La nada

La nada se define en el Diccionario de filosofía de Mario Bunge como la ausencia e inexistencia de cualquier objeto. En sentido común, la Wikipedia nos dice que la palabra “nada” se usa para referirse a la ausencia de objetos determinados en un lugar y tiempo. Para el budismo es el estado vacío de la mente. Justamente lo que puede aplicarse al acto propagandístico de la candidata Diaz Ayuso a presidenta de la Comunidad de Madrid, que ha tenido la ocurrencia de enviar una carta a los ciudadanos, en la que por una cara tiene escrita la palabra “libertad”, sin más, mientras que por la otra, no dice nada. Nada de nada.

Dicen que es la primera vez que un candidato, en este caso candidata, a unas elecciones, es tan atrevido, ofreciendo la nada. ¿Un error de sus estrategas de campaña? En absoluto. Todo lo contrario. Desde el punto de vista del marketing electoral creo que es todo un acierto, pues sitúa el debate justamente en el punto que a ella le interesa, adelantando así al resto de candidatos y tomando la iniciativa para centrar el foco mediático en el concepto más trivial y vacuo de libertad. El mismo que puede tener cualquier dictador. Libertad para ir a los toros, para ir a la playa o para tomarse unas cervecitas en el castizo Chamberí. Es lo que ahora interesa. No el concepto de libertad como el superior derecho que asegura la libre determinación de las personas y el libre acceso a unos servicios públicos de calidad. Es la frivolidad en estado puro. La nada más absoluta. Pero ¿qué es lo que realmente esconden estas derechas recalcitrantes? Veamos.

Madrid es la Comunidad que menos invierte en Sanidad. El gasto en conciertos ha subido más de un 300%, lo que indica que ha habido un trasvase claro de dinero público al sector privado. Se han incrementado los aseguramientos privados hasta un 36,6 % de los ciudadanos. Se construyó un gran hospital privado, el Isabel Zendal, que costó más del doble de lo presupuestado, que no tiene quirófanos y que se dotó con personal que se traspasó desde otros hospitales públicos. Nunca se contrataron los rastreadores adecuados para seguir la pandemia. Las UCIs están sobreocupadas. Organizan actos propagandísticos de vacunaciones masivas en grandes centros, pero no se dota de medios a la Atención Primaria, que podría ser la alternativa más efectiva y cercana al ciudadano para la vacunación contra el COVID. En las residencias de mayores, se dieron órdenes para impedir el traspaso de los residentes a los hospitales. Murieron solos y desamparados en sus habitaciones. Y estas residencias no se medicalizaron hasta que entró la Unidad Militar de Emergencias, enviada por el Gobierno Central y coordinada por la Vicepresidencia de Asuntos sociales. Aunque está comprobado que los contagios por coronavirus se producen en los actos sociales, sin embargo, la Comunidad de Madrid sigue sosteniendo que el 80% de los casos se producen en las casas. De ahí la relajación de las medidas de control y su enfrentamiento permanente al Gobierno central y al resto de Comunidades, utilizando la pandemia como arma de propaganda electoral. De esta forma, no es casual que la Comunidad de Madrid, hasta el 21 de marzo pasado haya sido la de mayor exceso de mortalidad (un 43% más que años anteriores).

En el asunto de los impuestos, en los últimos 10 años han regalado 8.000 millones de euros a los 17.000 madrileños más ricos, reduciendo el Impuesto de Patrimonio. Madrid tiene el tramo autonómico del IRPF más bajo en España. Y han prometido una rebaja del 0,5% adicional. Esto supondrá que al 30% de madrileños, que son los que cobran menos de 12.000 euros al año, no les reportará ninguna rebaja. Al 40%, que son los que ganan menos de 30.000 euros al año, se les rebajarán solo 5 euros al mes. Al 22%, que son los que cobran 60.000, les rebajarán 11 euritos. Y solo al 8% restante, que son los que cobran más de 60.000 euros al año, les rebajará hasta 4.500 euros. La rebaja de 30 millones de euros en el impuesto de Donaciones y Sucesiones de tíos a sobrinos y entre hermanos, beneficia solo al 0,16% de los madrileños, es decir, a 11.000 personas.

En Educación, Madrid es la Comunidad que menos invierte por alumno y la que más dinero concede a la educación concertada (donde el PIN parental está implícito). Desde 2009, la educación concertada ha incrementado el 26,6% de ingresos, y el gasto total un 1,3% más. Esto supone que los madrileños se gastan un 62% más en educación que cualquier otro español, pero la Consejería de Educación no se ha comprometido aún a mantener el contrato a 9.000 profesores que ayudan a que las ratios sean más reducidas.

El paro registrado en las oficinas del Servicio Público de Empleo Estatal ha crecido en los últimos 12 meses un 11,31% de media en España, mientras en la Comunidad de Madrid lo ha hecho casi el doble, un 21,41%. El déficit de la Comunidad de Madrid ha sido aliviado por la transferencia extraordinaria de 3.300 millones de euros del fondo COVID por el Gobierno, pero el anticipo electoral paralizó parte de esta inversión. La deuda pública de la Comunidad de Madrid ha alcanzado 34.604 millones de euros entre 1995 y 2020, creciendo en 31.798 millones de euros. Madrid no destinó ni un euro del pacto de Estado contra la violencia machista a su dirección de igualdad en 3 años. También es la tercera Comunidad que menos invierte en I+D+i. Un juzgado de Madrid ha tenido que anular la venta de 3.000 viviendas sociales a un fondo buitre. Es la única Comunidad que no ha sido capaz de sacar adelante unos presupuestos en dos años y solo ha aprobado una reforma, la Ley del Suelo, para liberalizar más el suelo, beneficiando a sus amigos constructores. Y es la Comunidad con mayor índice de desigualdad del país.

El debate, por tanto, no está en tener libertad para tomar “cañas”, como dice la señora Ayuso, sino en ser o no demócratas. Es curioso que sea la hostelería de Madrid el sector que más apoya a la señora Ayuso, cuando es el único de España que aún no ha recibido ayudas directas de su Comunidad. Lo cierto es que, detrás de todo este teatro mediático y del discurso de odio y violencia, lo que hay es un plan perfectamente diseñado por la derecha y la extrema derecha, para desmantelar el Estado de Bienestar en la Comunidad, como primer paso, para un desmantelamiento posterior a nivel estatal. Por estas razones, las elecciones del 4 de mayo van más allá de la propia Comunidad de Madrid.

Días atrás, un buen amigo nos decía que, pese a estar prejubilado y vivir en Granada, seguía manteniendo la residencia en Madrid. Pero que el próximo 4 de mayo tenía pensado viajar hasta allí para ejercer su derecho al voto. Es la única forma, nos decía, de frenar este sin sentido y el planificado ataque a nuestros derechos y libertades. Un buen ejemplo, que nos hace mantener aún la esperanza.

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