódicos que quiere, pero que, sin la más mínima duda, sabe quienes y porque le están intentando colocar según que mensajes. Unos con claro afán desalentador y desmovilizador, otros apelando a los bajos instintos, otros directamente falsos. Pero que una vez realizado el ejercicio del consumo televisivo y mediático, no ha dudado en echarse a la calle a hablar con vecinas y vecinos, compañeras y compañeros de trabajo, familiares y amistades, para compartir la realidad del día a día. Que son los salarios, las pensiones, los derechos, la protección y la libertad. Y contra eso no hay quien pueda.
Una militancia que, por supuesto respetuosa con todas las opiniones, se ha negado categóricamente a comprar el discurso de quienes, desde fuera del PSOE, han pretendido diseñar y configurar que PSOE debía ser, cómo debía pensar y actuar, cómo debía organizarse y hasta quien debía dirigirlo. Para, naturalmente, seguir sin votarlo. Algo inaudito que la sabia y tenaz militancia socialista ha rechazado de plano.
Una militancia que sin necesidad de ser experta en derecho constitucional, sabe, porque siempre lo ha sabido, que en democracia, gobierna quien tiene mas apoyos, quien es capaz de concitar más votos parlamentarios, más consensos. Que no ha comprado la falacia de la lista más votada, lo haya proclamado quien lo haya proclamado. Porque la militancia del PSOE, como la totalidad de la sociedad española, ha visto, ha entendido y ha comprendido, desde las Elecciones Municipales de 1979, que es bueno, es sano y es democrático que diferentes fueras políticas puedan ponerse de acuerdo en un programa, unas medidas y unas propuestas, y que sean capaces de convivir en pos de ese programa, siempre que éste goce del suficiente apoyo político. Lo ha visto desde entonces, en ámbitos locales, autonómicos y estatales. Y no ha entendido porqué ahora, en estas elecciones, eso no tenía que ser igual de válido e igual de legítimo.
Una militancia que ha compartido con la mayoría de la sociedad que los objetivos políticos por los que merece la pena luchar son costosos, pero no imposibles de lograr, si se pone interés y verdadero empeño en ello.
Y que eso es mucho, pero mucho más importante, que el abusivo y patético recurso a Frankenstein. Entre otros motivos, porque el tal, en el fondo, no dejaba de ser una criatura fea y deforme, si, pero no exenta de buenas intenciones. Y que quien verdaderamente asusta, da miedo y causa terror, porque chupa la sangre, era Drácula. Impedir que éste alcanzara el poder se ha demostrado un objetivo más loable.
Por todo eso y por mucho más, hoy, 24 de Julio de 2023, lo más noble, honesto y justo por mi parte es reconocer, reivindicar y sentirme profundamente honrado con compartir militancia socialista con tantísima buena gente.
Me parece fantástico este artículo.