Las energías renovables a debate

Durante los últimos doscientos años las emisiones globales de CO2 han crecido a un ritmo constante del 1,6% al año. Pero el reparto es complejo. Los países de altos ingresos reducen estas emisiones a un ritmo del 0,7% anual en EEUU y del 1,4% anual en la UE. Esto se produce debido a que se ha alcanzado un nivel de vida confortable y el consumo de energía se ha estabilizado. Sin embargo, la realidad de los países de ingresos medios y bajos es distinta, pues el consumo de energía crece con rapidez, sin que el incremento de la energía solar y eólica sea suficiente para cubrir su demanda (Clen Peters, 2022).

De cualquier forma en el mundo el uso de los combustibles fósiles sigue sigue siendo mayoritario, pese a que las fuentes de energías no fósiles (biomasa, hidroelectricidad, nuclear, solar y eólica) se incrementa algo, aunque se mantiene en un 22% aproximadamente, porcentaje que es necesario aumentar para evitar los efectos más peligrosos del cambio climático. El problema es que todas estas energías alternativas tienen sus ventajas y sus inconvenientes.

Así, la energía solar tiene un potencial inmenso, pero requiere mucho espacio, si se quiere producir grandes cantidades. La energía eólica también es fácilmente disponible, pero provoca importantes impactos en la fauna local y en las personas que viven cerca de ella. Y también ocurre con el hidrógeno verde, que necesita grandes cantidades de agua o de otras energías renovables para producirlas. Estas tres últimas fuentes de energías renovables están provocando intensos debates en el mundo. También en nuestro país.

En el caso del hidrógeno verde, el verano pasado vivimos un episodio muy desagradable en nuestro municipio, a consecuencia de la persistente sequía que se padecía. Esta situación, que llevó a que se disminuyera el caudal de agua del río a poco más de 80 litros por segundo en el mes de agosto, frente a los 300 litros por segundo de años atrás, ocasionó problemas en el regadío. Cierta falta de sensibilidad de las administraciones a la hora de aplicar el caudal ecológico de forma drástica, sin aviso previo, sumado a la radicalidad de algunos grupos ecológicos minoritarios, que exigían a toda costa ese caudal ecológico, provocó las iras de los pequeños agricultores, que no sin razón, protestaban ante la pérdida de todas sus cosechas. Pero, también ocasionó una reacción casi violenta cuando alguien les dijo que todo esto ocurría porque el organismo de cuenca proyectaba la construcción de una instalación de hidrógeno verde que requeriría casi todo el caudal del río. No era así, pero el mensaje caló y las reacciones de los agricultores, tradicionalmente aliados del medio ambiente, se volvieron contrarias a los mensajes ambientalistas.

Algo similar está ocurriendo con parques eólicos y solares, que requieren grandes extensiones de terreno para la producción masiva y que generan importantes impactos en las poblaciones. Por esta razón, la organización ecologista Greenpeace ha difundido un informe titulado “Renovables respetuosas con las personas y la biodiverdidad”, cuya lectura resulta de sumo interés. Me he detenido en ciertas malas prácticas que se llevan a cabo en estos productos y también en las buenas prácticas más comunes.

Una muy corriente es la innecesaria implantación de energías renovables de gran escala en suelo en zonas protegidas por valores ambientales o de alta sensibilidad ambiental, dado el suficiente potencial renovable en las zonas no protegidas. Por ejemplo, según esta organización, a nivel estatal en muchas Comunidades Autónomas aún no está prohibido presentar proyectos en zonas de la Red Natura 2000. Esto facilita que los promotores elijan emplazamientos no adecuados. Entre los ejemplos de estas malas prácticas, nos señalan uno en Cataluña (Parque fotovoltaico Geoide II); cuatro en Galicia (Acibal, Vellos, Corme G-3 y Oribio), uno en Andalucía (San Martín del Tesorillo y Casares); tres en Navarra (Peralta, El Cavar; Enériz-Tirapu); tres en Aragón (Maestrazgo PEOL-449 AC, Alpeñés; Hiberus); dos en Castilla La Mancha (Aurora Solar, Romeral). En todas ellas hay elementos de impacto cultural y arqueológico, expropiación forzosa y falta de diálogo con las comunidades, además de impago de impuestos por parte de los promotores.

Pero también se destacan buenas prácticas en el estudio, como una participación temprana de las comunidades locales, uso compartido del suelo de la planta renovable con otros usos previos (agricultura, pastoreo, apicultura…) o con otras fuentes de energía; fomento de empleo local, reducción de los gastos energéticos de empresas locales o personas vulnerables; apertura a la participación ciudadana en la inversión de la planta; evitar la implantación de la planta en zonas protegidas o de alta sensibilidad ahí donde no está ya prohibido; evitar la implantación de grandes plantas en zonas agrarias consideradas de interés y especial relevancia (por ejemplo la Vega del Genil en Granada); o evitar el uso de la expropiación forzosa de los terrenos.

Es decir, la transición ecológica hacia la descarbonización ha de ser justa y equitativa. De lo contrario, se estará dejando abonado el terreno para ser ocupado por los negacionistas del cambio climático y por los intereses de las grandes corporaciones de energías fósiles.

 

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COMENTARIOS

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    Manuel 6 meses

    Creo que en el último párrafo esta la clave de la evolución hacia las renovasbles. a mí me ha calado el eslogan energía solar sí, pero no así. Por supuesto plantar solares en la vega o atravesarla de líneas de alta tensión me parece un sinsentido propio del lugar.

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