La justicia poética de la biblioteca de Las Palomas

En este mes de abril se cumplen 3 años de la victoria de las vecinas y vecinos del Zaidín, que, agrupadas en una Plataforma, concitaron la simpatía de la ciudad por su Biblioteca y el apoyo de todo el mundo de la cultura de Granada y el resto del país. Hubo que pasar un desierto de 1718 días sin Biblioteca. Pero se consiguió.

El cierre lo perpetró el entonces Concejal de Cultura con el PP, que llegó a Alcalde fugaz, ¿recuerdan?, el ínclito Juan García Montero. Utilizo la palabra “perpetró” porque fue con tal alevosía, agosticidad e insensibilidad propia de una acción delictiva. Incluso llegaron a mandar a los antidisturbios municipales para desalojar a la gente que se agolpaba en la puerta de la biblioteca defendiendo sus libros.

Lo que no tuvo en cuenta el Concejal del momento, fue que para el vecindario del Zaidín, la Biblioteca de las Palomas no era un equipamiento cultural más, era parte de sus vidas, de la vida de tres generaciones que, en buena medida, aprendieron a leer entre sus libros. Y eso no se puede quitar cerrando las puertas desde una decisión política. Las vecinas, principalmente, abuelas, madres e hijas, se rebelaron y en plena ebullición quincemayista comenzaron a responder con cultura y con amor. Amor a su biblioteca, a su barrio, pero sobre todo a ellas mismas. Siempre pusieron por encima el bienestar del colectivo antes que “la lucha”. El fin nunca justificó los medios. ¡Qué lejos quedan estos principios de la política de personalismos partidistas que se practica de hoy! Durante 5 años mantuvieron una lucha sin líderes, ni figuras que se apropiaran del loable objetivo.

Durante cientos de días, casi dos mil, el trabajo fue incesante, resistente y útil para su barrio. Hoy salen líderes por doquier, que montan partidos unipersonales a izquierda y derecha. Este paralelismo no es gratuito. Refleja dos planos diferentes de una misma realidad, que es la ciudad de Granada, como ejemplo paradigmático de cómo la ciudadanía que hace política en el día a día va por un lado y los políticos profesionalizados van por otro. Y yo me pregunto, en qué afectó esa mala decisión al político, a Juan García Montero. Qué pasó con su carrera a partir de entonces. En algunos mentideros se dice que su cabezonería le consumió y le hizo caer en desgracia política. Muchas personas importantes de la cultura más mediática le afearon el cierre. Algunos de los más significativos fueron los escritores Andrés Neuman, Antonio Muñoz Molina, Rosa Regás, Rosa Montero o los músicos Miguel Ríos, Juan Pinilla, y un larguísimo etcétera. Sin embargo, en estas fechas, resurge de sus cenizas, creando otro partido que, según dice el propio García Montero, aspira a ser “bisagra”. Alguien que mantuvo cerradas las bisagras de la puerta de una Biblioteca, dudo mucho que sea capaz de nada más en su vida política.

En este capítulo de la historia de la infamia política y de la lucha ciudadana, el PP, y su Ayuntamiento, no fueron los únicos protagonistas, por desgracia. En qué afectó la inacción de la Junta de Andalucía y la entonces Delegada de Cultura, Ana Gámez, que tuvo en sus manos haber tomado las riendas del asunto para solucionar el entuerto y reabrir la Biblioteca. La Junta del PSOE ha sido especialista en desprenderse del afecto de algunas personas que sentían cariño por las siglas socialistas, pero que, al ver la reacción de la todopoderosa Junta en los asuntos que les afectaban gravemente, se han dado cuenta que ese socialismo no estaba de su lado. Son muchos los ejemplos recientes, no sólo el de la Biblioteca de Las Palomas, podríamos hablar de la forma de plantear la fusión hospitalaria, la falta de reconocimiento del ciclo completo de 0 a 6 años de las Escuelas Infantiles Municipales o el ninguneo al premiado comedor ecológico del Colegio Gómez Moreno de Granada. Y aún hay quien se extraña en el PSOE de los resultados electorales en Andalucía.

Pues, aunque los egos de los políticos no les dejen ver más allá de su ombligo, soy de la opinión de que sus acciones, cuando son insensibles a las necesidades de la gente, al final les acaban minando, antes o después el tiempo pone a todo el mundo en su lugar político. El problema es que son renovados por otros personajes que, muchas veces, acaban por tener los mismos vicios de guiarse por intereses que no son los de la ciudadanía.
Cuando las vecinas y los vecinos de un barrio como el Zaidín son resistentes, independientes y feministas en sus reivindicaciones, dan lecciones de política a los políticos profesionalizados. Porque si la política no trata de analizar las necesidades de las personas y proponer soluciones a las mayorías y minorías, no sé a qué llaman política y a qué juegan con nuestro dinero.

Han cambiado mucho las cosas estos años en la política de Granada. Los valores del cuidado, del feminismo de barrio, imperfecto pero real, de lo colectivo, de la cultura popular, de la cooperación, nunca valieron a las derechas. ¿Pero, y a las izquierdas?
Una semana como esta, un mes del libro como este Abril, 8 años después del cierre y 3 años después de la reapertura de la Biblioteca de Las Palomas, la dignidad en la mirada de todas esas mujeres que lucharon por su biblioteca merece muchos homenajes. La situación de todos los políticos que generaron el problema, o no quisieron solucionarlo, y que vieron truncadas sus vidas en sus respectivos partidos, me parece justicia poética.

* Si alguien quiere saber más sobre la lucha por la Biblioteca de las Palomas puede entrar en: http://nocierrebibliotecadelzaidin.blogspot.com/

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